Entre bromas y fantasías de fanáticos, hace años que Bob Dylan se había convertido en uno los favoritos sentimentales en las apuestas del hipódromo del Nobel de Literatura. Hoy la Real Academia de las Ciencias de Suecia le otorgó la histórica moneda dorada.
Nadie pone en duda la materia literaria, narrativa y poética, de la que están hechas las canciones del trovador de Duluth, hace más de medio siglo que sus letras han estado echando raíces en diferentes estratos de la cultura popular. Robert Allen Zimmerman es un escritor vital. ¿Se merecía el Nobel de Literatura? Pregunta cuando menos absurda: ¿quién merece ganar una carrera en la que ni decidió participar? La Academia Sueca eligió premiar a Bob Dylan por razones académicas e intereses de legitimidad, recordemos que la academia vive tiempos difíciles.
Tampoco hay duda sobre la sacudida, ya no populista, sino política que habría provocado, por unos días, el otorgamiento del Nobel al poeta Adonis. Y ya no digamos la locura que se habría desatado de haberlo ganado el argentino César Aira.
Inseparable del mundo de las letras, la música de Dylan no necesita el reconocimiento académico, sin embargo la Academia Sueca sí necesitó del símbolo Dylan.
¿Los tiempo están cambiando o los cosas han cambiado?
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