miércoles, 7 de abril de 2021

En una lejanía inalcanzable

Titulado en filosofía por la Universidad de Roma, el poeta, traductor y ensayista Valerio Magrelli (Roma, 1957) es uno de los autores más destacados de la literatura contemporánea, con una producción de poco más de una veintena de libros. Es especialista y profesor de literatura francesa, que enseña en las universidades de Pisa y Cassino. Desde el francés tradujo, entre otros, a Paul Valéry, Roland Barthes y Paul Verlaine. Agradecemos al autor que nos haya permitido la traducción y publicación de estos materiales, que en su mayoría provienen de Il sangue amaro (2014).

 

 

Si amor es la distancia que nos llama

 

Parece que la palabra griega para “belleza”

proviene del verbo “llamar”.

Si la primera condición de la felicidad

está en el requerimiento de ser arrancados de nosotros mismos,

“llévame contigo” quiere decir entonces:

“sácame de mí”.

 

 

Me asomo al barandal y miro hacia abajo

 

Tu cuerpo es mi barandal.

Puedo apoyarme en él,

porque no hay nadie.

Te has ido ya, desaparecida en lo hondo,

en el valle profundo de tu lectura.

Me apoyo en tus brazos

y observo allá abajo, en el barranco

donde te has metido, pequeñita, aislada.

 

 

En una lejanía inalcanzable

 

Cuando lees, te vas, me dejas solo

y además me impides seguirte.

Es como si, alejándote,

no me dijeras tu destino.

Aunque lo descubriera (y lo descubrí,

tan es cierto que puedo verte,

si sólo me inclino),

aún así no me permitirías acercarme.

La lectura es cruel, hostil y solitaria.

 

 

En el fondo de tu silencio, mientras lees

 

El vacío de tu cuerpo,

su silencio,

demuestra que el dueño no está en casa.

Sólo queda el sombrero, colocado sobre la silla

para ocupar el lugar del ausente.

Cuando lees, te vas, y me dejas solo.

 

 

Existen libros que sirven

 

Existen libros que sirven

para desentrañar otros libros,

pero escribir generalmente es ocultar,

sustraer de la realidad algo

que se echará de menos.

Esta mayéutica del signo

–señalando las cosas con su dolor–

enseña a reconocerlas.

 

 

Para una niña de seis años que no puede dormir

 

Pienso en ti como una Laika en órbita en el cielo deshabitado,

satélite pero cachorro de la oscuridad, cuerpo celestial

palpitando solo en el universo devastado

por el sueño.

Tienes los ojos abiertos en la noche,

encendidos por pensamientos que no son tuyos

y que te mantienen

en movimiento.

Solitaria en la elíptica,

muñeca astral,

preguntándose

cómo se hace para desaparecer.

 

 

La pluma nunca debe abandonar

 

La pluma nunca debe abandonar

la mano del que escribe.

Ahora es un hueso, un dedo.

Como un dedo, rasga, agarra e indica.

Es una rama del pensamiento

y da sus frutos:

ofrece abrigo y sombra.

 

 

Sentirse mal

 

Sentirse mal es como decir

que el dolor impide

escucharte a ti mismo.

El sufrimiento conduce

tu cuerpo lejos,

demasiado lejos para ser escuchado.

 

 

El bosque de mis pensamientos está en llamas

 

El bosque de mis pensamientos está en llamas.

Después del embate de la luz,

la ceniza cubre de vendas la tarde de la tierra.

Hay silencio a lo largo de los senderos

que conducen a los focos apagados.

Ahora será necesario liberar el suelo,

curarlo, cultivarlo y esperar

–con cariñosa cautela– nuevas plantas.

Ahora se deberá preparar un nuevo incendio.

 

Nota y traducción del italiano de Roberto Bernal

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