Hoy, más que nunca, la historia está siendo escrita por los publicistas: el branding político significa presencia y consumo. Los artistas lo saben, los políticos lo saben, los rebeldes lo saben, los cárteles lo saben, los gobiernos lo saben, los activistas también lo saben. Seis coyunturas sociales y políticas recientes, que utilizan estrategias publicitarias basadas en el diseño, confirman este síntoma de nuestros tiempos. Esta selección se publicó en nuestro número actual La Tempestad 114.
Karl Lagerfeld y Hudson Kroenig en la pasarela de Chanel en La Habana
Lagerfeld en la Habana
El 13 de agosto de este año el admirado revolucionario y polémico gobernante Fidel Castro cumplió noventa años de edad. Meses atrás, el domingo 1 de mayo, el Día de los Trabajadores, el modisto francés Karl Lagerfeld presentó en La Habana, acompañado del modelo de ocho años de edad Hudson Kroening, su colección Crucero 2016-17. Más recientemente, la representación olímpica cubana desfiló en la apertura de Río 2016 con uniformes diseñados por Christian Louboutin, que posee dos sucursales en Brasil. El mercado global finalmente abrió embajada en Cuba, Lagerfeld releva a Marx.
Publicidad de la CDMX en el Zócalo de la Ciudad de México
CDMX: capital turística
Entre otras cosas, la administración de Miguel Ángel Mancera se caracteriza por sus copias –en magenta– de programas de mejora de imagen urbana, seguridad pública, responsabilidad ambiental, movilidad y turismo creadas por otros países. Una de las más infames es la del logo CDMX para promover el turismo en la Ciudad de México antes Distrito Federal (DF). Inspirada, como muchas otras campañas publicitarias en otros países, en el I ❤ NY (1977) de Milton Glaser, las iniciales de la CDMX puestas en una letra paloseco (sin remates) son más un capricho nouveau riche que un intento por fraguar la identidad ciudadana.
Estado Islámico, un videojuego
La propaganda política moderna aprovechó formas religiosas, cinematográficas, artísticas y publicitarias para influir en las sociedades. Los eslóganes, uniformes, símbolos o logotipos siempre han acompañado los discursos, de izquierda y de derecha. La aparición mediática del Estado Islámico planteó una nueva forma de reclutamiento basada en las redes sociales, con videos que evocan la estética de las franquicias de videojuegos bélicos de first-person-shooter. A la vez, los colores de su bandera (blanco y negro) neutralizan referencias geográficas globales: es un logo diseñado para cualquiera.
El candidato republicano a la presidencia de EEUU Donald Trump usando una gorra con el eslogan de campaña Make America Great Again
Sueños de Trum
El Sueño Americano concede el deseo de hacer una carrera como celebridad o convertirte en el presidente del país. La población de los Estados Unidos consumirá cualquier producto que esté bien publicitado. Desde los ochenta, Donald Trump (descendiente de inmigrantes europeos) se ha transformado, mediante movimientos financieros y apariciones públicas, en un espectacular de carne y hueso. La marca Trump tiene al menos treinta años bombardeando al estadounidense promedio, con una contraparte crítica algo endeble. Ahora es el candidato del Partido Republicano a la presidencia de la nación de Walt Disney y Ronald McDonald, causando disgustos en el camino.
Manifestantes en uno de los rallys en Union Square, Nueva York. © Eduardo Muñoz Álvarez / AFP / Getty Images
Las vidas de los negros importan
Pocos movimientos sociales diseñaron un nuevo imaginario popular como el Partido Pantera Negra. Como saldo positivo, mientras las Panteras Negras combatían el racismo y el imperialismo estadounidenses –entre los sesenta y los ochenta–, se encargaron de revolucionar la cultura musical, la moda y la gráfica. Hoy, a pesar de que EEUU tiene un presidente demócrata afroamericano, los crímenes de odio racial por parte de los cuerpos policíacos contra la población negra no cesan. El movimiento activista Black Lives Matter ha emprendido una campaña pública, siempre acompañado de su bandera de guerra.
Línea de ropa-objeto para refugiados Adiff, diseñada por Ángela Luna
Moda para refugiados
Iniciada en 2011, la Guerra Civil Siria arroja hasta la fecha un saldo de más de diez millones de desplazados (más de cuatro millones de sirios buscan refugio en otros países). La crisis es severa. Entre las decenas de proyectos de diseño con buena voluntad, encontramos Adiff: una línea de ropa para refugiados sirios. Diseñadas por la recién graduada de Parsons Ángela Luna, las prendas pasan de la vestimenta al objeto, se transforman en casas de campaña o bolsas para dormir. Este doble uso, en teoría, ayudaría a mitigar la miseria de los refugiados.
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