El colectivo escénico Lagartijas Tiradas al Sol estrena hoy en la Ciudad de México el proyecto La democracia en México, en el Teatro La Capilla. La nueva pieza está formada por Veracruz (2 de agosto, 17:00 hrs); Tijuana (2 de agosto, 20:00 hrs) y Santiago Amoukalli (4 y 5 de agosto, 20:00 hrs). Mayté Valencia entrevista a Luisa Pardo y Gabino Rodríguez, las lagartijas.
Mirar la democracia en y desde México parece un tema imposible: una lucha perdida entre lo que debería ser y lo que es en verdad; entre el ideal y la realidad. ¿Cómo hablar de democracia en un país en el que los periodistas son amenazados, las urnas se llenan de votos comprados, los políticos no representan y la violencia impregna todo el entorno?, ¿desde dónde entender un ideal que a todas luces ha fracasado? La democracia en México es un proyecto de la compañía Lagartijas Tiradas al Sol que busca reflexionar sobre este concepto a partir de diversas perspectivas –sociales, históricas, biográficas, ficcionales– con la intención de entender mejor el lugar donde ahora estamos parados y de mostrar las distintas realidades que configuran nuestro país.
A cincuenta años de la publicación del libro homónimo de Pablo González Casanova, la compañía se pregunta qué se entiende hoy por democracia y cómo es que nos relacionamos con este concepto. Para la agrupación no existe una sola experiencia democrática, sino varias. No es lo mismo vivirla desde la Ciudad de México, a hacerlo desde estados como Veracruz o Tijuana. Las condiciones histórico-sociales son específicas en cada contexto y cada uno de ellos muestra una cara muy diferente de este sistema. Es así que este proyecto consiste en la realización de treinta y dos piezas (una por cada estado de la República) que desembocarán en diferentes medios y formatos artísticos.
El día de hoy arrancan las tres primeras piezas –Veracruz, Tijuana y Santiago Amoukalli– de este ambicioso proyecto en el Teatro La Capilla. Compartimos una entrevista con Gabino Rodríguez y Luisa Pardo, quienes fundaron esta agrupación desde 2003, donde nos hablan sobre esta propuesta.
Vivimos una época de proyectos fracasados, donde la democracia –al menos en México– parece más un concepto abstracto e inalcanzable, que una realidad. ¿Cómo nos relacionamos hoy con esta idea y por qué les interesó trabajarla?
Gabino: A raíz del proyecto que hicimos sobre el PRI [Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán] quedaron muchas dudas abiertas sobre cómo se había constituido el sistema político mexicano en el siglo XX. El proyecto nació al darnos cuenta de que la experiencia democrática en México es muy distinta dependiendo del lugar en el que uno se encuentra. Nos interesa acercarnos a la democracia como ideal de convivencia y, a partir del libro homónimo de González Casanova (1965), buscamos trazar ese mismo diagnóstico que él hizo desde lo académico, pero en el ámbito artístico.
Luisa: Asimismo, pensar que ese libro se publicó cuando estaba el auge del “Milagro mexicano” y tiene muchas aspiraciones de México como nación moderna e industrializada. No obstante, a cincuenta años, ¿cuál es la realidad a la que las generaciones hijas de esos ideales nos estamos enfrentando?
Gabino: En los sesenta se tenía la idea de que los hijos iban a vivir mejor que los padres, pero eso se ha ido perdiendo. Hoy en día, si se ve en retrospectiva, lo que vivieron las generaciones anteriores –en términos de condiciones laborales o ante la posibilidad para cierta clase social de adquirir propiedades– parece mucho mejor. Al menos todo eso se daba por sentado, pero hoy no es así. Nos interesa trabajar y pensar todos esos ideales que se fueron transformando.
Luisa y Gabino. © Timeout México, Ciudad de México
Ideales que no se cumplieron pero que, de alguna forma, siguen operando. Se sigue hablando de democracia aunque sea una promesa incumplida…
Luisa: Actualmente hay una crisis conceptual de la democracia. Después de ser un gran ideal, ahora vemos alrededor del mundo que es una mentira, que fue una aspiración donde parecía que todos estábamos incluidos, pero en realidad no. Lo que se empezó a desentrañar con la crisis en España, en el mundo árabe, en Estados Unidos y en México es que realmente no estamos incluidos ni representados. Nos decían que sí, pero al querer tener una voz o buscar participar en la toma de decisiones, se veía otra cosa; y entonces se empezó a usar la fuerza del Estado y a haber represiones, entre otras cosas.
Parece que hay una gran coyuntura internacional donde la democracia está en entredicho y la pregunta es: ¿qué sigue?, ¿qué tenemos o qué tendríamos que hacer?, ¿qué aspiraciones podemos tener? Porque la democracia es una gran aspiración de la humanidad, pero si no está funcionando hay que cuestionarla. Tenemos muchas preguntas, más que aseveraciones.
Gabino: Pero también separar este concepto y verlo de otra manera. Porque hay una moda de criticar la democracia y de denostarla nada más porque sí. Sin embargo, denostar algo por los procedimientos antidemocráticos es algo complicado. Uno no puede cancelar un ideal por la manera en que es ejecutado. Entonces se intenta pensar cómo nos relacionamos con este concepto y ver qué está funcionando mal de esta democracia y qué funciona bien de la idea de democracia. Hay que separar eso para ver a qué aspiramos y qué se puede constatar en la realidad inmediata.
¿En qué consisten estas tres primeras piezas que presentan? Cuéntenme del proceso de creación.
Luisa: Veracruz. Nos estamos deforestando o Cómo extrañar Jalapa es una conferencia que nos pidieron en Santiago de Compostela (España), en el marco del primer aniversario del asesinato de Nadia Vera y Rubén Espinosa en la colonia Narvarte. No queríamos que pareciera que estábamos utilizando el tema para figurar dentro de la discusión –porque es muy complicado hablar de un suceso tan doloroso y tan reciente–, así que decidimos crear una pequeña conferencia con videos y testimonios de gente cercana, intelectuales y artistas que hablan sobre la situación actual de Jalapa. El eje rector es la represión y el cambio que hemos percibido en los últimos años. Yo viví ahí durante un tiempo y en algún momento parecía un lugar donde florecían las artes, donde había un intercambio cultural intenso y un fuerte desarrollo de las humanidades y las ciencias, sin embargo, al mismo tiempo, se convirtió en un sitio donde la sociedad abandonó la participación política y donde hay un avasallamiento del narcotráfico y de los políticos que están coludidos. Ahora Duarte es uno de los gobernantes más señalados, pero durante mucho tiempo, todo estuvo muy controlado, reprimido. La pieza es sobre mi relación con Jalapa y sobre este gran cambio que se fue dando, hasta que llegó a este punto tan trágico en el que dos personas huyen hacia la ciudad y son asesinadas. La obra es sobre cómo estos dos lugares que durante tanto tiempo fueron un eje de mi vida se convirtieron en un escenario tan atroz.
Gabino: Lo que queremos es que cada pieza tenga un eje rector que se vincule con el tema de la democracia visto desde siempre con una óptica distinta. En Veracruz la línea es la libertad de expresión y la forma en la que ha evolucionado históricamente. La obra de Tijuana es sobre el salario mínimo y la imposibilidad de vivir con ello. Aquí se ve cómo algo que está en la constitución, te obliga a vivir fuera de la ley. Esa contradicción se ve en muchas leyes mexicanas y nos parecía interesante explorarlo: decimos que ésta es la ley, pero todos sabemos que es imposible vivir bajo ella.
Derretiré con un cerillo la nieve de un volcán. © Lagartijas tiradas al sol
En el programa se lee que fue un experimento social y artístico, ¿en qué consistió?
Gabino: Principalmente fue artístico. Yo viví en Tijuana durante seis meses con una identidad falsa, mientras trabajaba por el salario mínimo en una fábrica. La obra es el recuento de eso. Si mantenerse a uno mismo es prácticamente imposible, ¿cómo vive la gente que tiene que mantener a alguien más? Las mismas estadísticas del gobierno califican a una persona que vive con el salario mínimo y tiene un dependiente económico como a alguien en pobreza extrema, entonces, ¿qué es para ellos la democracia?
Por su parte, Santiago Amoukalli es una obra sobre una comunidad en la sierra de Puebla donde se habla náhuatl. A nosotros nos sorprendió la idea de que hablaran una lengua que el presidente no habla y que ellos estuviesen representados en varias instancias por personas con las que simplemente no se pueden comunicar. Ese hecho lo trasladamos a esta experiencia donde nosotros también somos absolutamente extranjeros en esa comunidad.
Luisa: Pero no sólo por la lengua, sino por la ropa y el color de piel. Fuimos contratados por una asociación no gubernamental que considera al arte como una herramienta de transformación social y de ayuda. Nosotros pensamos ¿qué tanto ayudamos cuando creemos que estamos ayudando?, ¿qué tanto la palabra ayudar es la correcta?, ¿qué tanto ellos piden que los ayuden?, ¿qué tanto el arte es realmente una herramienta de transformación?, ¿por qué tendríamos que ir a transformar a alguien? Son muchas las preguntas que surgen en este proyecto que también gira en torno de una gran tragedia que es cómo este ideal democrático puede instaurarse sobre las fosas clandestinas y sobre las grandes tragedias que viven los pueblos. Porque su contexto es un contexto donde toda su vida han sido humillados, marginados. ¿Dónde está la democracia si ellos son utilizados como voto seguro? Es una discusión muy compleja que esperamos que el proyecto ayude a ampliar y enriquecer.
En las piezas se aprecian realidades donde el ideal democrático no se cumple.
Gabino: Pero a la vez, en ambas piezas, el ideal sigue ahí. El salario mínimo es una idea emancipatoria que fue una conquista de los trabajadores, así como lo fue el sindicato. El ideal democrático es vigente y no se puede criticar sólo por una cara.
Luisa: La realidad se va transformando. Muchas de las exigencias de los sindicatos ahora parecen sobre-exigencias, pero antes eran condiciones mínimas. Se trata de ver cómo la realidad se va transformando y de pensar cuál es nuestra visión de un mismo ideal pero que está puesto en otro lugar. En las tres piezas cabe la pregunta: ¿Nosotros a qué realidad pertenecemos en este país? En Veracruz hay gente muy afectada por la violencia desde hace años, pero como nosotros pertenecemos a cierta clase y tenemos ciertas actividades, eso no nos afecta hasta que crece y nos toca directamente. ¿Dónde estamos?, ¿dónde hemos estado todo este tiempo? Porque la crisis democrática ahora es insostenible, pero es un problema de años. Desde los sesenta –y mucho antes– ha habido gente marginada, que vive en contextos de violencia extrema, de represión. ¿Cómo nos estamos dando cuenta de ello?, ¿qué hacemos y qué no?
Veracruz. Nos estamos deforestando o Cómo extrañar Jalapa. © Lagartijas tiradas al sol
Precisamente, su trabajo intenta mostrar estas diversas caras de la realidad. Sus obras muestran las diferencias y relaciones entre la historia oficial y la que no lo es.
Gabino: Así como hay una historia oficial también hay una forma de crítica –digamos que de izquierda– que también está oficializada y la gente cree que su muro de Facebook es representativo del país. Sin embargo, no es así. Parte de este proyecto busca dar cuenta de ello, de que hay gente que tiene otras preocupaciones o que vota por el PRI, y que eso que nos parece la realidad en nuestras computadoras no lo es. Éste y otros proyectos tienen el objetivo de ayudarnos a entender un poco mejor el contexto que nos circunda y es a través del arte que logramos encuadrarlo de una forma que nos ayuda a vivir.
Luisa: O también buscamos descolocarnos del lugar donde siempre hemos estado. Tratar de ver las cosas desde otro lugar, dejando de ser quien somos, porque a veces sólo ser quien eres sin replantearse desde otro lugar también te da un camino sesgado. Y hacer preguntas nos confronta con nuestras propias certezas.
Gabino: Siempre hemos buscado que el trabajo tenga claridad y cierta simpleza, que la gente no se sienta intimidada. Siempre hay una línea narrativa que se puede seguir. Es importante ser claros, transparentes, que todo sea accesible. Actuar es básicamente ser otro, ver un lugar desde donde lo mira otro. Me gusta este carácter muy tradicional de nuestro trabajo que parte en este caso de la actuación. Una de las preguntas que sustenta este proyecto es el problema de la representación –si es posible representar a otro– que también es el problema de la actuación. Ahí mezclamos preocupaciones de carácter político con las del tipo artístico.
Preocupaciones que además van muy ligadas. Porque justo ahora se afirma que la crisis de la representación ha detonado nuevas búsquedas en las artes escénicas, donde este concepto es fundamental…
Luisa: Para nosotros es muy preocupante que el nivel de discusión política en nuestro país sea tan poco serio. ¿Cómo aspiramos a construir un país diferente si no somos capaces de concebir la política y la discusión política desde otros lugares? Estamos en trincheras donde vemos al otro que no piensa igual a nosotros como un enemigo. Somos incapaces de mirar los aciertos. Y no sé si es porque seamos inocentes o ignorantes, o porque realmente estamos cómodos en la ceguera. Pero un punto de partida importante para nosotros es empezar a discutir la política de otra manera, de descolocarnos. Yo no soy una representante incondicional de izquierda y eso me costó trabajo entenderlo. No somos incondicionales de nada y por eso nos hacemos preguntas todo el tiempo. ¿Dónde estamos representando lo que estamos representando?, ¿desde dónde generamos esta discusión?
Gabino: Intentamos sentirlo desde otro lugar. Considero que el teatro puede ayudar a hablar de política en la medida en la que puede reconfigurar la manera en la que sentimos la política, no tanto en la que la pensamos.
Santiago Amoukalli. © Lagartijas tiradas al sol
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