Nació en la segunda década del siglo XX y se formó como ingeniero químico en Alemania, pero fue en su natal Perú, en la década de los años cincuenta, que inició con su labor como crítico, teórico y promotor de arte contemporáneo. Labor que consolidó con su llegada a México, en 1971. Entre 1972 y 1976 fungió como subdirector del Museo de Arte Moderno (MAM), posición que le permitió no sólo teorizar acerca del arte mexicano y latinoamericano, sino establecer un diálogo entre el país y el resto de la región trayendo obras de artistas como Sergio Camargo (Brasil), Alejandro Otero (Venezuela), Víctor Vasareli (Hungría), entre otros, además de formar parte activa en la decisión de la selección de obras que en esos años se sumaron a la colección permanente del museo y hacer de éste, como señala Sonia Ávila en el diario Excélsior, su «laboratorio de teorización artística».
Desde esta trinchera, la institucional, Juan Acha (Sullana, Perú, 1916-Ciudad de México, 1995) analizó el arte a través de los medios de comunicación y el sistema educativo. El curador de la muestra Juan Acha; por una nueva problemática artística, que se exhibe en salas del MAM hasta el 22 de enero y que forma parte de las actividades organizadas por los cien años de su nacimiento (Juan Acha 100), Julio García Murillo, señala que Acha fue de los primeros críticos en asimilar el arte desde un pensamiento económico, «como una práctica material que implica un consumo». Buscó «un concepto de arte más amplio que criticara a la propia institución artística».
Publicó varios libros y ensayos entre los que se encuentran Art in Latin American Today, (1961), Arte y Sociedad en Latinoamérica (1979), Ensayos y Ponencias Latinoamericanistas (1984), Las culturas estéticas de América Latina (1994) y Los conceptos esenciales de las artes plásticas (1993), entre otros.
Analizó la situación del arte en América Latina y cuestionó abierta y constantemente la escasa cantidad de profesionales formados y dedicados a la crítica, la teorización y a la construcción de la historia de las artes plásticas en el continente, así como las pocas publicaciones enfocadas al tema y su baja calidad. Preguntas que manitnene su vigencia en la actualidad.
Asumió el arte como un proceso sociocultural conformado por tres etapas: producción, distribución y consumo. Postura que fue criticada por reducirse, según sus detractores, a lo económico y a la que Acha respondió en Los conceptos esenciales de las artes plásticas (1993): «Muchos lectores no estarán de acuerdo con nuestro enfoque. Nos reprocharán hacer del arte y la ciencia una manifestación económica, en lugar de ocuparnos de su elemento específico; elemento que desde nuestro punto de vista no existe, salvo como totalidad estructural. Su criterio es, sin duda, anacrónico, por eso ellos reclaman que reduzcamos el arte a lo sensitivo o estético. Pretenden ignorar que las mencionadas actividades preceden en la historia, a las ciencias económicas, y que la producción y el consumo de todo bien cultural nunca son actividades económicas; apenas si la distribución incluye una parte verdaderamente económica: la compraventa o cambio».
Como profesor en La Esmeralda, tuvo contacto directo con grupos como Proceso Pentágono y el No grupo. Su labor crítica encontró otra vía de salida por medio de sus colaboraciones en Diorama, suplemento del diario Excélsior.
A cien años de su nacimiento, el INBA ha organizado una serie de actividades en diferentes museos: Juan Acha 100 en el MAM, en el CENART y en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. La programación se puede consultar aquí.
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