Nuevamente, por enésima ocasión, un álbum de Matthew Herbert que descoloca. Si en 2001 sorprendió con Bodily Functions, una obra que lograba construir música tecno desde los sampleos de los sonidos del cuerpo en actividades cotidianas, quince años después, en A Nude – The Perfect Body, ese cuerpo ya no ofrece formas reconocibles. Los sonidos provienen de una especie de performance: Herbert grabó los sonidos de un cuerpo desnudo en un cuarto durante 24 horas. Después los condensó en ocho actividades: dormir, despertar, acicalarse, herirse, comer, moverse, venirse y cagar (esta última, curiosamente, ha sido etiquetada por Spotify como “explícita”). Esta vez, los ritmos y las texturas del cuerpo son los que dictan las estructuras de los temas: “Is Sleeping”, por ejemplo, se extiende por una hora y su ritmo es cadencioso, moroso, su ambiente es oscuro, etc. Si la cultura del sampler ha sido llevado hasta extremos casi cómicos (Matmos haciendo música a partir de su lavadora en Ultimate Care II), con Herbert encuentra bordes más fértiles.
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