#RopaSucia está pensada como un lavadero comunitario para compartir experiencias de misoginia, exclusión y otro tipo de prácticas que denigran o invisibilizan el trabajo hecho por mujeres en el medio cultural.
Nació como un proyecto para la galería House of Gaga que presentaría varias piezas de poetas en la Galería Libertad en julio de 2015. Empezamos a jugar con el chiste de language poetry, que luego derivó en slang wash poetry, pero no iba por ahí, hasta que recuperamos el tema del trabajo escrito por mujeres y unas estadísticas que habíamos documentado sobre premios y becas, y con esos datos duros en mente y un chorro de testimonios propios y ajenos que escuchamos de colegas escritoras nos pusimos a echar lavadero en chats. Luego todo tomó sentido, #RopaSucia, jabones Zote, la idea de bordar ropa, la tuiteada… Acabó así: lanzamos el hashtag para recuperar frases que funcionarios culturales, colegas escritores y artistas tutti frutti soltaban denigrando el trabajo de sus compas mujeres, las bordamos en chones y demás trapitos, ensuciamos la ropita con vino tinto, café y tinta china y la pusimos a orear, al lado de las estadísticas representadas con jabón Zote, que mostraban la proporción de hombres y mujeres en algunos de los principales reconocimientos nacionales para literatos e intelectuales.
Con esto descubrimos que muchos artistas y escritores se ponen bravos cuando se les dice que están replicando prácticas machistas en su vida cotidiana o laboral, en su proceso creativo, su obra y la promoción y el valor monetario de la misma, ya que las instituciones culturales (tanto estatales como privadas) permiten, legitiman y mantienen la exclusión, la agresión y la invisibilización hacia las mujeres.
Con los tuits, muchos hombres y también algunas mujeres se pusieron medio locos. Parecía que estábamos haciendo acusaciones individuales –lo que, por cierto, no tendría nada de malo–, pero no, justamente lo que buscábamos era señalar las prácticas machistas normalizadas dentro del intocable mundo del arte y la literatura en México, y con eso exponer el hecho de que el trabajo escrito por mujeres es menos visto, antologado, presentado, publicado y valorado, como muestran las listas de premiados. No hicimos una cacería de brujos, sino una recolección de conjuros gandallas que invisibilizan el trabajo de las mujeres o hacen que se le considere como una excepción.
Creemos que es importante orear (discutir) esto porque hasta ahora no había sido más que un tabú; un sesgo del que se han beneficiado (beneficiado entre comillas, porque la exclusión y la falta de diversidad en realidad no benefician a nadie) cientos de escritores y artistas. Además, en una comunidad que trabaja con la palabra es grave que se sigan reproduciendo prejuicios y negando otras visiones del mundo, otros lugares desde dónde ponerse a ver las cosas. Porque las otras violencias, las que llegan a los feminicidios, parten de considerar a las mujeres como seres inferiores o utilizables.
A continuación una antología de frases del lavadero comunitario, experiencias de misoginia y exclusión:
«Que cuando escribas no se note que eres mujer».
«El ensayo está tan bien hecho que parece que lo hizo un hombre».
«Tu poema es muy de chica».
«Entendemos que tienes un hijo, por eso a lo mejor esta beca no es para ti».
–Director de una fundación que otorga becas de creación literaria
«Prefiero que seas puta a que entres a Letras».
«–¿No crees que son demasiados hombres en esa mesa de discusión?
–Tienes razón, hay que invitar a una mujer de moderadora».
«Prófugas del metate».
«Debes trabajar más, ve cómo está mi escritorio. ¿Por qué no lo arreglas?».
–Jefe en Conaculta
«No te puedes dedicar a escribir e investigar. Si no tienes hijos, te vas a volver una amargada. Mira a esa poeta, eso le pasó».
«Ella no escribe mal, pero acá entre nos, la poesía es cosa sólo de hombres».
–Historiador de la literatura
«Así que estás embarazada. Y tú que querías escribir poesía, ni modo, tu hijo será tu obra».
«–¿Escribes? ¿Poesía o novela romántica?
–En realidad terror, ciencia ficción, fantasía.
–¡Pero eso no le gusta a las mujeres!».
«Como no eres puta ni amable ni guapa, no te va quedar otra que escribir bien, si quieres hacer carrera literaria».
«Yo te edito tu novela, págame en mi casa después de las revisiones».
«A la verdadera literatura sólo la escriben los hombres».
–Alguien en el Fonca
Este texto apareció en La Tempestad 111 (junio de 2016)
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