Matthew Gray erige un escultura monumental de azúcar de manera ilegal en una bodega quemada de Baltimore. El obelisco de colores cuenta con una altura de tres metros y fue hecho con la receta de una barra de dulce. Para su creación, el artista Matthew Gray necesitó tres mil kilos de azúcar, mil cien kilos de jarabe de trigo y ciento veinte litros de agua. El artista no cuenta con ningún permiso para instalar la obra en esa zona. La yuxtaposición de la alegre barra gigante y sus alrededores resulta incómoda, sugiriendo la explotación de un barrio pobre por su valor polémico. Para el artista, esto solo forma parte de sus expectativas de retar al espectador. «El dulce es una trampa, porque busca atraerte a él, llevándote en realidad a un lugar peligroso». El sitio fue abandonado por sus dueños en el año 2001, para más tarde, en 2014, ser consumido por un incendio. Declarado como un sitio inseguro por las autoridades, la demolición de la bodega ya ha sido programada, y se le ha pedido a sus habitantes mantenerse alejados. Por ahora, el desolado edificio es hogar de la dulce obra de guerrilla God Bless the Child. «Las abejas ya han comenzado a reunirse a sus alrededores. Los insectos se alimentan de ella. La lluvia ha comenzado a deformarla», declaró Gray sobre su obra biodegradable, notando lo inevitable. «La construí para que fuera destruida». God Bless the Child continuará en exhibición en el este de Baltimore hasta que sea retirada por las autoridades o sea destruida por su entorno.
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