viernes, 29 de julio de 2016

UN VACÍO EDIFICADO

Un vacío edificado ocupa las salas de la galería Luis Adelantado. Curada por Roselin Rodríguez, el proyecto pictórico propone “sacar” a la pintura del lienzo, de lo enmarcado, para convertir el espacio arquitectónico en el espacio plástico. Entrevistamos a Allan Villavicencio (Ciudad de México, 1987) acerca de este proyecto y otras nociones artísticas presentes en su trabajo. La exposición cierra el 2 de septiembre. Vale la pena, para darle contexto a la breve charla, leer el inicio del texto curatorial de Rodríguez:

«Cuándo vemos una pintura, ¿qué vemos realmente? ¿Sólo una imagen o una acumulación material de gestos pictóricos que construyen y apuntalan lo que vemos en la superficie del cuadro? Al mirar una imagen, ¿qué estamos dejando de ver?»

 

En lo que presentaste en Los Ángeles hay un comentario acerca de la ciudad, ¿se puede pensar específicamente en la Ciudad de México?

No solamente. Aunque la mayor parte de la observación y las intervenciones ocurren aquí. El trabajo que presentamos en Los Ángeles está pensando en paralelo a la forma en que se delimita el espacio pictórico y algunas estrategias de demarcación y privatización del espacio urbano. Me parece pertinente hablar a partir del archivo de imágenes que he conformado, el cual se muestra en la sala cuatro y contiene distintos registros visuales de la ciudad y de la historia del arte donde el bloqueo visual y la tensiones del espacio, pictórico y urbano, se muestran explícitamente. Ahí se reúne todo el proceso de conformación de los cuadros y de la exposición misma. Es el campo visual en el que se pensaron los cuadros y que normalmente en el cubo blanco queda anulado. Ese campo visual cancelado por el cuadro es también la ciudad, donde realicé algunas intervenciones en paralelo que resaltaban algunas estrategias viales de delimitación espacial a partir de gestos mínimos como sembrar o intercambiar apartadores de estacionamiento por objetos que construí, incluyendo cuadros o esculturas pictóricas, colocar cuadros en una construcción o generar composiciones tensando entre sí algunos postes flexibles con cuerdas de color. El registro de esas acciones se incorporó a la mencionada sala como parte del archivo. La ciudad aquí aparece como una producción de espacio que siempre se identifica en términos visuales (leyendo a Lefevbre). La Ciudad de México es un sitio donde esto se evidencia especialmente: los apartadores de estacionamiento son artefactos improvisados que señalan visualmente un vacío que no se puede ocupar, las construcciones se velan para ser levantadas y se develan cuando están listas, la ciudad está obstruida constantemente por reparaciones y obras privadas. Todo el tiempo se están colocando signos visuales que anuncian la propiedad del espacio. Estas observaciones son parte del proceso de los cuadros en Los Ángeles, además de que al interior de la sala se efectuaron algunas de esas estrategias urbanas de tensión y delimitación.

 

28

 

 

27

 

Tu exposición muestra las posibilidades o el potencial escultórico de la pintura, ¿cómo es el proceso para pasar de una dimensión a otra?

Discutiendo con la curadora de la exposición, Roselin Rodríguez, ahondamos en la diferencia de pensar la pintura como imagen y como materialidad, objeto. El cuadro como una acumulación material de gestos pictóricos que construyen y apuntalan lo que vemos en la superficie del cuadro. Lo que resultó de estas conversaciones y de caminar y adentrarse en la ciudad y algunas lecturas fue pensar en la pintura, en el cuadro, como un objeto: implica ver el bastidor, la tela, el reverso del cuadro, moverlo de la posición frontal que condiciona su visibilidad convencional. Si pensamos que la pintura no sólo es el cuadro sino el dispositivo de exhibición que lo acompaña (cubo blanco, normalmente) entonces pensar en otros modos de ver la pintura implica quitarle ese estatuto para incorporarlo a un conjunto de objetos, una instalación, y eso fue lo que hicimos en la sala dos. Aquí el cuadro aparece en distintas posiciones, nunca colgado en el muro, nunca con un área despejada para ser contemplado como imagen solamente. Este ejercicio se emparenta con la sugerencia de Ilya Kabakov de pensar la instalación como el cuarta fase de la pintura.

 

16

 

 

15

 

En conjunto, la exposición sugiere el momento previo a la pintura o a pintar, como si estuviera hecha de lo que no se ha pintado todavía. ¿Qué piensas?

No lo había pensado así pero puede ser. En este caso lo pensé más como un tratar de pensar en el afuera del marco, todo el campo visual en que se inscribe una pintura y que relaciono a como lo construyo al interior. En ese sentido, no creo que haya un afuera que pintar sino que ver, volver a ver, volver a notar desde el extrañamiento y esos elementos que se encuentran, en la ciudad en este caso, conforman metáforas para volver a ver los cuadros y el espacio de exhibición en que se muestran. La exhibición muestra varios momentos de este proceso de observación, cancelación visual y construcción. En ese sentido, podemos ver varias partes del proceso que se dejan expuestas como si se tratara como una pintura en estado de constante construcción.

 

26



from La Tempestad http://ift.tt/2aDgY5T
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

No hay comentarios:

Publicar un comentario