viernes, 31 de agosto de 2018

Anatomía de la corrupción

Estos días la compañía de teatro Lagartijas Tiradas al Sol presenta en el Museo Universitario del Chopo una puesta en escena que señala la ausencia de un estado derecho en un país a merced de la corrupción. Ya nada nos dará lo mismo, título de la pieza de Francisco Barreiro, se basa en la investigación Anatomía de la corrupción en México, de María Amparo Casar.

En 2015 Barreiro, autor de la obra Está escrita en sus campos, conoció a Tita Gutiérrez Cabello, maestra de derecho y agente investigador de homicidios en la Procuraduría de Justicia del estado. Autora de Tres Océanos, Tita le regaló el libro a Barreiro y añadió la dedicatoria: “Una verdad compartida es otro tipo de justicia”. Así fue como nació la idea de Ya nada nos dará lo mismo. La obra busca exponer los efectos de la ausencia “como una constante en la vida de Tita y como un planteamiento escénico”, explica Barreiro.  

La pieza forma parte de un proyecto integrado por 32 obras, una por cada estado de la República Mexicana. Su objetivo es presentar diversas perspectivas del ideal y la realidad en el país para incitar la reflexión, tomando en cuenta su panorama multívoco: no hay una, sino múltiples experiencias en la democracia.

Ya nada nos dará lo mismo se presentará hasta el 9 de septiembre. 



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Anatomía de la corrupción

Estos días la compañía de teatro Lagartijas Tiradas al Sol presenta en el Museo Universitario del Chopo una puesta en escena que señala la ausencia de un estado derecho en un país a merced de la corrupción. Ya nada nos dará lo mismo, título de la pieza de Francisco Barreiro, se basa en la investigación Anatomía de la corrupción en México, de María Amparo Casar.

En 2015 Barreiro, autor de la obra Está escrita en sus campos, conoció a Tita Gutiérrez Cabello, maestra de derecho y agente investigador de homicidios en la Procuraduría de Justicia del estado. Autora de Tres Océanos, Tita le regaló el libro a Barreiro y añadió la dedicatoria: “Una verdad compartida es otro tipo de justicia”. Así fue como nació la idea de Ya nada nos dará lo mismo. La obra busca exponer los efectos de la ausencia “como una constante en la vida de Tita y como un planteamiento escénico”, explica Barreiro.  

La pieza forma parte de un proyecto integrado por 32 obras, una por cada estado de la República Mexicana. Su objetivo es presentar diversas perspectivas del ideal y la realidad en el país para incitar la reflexión, tomando en cuenta su panorama multívoco: no hay una, sino múltiples experiencias en la democracia.



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Agenda de fin de semana

Película

Tormentero (2017), de Rubén Imaz

Romero Kantún es un pescador retirado, que vive aislado y solitario en la Isla de Tris. Alcohólico y esquizofrénico, don Rome se las arregla para pasar los últimos días de su existencia, aunque en el fondo siente que debe recuperar aquello que le fue arrebatado décadas atrás, cuando el destino lo hizo descubrir un gran yacimiento petrolero que terminó con la pesca en la isla y le ganó el rechazo de los pescadores.

La Casa del Cine

Sábado y domingo, 15:00 horas

$45

Exposición

Maricón. Desafío al desafío, de Erik Rivera

Maricón es probablemente el insulto más recurrente en las sociedades hispanoamericanas. La palabra no encierra una preferencia sexual sino una trasgresión de género: se trata de un hombre que asume modas y modos y femeninos. El artista mexicano Erik Rivera presenta diversas obras al óleo de formato mayor con las que propone un reflexión sobre el machismo y la discriminación.

Museo de las Culturas Pasión por Iztapalapa

Martes a domingo, de 11:00 a 18: horas

Entrada libre

   

Obra escénica

Olimpia 68. Lecciones de español para los visitantes a la Olimpiada, de Flavio González Mello

Exploración del territorio común entre teatro, violencia y deporte, que recrea aquel enrarecido octubre de 1968, cuando el gobierno desató una brutal persecución política al tiempo que, como anfitrión de la Olimpiada, tiraba la casa por la ventana para presentar a nuestro país en sociedad.

Teatro Julio Castillo

Sábado, 19:00 horas

Domingo, 18:00 horas

$150



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Agenda de fin de semana

Película

Tormentero (2017), de Rubén Imaz

Romero Kantún es un pescador retirado, que vive aislado y solitario en la Isla de Tris. Alcohólico y esquizofrénico, don Rome se las arregla para pasar los últimos días de su existencia, aunque en el fondo siente que debe recuperar aquello que le fue arrebatado décadas atrás, cuando el destino lo hizo descubrir un gran yacimiento petrolero que terminó con la pesca en la isla y le ganó el rechazo de los pescadores.

La Casa del Cine

Sábado y domingo, 15:00 horas

$45

Exposición

Maricón. Desafío al desafío, de Erik Rivera

Maricón es probablemente el insulto más recurrente en las sociedades hispanoamericanas. La palabra no encierra una preferencia sexual sino una trasgresión de género: se trata de un hombre que asume modas y modos y femeninos. El artista mexicano Erik Rivera presenta diversas obras al óleo de formato mayor con las que propone un reflexión sobre el machismo y la discriminación.

Museo de las Culturas Pasión por Iztapalapa

Martes a domingo, de 11:00 a 18: horas

Entrada libre

   

Obra escénica

Olimpia 68. Lecciones de español para los visitantes a la Olimpiada, de Flavio González Mello

Exploración del territorio común entre teatro, violencia y deporte, que recrea aquel enrarecido octubre de 1968, cuando el gobierno desató una brutal persecución política al tiempo que, como anfitrión de la Olimpiada, tiraba la casa por la ventana para presentar a nuestro país en sociedad.

Teatro Julio Castillo

Sábado, 19:00 horas

Domingo, 18:00 horas

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jueves, 30 de agosto de 2018

Netflix rescata a Orson Welles

Netflix terminó, 40 años después, una de las películas inacabadas de Orson Welles. La plataforma de streaming restauraró The Other Side of The Wind, del director estadounidense. La película –escrita y dirigida en los setenta– es una sátira de Hollywood, con tintes claramente autobiográficos: el protagonista Jake Hannaford, interpretado por John Huston, prepara su gran regreso a Hollywood tras un prolongado exilio en Europa —como el de Welles en 1948—. El elenco está formado por nombres importantes como Peter Bogdanovich, Claude Chabrol, Lilli Palmer, Edmond O’Brien, Dennis Hopper y Norman Foster.

Frank Marshall, productor original del filme, había buscado durante décadas el financiamiento sin éxito para finalizar la película por problemas de derechos de propiedad intelectual. Cerca de mil 100 cintas de archivo orginal tuvieron que ser trasladadas de París a los Ángeles para su tratamiento. “Apenas puedo creerlo, pero después de cuarenta años intentándolo estoy verdaderamente agradecido porque la pasión y la perseverancia de Netflix nos han permitido, de una vez por todas, llegar a la sala de montaje y acabar la última película de Orson Welles”, explica Marshall en el comunicado lanzado por la compañía. La últina película de Welles, que falleció en 1985, fue Fraude (1973), un falso documental. El otro lado del viento tendrá su estreno mundial este fin de semana en el marco de la Muestra de Cine de Venecia. Aquí, el tráiler del filme.



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Netflix rescata a Orson Welles

Netflix terminó, 40 años después, una de las películas inacabadas de Orson Welles. La plataforma de streaming restauraró The Other Side of The Wind, del director estadounidense. La película –escrita y dirigida en los setenta– es una sátira de Hollywood, con tintes claramente autobiográficos: el protagonista Jake Hannaford, interpretado por John Huston, prepara su gran regreso a Hollywood tras un prolongado exilio en Europa —como el de Welles en 1948—. El elenco está formado por nombres importantes como Peter Bogdanovich, Claude Chabrol, Lilli Palmer, Edmond O’Brien, Dennis Hopper y Norman Foster.

Frank Marshall, productor original del filme, había buscado durante décadas el financiamiento sin éxito para finalizar la película por problemas de derechos de propiedad intelectual. Cerca de mil 100 cintas de archivo orginal tuvieron que ser trasladadas de París a los Ángeles para su tratamiento. “Apenas puedo creerlo, pero después de cuarenta años intentándolo estoy verdaderamente agradecido porque la pasión y la perseverancia de Netflix nos han permitido, de una vez por todas, llegar a la sala de montaje y acabar la última película de Orson Welles”, explica Marshall en el comunicado lanzado por la compañía. La últina película de Welles, que falleció en 1985, fue Fraude (1973), un falso documental. El otro lado del viento tendrá su estreno mundial este fin de semana en el marco de la Muestra de Cine de Venecia. Aquí, el tráiler del filme.



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Un supermercado a la venta

La obra Xu Zhen Supermarket (2016), del artista chino Xu Zhen, recrea la configuración de una tienda de conveniencia china con la intención de satirizar el consumo y el capitalismo global. La pieza será exhibida en Shanghái y en Hong Kong en los próximos días, antes de que sea vendida a través de una subasta organizada por Sotheby’s en Hong Kong. Es la primera vez que se intentará vender un concepto para una obra de arte en una adjudicación al mejor postor. El comprador adquirirá el derecho a encargar nuevas recreaciones físicas y representacionales del concepto de la pieza.

El concepto del creador, inspirado en las tiendas de estilo occidental en China, que comenzaron a proliferar en la década de los ochenta, consiste en montar un establecimiento completamente equipado, aunque todos sus productos de venta están vacíos. En 2007 el artista exhibió un primer ensayo de este concepto, llamado ShanghART Supermaket, en Art Basel Miami Beach.

El creador chino considera que su colaboración con Sotheby’s es pionera ya que “cambia las ideas preconcebidas sobre el arte y la vida cotidiana”. “Para la comunidad de subastas mundial el arte conceptual puro sigue siendo una categoría emergente. Estamos convencidos de innovar, con la intención de liderar la industria y desarrollar un nuevo campo”, dijo Yuki Yuki, director del departamento de arte contemporáneo de Asia de Sotheby’s.

Se estima que la obra alcance un precio de 192 mil dólares en la subasta, fechada el 30 de septiembre. 



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Un supermercado a la venta

La obra Xu Zhen Supermarket (2016), del artista chino Xu Zhen, recrea la configuración de una tienda de conveniencia china con la intención de satirizar el consumo y el capitalismo global. La pieza será exhibida en Shanghái y en Hong Kong en los próximos días, antes de que sea vendida a través de una subasta organizada por Sotheby’s en Hong Kong. Es la primera vez que se intentará vender un concepto para una obra de arte en una adjudicación al mejor postor. El comprador adquirirá el derecho a encargar nuevas recreaciones físicas y representacionales del concepto de la pieza.

El concepto del creador, inspirado en las tiendas de estilo occidental en China, que comenzaron a proliferar en la década de los ochenta, consiste en montar un establecimiento completamente equipado, aunque todos sus productos de venta están vacíos. En 2007 el artista exhibió un primer ensayo de este concepto, llamado ShanghART Supermaket, en Art Basel Miami Beach.

El creador chino considera que su colaboración con Sotheby’s es pionera ya que “cambia las ideas preconcebidas sobre el arte y la vida cotidiana”. “Para la comunidad de subastas mundial el arte conceptual puro sigue siendo una categoría emergente. Estamos convencidos de innovar, con la intención de liderar la industria y desarrollar un nuevo campo”, dijo Yuki Yuki, director del departamento de arte contemporáneo de Asia de Sotheby’s.

Se estima que la obra alcance un precio de 192 mil dólares en la subasta, fechada el 30 de septiembre. 



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Exposiciones de septiembre

Septiembre llega con nuevas propuestas de los principales museos de la Ciudad de México. El MUAC abrirá el noveno mes del año con dos exposiciones. La primera de ellas dedicada al Grupo Mira, que estuvo activo entre 1965 y 1982; la segunda explora el acervo gráfico del 68. El Museo Universitario del Chopo, por otro lado, presentará una muestra que explora la noche a través de imágenes de fotógrafos latinoamericanos. El Museo de Arte Carrillo Gil, finalmente, explorará el arte chicano en su nueva exhibición.     

 

Grupo Mira y Gráfica del 68

El 1 de septiembre el MUAC presentará sus dos nuevas exposiciones. Grupo Mira. Una contrahistoria de los setenta en México narra la trayectoria de un conjunto de artistas –Arnulfo Aquino, Melecio Galván, Eduardo Garduño, Rebeca Hidalgo, Silvia Paz Paredes y Jorge Vega– que trabajó en diversas iniciativas de 1965 a 1982. La muestra, que consta de más de 500 documentos y obras, propone dar a conocer la producción y el potencial crítico del Grupo Mira y contribuir a pensar la historia de los años setenta en México. Gráfica del 68. Imágenes rotundas, por otro lado, muestra la totalidad del acervo de gráfica del 68 perteneciente a la colección del MUAC como un testimonio visual de las diversas demandas por las que pugnó el movimiento, así como de sus respectivos cuerpos iconográficos y formalizaciones.

Imagen de la muestra ‘Grupo Mira’

Noches fieras

La noche vista como un lugar de celebración, escenario único para interrogar la moral corporal, los rastros de reventón, ilegalidad, encuentros y confrontaciones es el tema de Noches fieras, la exposición fotográfica que abrirá el Museo del Chopo el 20 de septiembre. Esta muestra colectiva reúne el trabajo de cincuenta y siete fotógrafos de Colombia, Argentina, Chile, Perú y México. Abarcando un periodo que va de 1970 a 2017, la propuesta se basa en la agitada vida nocturna de distintas ciudades como un territorio real y simbólico en el que los grupos urbanos configuran códigos e ideologías, así como experiencias catárticas de rebeldía, disidencia y extravagancia. Curada por Alexis Fabry, la exhibición está integrada, en mayor medida, por piezas de la Colección Leticia y Stanislas Poniatowski.

‘Club Buenos Aires,’ (1987), de Paz Errazuriz

Puentes en épocas de muros

Cerca de ochenta piezas de arte chicano reunirá la próxima exposición del Museo Carrillo Gil, que se podrá visitar también partir del 21 de septiembre. Pinturas de Frank Romero, Carlos Almaraz, Ana Serrano, Patssi Valdez, Johnny KMNDZ Rodríguez, Patrick Martínez y John Valadez, entre otros creadores, conforman la muestra. Una de las características de la exhibición, que se nutre de la colección AltaMed Health Services, es que casi todos los artistas son de origen mexicano y nacidos en Estados Unidos. Puentes en épocas de muros, que hace eco de las tensiones políticas entre México y Estados Unidos, propone pensar temas como la migración y la identidad a partir del arte.

‘Atascado’ (2015), de Johnny KMNDZ Rodríguez



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Exposiciones de septiembre

Septiembre llega con nuevas propuestas de los principales museos de la Ciudad de México. El MUAC abrirá el noveno mes del año con dos exposiciones. La primera de ellas dedicada al Grupo Mira, que estuvo activo entre 1965 y 1982; la segunda explora el acervo gráfico del 68. El Museo Universitario del Chopo, por otro lado, presentará una muestra que explora la noche a través de imágenes de fotógrafos latinoamericanos. El Museo de Arte Carrillo Gil, finalmente, explorará el arte chicano en su nueva exhibición.     

 

Grupo Mira y Gráfica del 68

El 1 de septiembre el MUAC presentará sus dos nuevas exposiciones. Grupo Mira. Una contrahistoria de los setenta en México narra la trayectoria de un conjunto de artistas –Arnulfo Aquino, Melecio Galván, Eduardo Garduño, Rebeca Hidalgo, Silvia Paz Paredes y Jorge Vega– que trabajó en diversas iniciativas de 1965 a 1982. La muestra, que consta de más de 500 documentos y obras, propone dar a conocer la producción y el potencial crítico del Grupo Mira y contribuir a pensar la historia de los años setenta en México. Gráfica del 68. Imágenes rotundas, por otro lado, muestra la totalidad del acervo de gráfica del 68 perteneciente a la colección del MUAC como un testimonio visual de las diversas demandas por las que pugnó el movimiento, así como de sus respectivos cuerpos iconográficos y formalizaciones.

Imagen de la muestra ‘Grupo Mira’

Noches fieras

La noche vista como un lugar de celebración, escenario único para interrogar la moral corporal, los rastros de reventón, ilegalidad, encuentros y confrontaciones es el tema de Noches fieras, la exposición fotográfica que abrirá el Museo del Chopo el 20 de septiembre. Esta muestra colectiva reúne el trabajo de cincuenta y siete fotógrafos de Colombia, Argentina, Chile, Perú y México. Abarcando un periodo que va de 1970 a 2017, la propuesta se basa en la agitada vida nocturna de distintas ciudades como un territorio real y simbólico en el que los grupos urbanos configuran códigos e ideologías, así como experiencias catárticas de rebeldía, disidencia y extravagancia. Curada por Alexis Fabry, la exhibición está integrada, en mayor medida, por piezas de la Colección Leticia y Stanislas Poniatowski.

‘Club Buenos Aires,’ (1987), de Paz Errazuriz

Puentes en épocas de muros

Cerca de ochenta piezas de arte chicano reunirá la próxima exposición del Museo Carrillo Gil, que se podrá visitar también partir del 21 de septiembre. Pinturas de Frank Romero, Carlos Almaraz, Ana Serrano, Patssi Valdez, Johnny KMNDZ Rodríguez, Patrick Martínez y John Valadez, entre otros creadores, conforman la muestra. Una de las características de la exhibición, que se nutre de la colección AltaMed Health Services, es que casi todos los artistas son de origen mexicano y nacidos en Estados Unidos. Puentes en épocas de muros, que hace eco de las tensiones políticas entre México y Estados Unidos, propone pensar temas como la migración y la identidad a partir del arte.

‘Atascado’ (2015), de Johnny KMNDZ Rodríguez



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miércoles, 29 de agosto de 2018

El Museo del Diseño de Dundee es completado

El V&A Museum of Design de Dundee, diseñado por el arquitecto japonés Kengo Kuma, ha sido completado. La estructura, que abrirá sus puertas el 15 de septiembre, es pionera en varios sentidos. Es el primer museo dedicado al diseño en Escocia y, también, el primer espacio asociado al Victoria & Albert Museum fuera de Londres. Por si fuera poco, también es la primera obra de Kengo Kuma en Reino Unido.

El edificio, cuya fachada tiene cerca de 2 mil 500 hojas de yeso, está inspirado en los escarpados acantilados del noreste de Escocia, así como en su tradición naval de Dundee. La estructura de hormigón del museo, que se ubica en el paseo marítimo de la ciudad, con vista al río Tay, se asemeja a la proa de un barco.

El programa del museo, que costó 80 millones de libras, se abocará a mostrar lo mejor del diseño escocés a través de exposiciones permanentes y temporales, y a ejecutar una serie de programas educativos.

Aquí, un video del museo filmado con un dron.

V&A Dundee – drone filming August 2018 from V&A Dundee on Vimeo.



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El Museo del Diseño de Dundee es completado

El V&A Museum of Design de Dundee, diseñado por el arquitecto japonés Kengo Kuma, ha sido completado. La estructura, que abrirá sus puertas el 15 de septiembre, es pionera en varios sentidos. Es el primer museo dedicado al diseño en Escocia y, también, el primer espacio asociado al Victoria & Albert Museum fuera de Londres. Por si fuera poco, también es la primera obra de Kengo Kuma en Reino Unido.

El edificio, cuya fachada tiene cerca de 2 mil 500 hojas de yeso, está inspirado en los escarpados acantilados del noreste de Escocia, así como en su tradición naval de Dundee. La estructura de hormigón del museo, que se ubica en el paseo marítimo de la ciudad, con vista al río Tay, se asemeja a la proa de un barco.

El programa del museo, que costó 80 millones de libras, se abocará a mostrar lo mejor del diseño escocés a través de exposiciones permanentes y temporales, y a ejecutar una serie de programas educativos.

Aquí, un video del museo filmado con un dron.

V&A Dundee – drone filming August 2018 from V&A Dundee on Vimeo.



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Kafka en fragmentos

Una mujer en prisión, desolada, se enfrenta a sus propios fantasmas y demonios en la video ópera Fragmentos de Kafka, de György Kurtág. La pieza, que se desarrolla a partir de cartas y diarios del autor de La metamorfosis y El proceso, se presentará el sábado 1 y el domingo 2 de septiembre en el marco del Festival IM•PULSO Música Escena Verano UNAM 2018, en el auditorio del MUAC.

La ópera, cuya puesta en escena, diseño de vestuario, escenografía e iluminación corre a cargo de Jaime Matarredona, se divide en cuarenta secciones, algunas de ellas de pocos segundos de duración y otras más extensas. En la pieza, que cuenta con elementos multimedia, participan la soprano Irasema Terrazas y el violinista Humberto López, que son dirigidos por Matarredona. Fragmentos de Kafka, compuesta creada entre 1985 y 1986, es la obra más extensa de Kurtág y quizá la más representativa de su repertorio porque encapsula su interés por lo fragmentario, lo conciso, lo penetrante y lo poético.

La versión de Fragmentos de Kafka que se verá en el festival propone un abordaje más escénico que abstracto. “Al hacer una interpretación dramática en la partitura nos la estamos jugando para que el espectador pueda seguir más fácilmente la música y la historia”, considera Matarredona.

Una buena noticia para todos los amantes de la música: la entrada al evento es gratis.



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Kafka en fragmentos

Una mujer en prisión, desolada, se enfrenta a sus propios fantasmas y demonios en la video ópera Fragmentos de Kafka, de György Kurtág. La pieza, que se desarrolla a partir de cartas y diarios del autor de La metamorfosis y El proceso, se presentará el sábado 1 y el domingo 2 de septiembre en el marco del Festival IM•PULSO Música Escena Verano UNAM 2018, en el auditorio del MUAC.

La ópera, cuya puesta en escena, diseño de vestuario, escenografía e iluminación corre a cargo de Jaime Matarredona, se divide en cuarenta secciones, algunas de ellas de pocos segundos de duración y otras más extensas. En la pieza, que cuenta con elementos multimedia, participan la soprano Irasema Terrazas y el violinista Humberto López, que son dirigidos por Matarredona. Fragmentos de Kafka, compuesta creada entre 1985 y 1986, es la obra más extensa de Kurtág y quizá la más representativa de su repertorio porque encapsula su interés por lo fragmentario, lo conciso, lo penetrante y lo poético.

La versión de Fragmentos de Kafka que se verá en el festival propone un abordaje más escénico que abstracto. “Al hacer una interpretación dramática en la partitura nos la estamos jugando para que el espectador pueda seguir más fácilmente la música y la historia”, considera Matarredona.

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Dos exposiciones sobre el agua

Mañana el MUCA Roma presentará dos exposiciones que cavilan sobre el agua: El Museo Animista del Lago de Texcoco, que propone una reflexión sobre la historia hidrológica de la Cuenca de México a partir de 476 piezas de la creadora colombiana Adriana Salazar; y El ágora del agua, que comprende un foro abierto para ahondar en lo que el agua significa para la ciudad y, también, el establecimiento de un sistema de captación de agua pluvial permanente en el edificio del MUCA.

El Lago de Texcoco, un antiguo cuerpo de agua del tamaño actual de la capital, es el ente que examina la primera muestra. Desde los tiempos de la conquista el lago se convirtió en una amenaza y obstáculo para el desarrollo de la metrópoli. Al comenzar la década de los setenta del siglo pasado, la cuenca se había convertido en un terreno baldío y seco. Hoy es motivo de complejas disputas políticas, sociales, ecológicas y geológicas. Las piezas que conforman la muestra, que Salazar ha coleccionado y diseccionado, dan pie a nuevas lecturas, temporalidades y prácticas que no han tenido cabida en las historias ya registradas del lago.

Aquí, un video de la exploración de Salazar del Lago de Texcoco.

19°28’41.3″N 98°55’26.0″W from Animist Museum of Lake Texcoco on Vimeo.

Las problemáticas actuales sobre el agua, así como las soluciones efectivas y sustentables del problema de abastecimiento del líquido en la ciudad y el país, son los temas del foro El ágora del agua. El MUCA, por otro lado, invitó a Isla Urbana y Fundación Cántaro Azul para complementar este proyecto. Durante el periodo de exhibición ambas organizaciones instalarán un sistema de captación pluvial con el objetivo de que los visitantes conozcan su funcionamiento.

La apertura de las exposiciones, que se realizará a las 18:00 horas, será precedida por una charla con Adriana Salazar, Ariadna Ramonetti, de Islario, y el doctor en antropología Emiliano Zollá.



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Dos exposiciones sobre el agua

Mañana el MUCA Roma presentará dos exposiciones que cavilan sobre el agua: El Museo Animista del Lago de Texcoco, que propone una reflexión sobre la historia hidrológica de la Cuenca de México a partir de 476 piezas de la creadora colombiana Adriana Salazar; y El ágora del agua, que comprende un foro abierto para ahondar en lo que el agua significa para la ciudad y, también, el establecimiento de un sistema de captación de agua pluvial permanente en el edificio del MUCA.

El Lago de Texcoco, un antiguo cuerpo de agua del tamaño actual de la capital, es el ente que examina la primera muestra. Desde los tiempos de la conquista el lago se convirtió en una amenaza y obstáculo para el desarrollo de la metrópoli. Al comenzar la década de los setenta del siglo pasado, la cuenca se había convertido en un terreno baldío y seco. Hoy es motivo de complejas disputas políticas, sociales, ecológicas y geológicas. Las piezas que conforman la muestra, que Salazar ha coleccionado y diseccionado, dan pie a nuevas lecturas, temporalidades y prácticas que no han tenido cabida en las historias ya registradas del lago.

Aquí, un video de la exploración de Salazar del Lago de Texcoco.

19°28’41.3″N 98°55’26.0″W from Animist Museum of Lake Texcoco on Vimeo.

Las problemáticas actuales sobre el agua, así como las soluciones efectivas y sustentables del problema de abastecimiento del líquido en la ciudad y el país, son los temas del foro El ágora del agua. El MUCA, por otro lado, invitó a Isla Urbana y Fundación Cántaro Azul para complementar este proyecto. Durante el periodo de exhibición ambas organizaciones instalarán un sistema de captación pluvial con el objetivo de que los visitantes conozcan su funcionamiento.

La apertura de las exposiciones, que se realizará a las 18:00 horas, será precedida por una charla con Adriana Salazar, Ariadna Ramonetti, de Islario, y el doctor en antropología Emiliano Zollá.



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40 años, 40 voces

A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Roberto Fiesco, productor y director de cine.

 

¿Cómo empezó tu proceso creativo?

Tuve la fortuna de contar con unos padres que sin poseer una educación formal, tenían una enorme sensibilidad. Mi padre nos llevaba a ver tanto obras como Salomé a Bellas Artes, que fue un montaje operístico histórico en México, como películas musicales, por ejemplo La novicia rebelde. Vivía entre la cultura popular y lo tremendamente exquisito, así me empecé a formar una idea del arte en general.

Mi padre, además, era un gran coleccionista de revistas Playboy. Siempre decía que ahí estaban los mejores ilustradores del mundo. Todos en casa dibujábamos, copiando imágenes directamente de las páginas. Las ideas del teatro, en especial del musical, fueron determinantes. Me hicieron entender la concepción de un montaje. Jugaba con mis hermanos a montar obras y hacer escenografías. A los once años llegó otro momento definitivo: empecé a ver cine mexicano, cuyas historias eran un espejo, un espejo deformado, pero un espejo. El cine nos vinculó a mi padre y a mí.

En la preparatoria, cuando el director nos preguntó a qué nos queríamos dedicar, yo dije que quería estudiar cine. Me vieron como si estuviera loco. Eran los años ochenta y la producción fílmica era muy complicada. Luego de cursar el primer año en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, entré al CUEC. Fue una revelación. Tener una cámara de video, de 16mm, no era algo habitual. Tuve una formación muy rigurosa, con maestros muy importantes. Conocí a personas afines, que querían hacer lo mismo que yo. Me refiero particularmente a Julián Hernández. A principios de los noventa no cabía una identidad sexual distinta en las pantallas. A partir de ahí empezamos a trabajar haciendo cortometrajes, hasta que años después hicimos nuestra primera película.

¿Tu preferencia sexual tiene relación con tu creatividad?

Es una pregunta complicada. Una de mis lecturas preferidas es una serie de libros que se llama Cónsules de Sodoma, donde se plantea si existe una sensibilidad gay. Depende de tu marco referencial, responde el libro. En mi caso lo que ha ocurrido es que hay varios temas de diversidad sexual que me han interesado. Quizá si no tuviera la preferencia que tengo no me hubieran interesado dichas temáticas, pero no es una condición excluyente.

Cuando Julián y yo hacíamos Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor el director de Imcine en 2003 dijo “el Estado no tiene porqué apoyar películas de maricones”. Desde ese día me dije ¡no vas a apoyar una película de maricones, vas a apoyar muchas! Así pasó. Y no sólo fuimos nosotros. Se sumó más gente. Hoy ya no es un tema. Ha habido un proceso de normalización del que me siento orgulloso, porque hemos participado de él. Hemos abierto puertas para que muchos chavos inscriban proyectos a Imcine y no les den negativas. Todavía hay un montón de cosas que hacer, el panorama ha cambiado bastante en los últimos quince años. Los jóvenes ya pueden verse en pantalla.

¿Tu práctica se vincula con movimientos sociales?

De alguna forma. Cuando comenzamos éramos una población marginalizada que debía permanecer ahí, en un cajón. Me acuerdo que de joven iba a las semanas culturales gays, que ahora es el FIDS. Ahí conocí a más personas como yo, que estaban tratando de transformar la escena. Perteneces generacionalmente a la gente que te hereda sus conocimientos. Sucede en el cine: trabajé con Arturo Ripstein, y él trabajó con Luis Buñuel. Lo mismo sucede en el movimiento LGBT. ¿Quién iba a pensar que en un debate presidencial veríamos una pregunta que toca directamente a la comunidad LGBT? Incluso hace seis años no era un tema pertinente. Muchos hemos contribuido para que las cosas cambien.

¿Cómo observas el futuro de la diversidad sexual en México?

Me alienta ver que muchas cosas han cambiado. Han pasado 20 años desde que Julián y yo comenzamos a hacer películas con estas temáticas. Hay puertas que se han abierto y eso es fantástico para la gente que está filmando hoy. Sin embargo falta mucho por hacer. México sigue siendo un país con un índice alto en homicidios para personas trans, por ejemplo.

¿Cuáles son tus recomendaciones para la juventud?

Hay dos cineastas fundamentales que fueron gays: Pier Paolo Pasolini, autor de Teorema, de 1968; y Rainer Werner Fassbinder, el creador que mejor ha filmado en este mundo. Pienso en El miedo devora las almas, una película sin desperdicio.

En cine mexicano recomiendo a un director muy moderno: Roberto Gavaldón. Dirigió películas memorables como La Barraca, La noche avanza, Macario, Días de otoño. Gavaldón se movía con soltura en el cine negro policíaco, pero también en el indigenista. Sus historias son muy actuales, parecen nuevas.



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40 años, 40 voces

A cuatro décadas de la primera Marcha del Orgullo LGBT +, presentamos esta reunión de testimonios, realizada en colaboración con Anal Magazine. Esta serie, que inició en La Tempestad 135 (junio de 2018), ofrece un mosaico que aspira a expresar la diversidad sexual-creativa mexicana. El conjunto de textos, que consta de cuarenta voces, agrupa no sólo a artistas y diseñadores, sino también gestores culturales, curadores, editores y personas del mundo de las ideas. La serie continúa con Roberto Fiesco, productor y director de cine.

 

¿Cómo empezó tu proceso creativo?

Tuve la fortuna de contar con unos padres que sin poseer una educación formal, tenían una enorme sensibilidad. Mi padre nos llevaba a ver tanto obras como Salomé a Bellas Artes, que fue un montaje operístico histórico en México, como películas musicales, por ejemplo La novicia rebelde. Vivía entre la cultura popular y lo tremendamente exquisito, así me empecé a formar una idea del arte en general.

Mi padre, además, era un gran coleccionista de revistas Playboy. Siempre decía que ahí estaban los mejores ilustradores del mundo. Todos en casa dibujábamos, copiando imágenes directamente de las páginas. Las ideas del teatro, en especial del musical, fueron determinantes. Me hicieron entender la concepción de un montaje. Jugaba con mis hermanos a montar obras y hacer escenografías. A los once años llegó otro momento definitivo: empecé a ver cine mexicano, cuyas historias eran un espejo, un espejo deformado, pero un espejo. El cine nos vinculó a mi padre y a mí.

En la preparatoria, cuando el director nos preguntó a qué nos queríamos dedicar, yo dije que quería estudiar cine. Me vieron como si estuviera loco. Eran los años ochenta y la producción fílmica era muy complicada. Luego de cursar el primer año en la Escuela Nacional de Arte Teatral del INBA, entré al CUEC. Fue una revelación. Tener una cámara de video, de 16mm, no era algo habitual. Tuve una formación muy rigurosa, con maestros muy importantes. Conocí a personas afines, que querían hacer lo mismo que yo. Me refiero particularmente a Julián Hernández. A principios de los noventa no cabía una identidad sexual distinta en las pantallas. A partir de ahí empezamos a trabajar haciendo cortometrajes, hasta que años después hicimos nuestra primera película.

¿Tu preferencia sexual tiene relación con tu creatividad?

Es una pregunta complicada. Una de mis lecturas preferidas es una serie de libros que se llama Cónsules de Sodoma, donde se plantea si existe una sensibilidad gay. Depende de tu marco referencial, responde el libro. En mi caso lo que ha ocurrido es que hay varios temas de diversidad sexual que me han interesado. Quizá si no tuviera la preferencia que tengo no me hubieran interesado dichas temáticas, pero no es una condición excluyente.

Cuando Julián y yo hacíamos Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor el director de Imcine en 2003 dijo “el Estado no tiene porqué apoyar películas de maricones”. Desde ese día me dije ¡no vas a apoyar una película de maricones, vas a apoyar muchas! Así pasó. Y no sólo fuimos nosotros. Se sumó más gente. Hoy ya no es un tema. Ha habido un proceso de normalización del que me siento orgulloso, porque hemos participado de él. Hemos abierto puertas para que muchos chavos inscriban proyectos a Imcine y no les den negativas. Todavía hay un montón de cosas que hacer, el panorama ha cambiado bastante en los últimos quince años. Los jóvenes ya pueden verse en pantalla.

¿Tu práctica se vincula con movimientos sociales?

De alguna forma. Cuando comenzamos éramos una población marginalizada que debía permanecer ahí, en un cajón. Me acuerdo que de joven iba a las semanas culturales gays, que ahora es el FIDS. Ahí conocí a más personas como yo, que estaban tratando de transformar la escena. Perteneces generacionalmente a la gente que te hereda sus conocimientos. Sucede en el cine: trabajé con Arturo Ripstein, y él trabajó con Luis Buñuel. Lo mismo sucede en el movimiento LGBT. ¿Quién iba a pensar que en un debate presidencial veríamos una pregunta que toca directamente a la comunidad LGBT? Incluso hace seis años no era un tema pertinente. Muchos hemos contribuido para que las cosas cambien.

¿Cómo observas el futuro de la diversidad sexual en México?

Me alienta ver que muchas cosas han cambiado. Han pasado 20 años desde que Julián y yo comenzamos a hacer películas con estas temáticas. Hay puertas que se han abierto y eso es fantástico para la gente que está filmando hoy. Sin embargo falta mucho por hacer. México sigue siendo un país con un índice alto en homicidios para personas trans, por ejemplo.

¿Cuáles son tus recomendaciones para la juventud?

Hay dos cineastas fundamentales que fueron gays: Pier Paolo Pasolini, autor de Teorema, de 1968; y Rainer Werner Fassbinder, el creador que mejor ha filmado en este mundo. Pienso en El miedo devora las almas, una película sin desperdicio.

En cine mexicano recomiendo a un director muy moderno: Roberto Gavaldón. Dirigió películas memorables como La Barraca, La noche avanza, Macario, Días de otoño. Gavaldón se movía con soltura en el cine negro policíaco, pero también en el indigenista. Sus historias son muy actuales, parecen nuevas.



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martes, 28 de agosto de 2018

Walid Raad

Durante 2009, Walid Raad (Líbano, 1967) expuso en el Museo Reina Sofía, en Madrid, The Atlas Group (1989-2004), una investigación sobre la historia de Líbano durante ese periodo. La obra del artista multimedia se enfoca siempre en la historia de su país de origen y en las formas en las que ésta ha sido retratada, construida o fabricada; es una reflexión sobre la censura y la transformación de la información. A finales de 2014 el MOMA neoyorquino realizó una retrospectiva de su producción de los últimos veinticinco años, que reunió las piezas expuestas en el Reina Sofía y el proyecto Scratching on Things I Could Disavow, iniciado en 2007. Una amplia muestra de su obra se pudo ver en el Museo Jumex en 2016.

 

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Ir a la playa.

¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?

Playa.

¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?

La playa (1996), de Alex Garland.

¿Y película?

On the Beach (1959), de Stanley Kramer.     

¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?

El surfeo.

¿Qué música te conmueve?

La de los Beach Boys.

¿Qué te indigna?

Las playas sucias.

¿Qué te alegra?

Las playas limpias.

¿Por cuál ciudad sientes debilidad?

Por cualquiera con playa.

Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.

La hora de ir a la playa.  

¿Cómo descubriste tu vocación?

En la playa.   

¿Te identificas con algún personaje de la ficción?

Con Duke Kahanamoku.   

Publicado en La Tempestad 116 (nociembre de 2016)

 



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Walid Raad

Durante 2009, Walid Raad (Líbano, 1967) expuso en el Museo Reina Sofía, en Madrid, The Atlas Group (1989-2004), una investigación sobre la historia de Líbano durante ese periodo. La obra del artista multimedia se enfoca siempre en la historia de su país de origen y en las formas en las que ésta ha sido retratada, construida o fabricada; es una reflexión sobre la censura y la transformación de la información. A finales de 2014 el MOMA neoyorquino realizó una retrospectiva de su producción de los últimos veinticinco años, que reunió las piezas expuestas en el Reina Sofía y el proyecto Scratching on Things I Could Disavow, iniciado en 2007. Una amplia muestra de su obra se pudo ver en el Museo Jumex en 2016.

 

¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?

Ir a la playa.

¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?

Playa.

¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?

La playa (1996), de Alex Garland.

¿Y película?

On the Beach (1959), de Stanley Kramer.     

¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?

El surfeo.

¿Qué música te conmueve?

La de los Beach Boys.

¿Qué te indigna?

Las playas sucias.

¿Qué te alegra?

Las playas limpias.

¿Por cuál ciudad sientes debilidad?

Por cualquiera con playa.

Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.

La hora de ir a la playa.  

¿Cómo descubriste tu vocación?

En la playa.   

¿Te identificas con algún personaje de la ficción?

Con Duke Kahanamoku.   

Publicado en La Tempestad 116 (nociembre de 2016)

 



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Un ensayo de la ironía

En El agente secreto (1907), novela negra de Joseph Conrad que aborda el tema de la explotación, las calles de Londres se describen como “un acuario limoso al que se le hubiera quitado el agua”. Este concepto de suspensión, de encierro, es con el que juega Sebastian Hofmann en Tiempo compartido (2018), que ganó el Premio especial del jurado en el Festival de Sundance. La nueva película del director de Halley (2012), sin embargo, plantea su historia en el paraíso colorido y acartonado de un hotel en el que un padre de familia y un empleado de limpieza tienen serias dudas sobre lo que ahí ocurre.

Hofmann habla aquí de Tiempo compartido, que llegará a las salas el viernes, película en la que el creador cambia de registro y apuesta por una narrativa más convencional aunque no menos filosa.  

Tiempo compartido juega con la idea de la suspensión –que se puede entender como detenimiento, punición, condena o reprimenda–, de estar atrapado en un espacio. ¿De dónde surgió la idea de contar una historia con estas características que, además, se desarrolla en un hotel?

Tenía la idea de hacer una película que sucediera en una sola locación. Las películas que suceden dentro de un hotel constituyen casi un género. Desde que Julio Chavezmontes y yo planteamos el guion nuestro primer referente fue El resplandor, de Stanley Kubrick, basado en la novela de Stephen King. ¿Qué pasa si le quitas los elementos fantasmagóricos y sobrenaturales? Sólo queda la sensación de paranoia, aislamiento y demencia.

La película también viene de una anécdota familiar: mi madre vendió tiempos compartidos durante una temporada. Ella tenía un maestro, un tutor americano que era una eminencia en ventas, que impartía cursos sobre cómo manipular al posible comprador. Gloria, el personaje de Montserrat Marañón, emparentada con Andrés, al que da vida Miguel Rodarte, está inspirado en ella. El mundo de los tiempos compartidos es absurdo, siniestro y humorístico. Esta nueva película, en la que mezclé todos esos elementos, es un experimento de tono y atmósfera. Halley, mi filme anterior, es sensorial y filosófico. Con Tiempo compartido intentamos ser más ambiciosos en la estructura dramática y, además, nos abrimos más al público. Planteamos una comedia muy oscura, en la que intervienen actores conocidos como Luis Gerardo Méndez. Las audiencias mexicanas responden más al melodrama y la comedia. Este proyecto es una forma de intervenir una película comercial. Para mí es un experimento. Pasa mucho que las películas que se ven en los festivales se quedan en una zona de confort, donde saben que van a funcionar, en un circuito de élite, de críticos. Me tardé en levantar este proyecto, pero ese fue el reto, probar que podía hacer una película para un público mayor que el de la Cineteca. No me refiero a que la película vaya a tener una distribución tan amplia porque no es una comedia familiar.    

Han pasado varios años desde el estreno de Halley, tu primer largometraje. ¿Existe un hilo de continuidad entre esa película y la nueva?


Sí, es una extensión. La angustia viene del mismo lugar. Si se le analiza a Tiempo compartido en términos del lenguaje está construida con planos de mucho silencio, aunque sin caer en la contemplación del cine de Reygadas. Existe esa influencia, pero ya no me demoro en los planos. Hay un paralelo estético entre Halley y Tiempo compartido. Algunas personas me han dicho que el personaje de Miguel Rodarte es una extensión de Alberto, el protagonista de Halley. Rodarte interpreta a un hombre que no se puede comunicar, que está aferrado al dolor de una pérdida, que busca la compasión de sus compañeros y sus esposa. Todos los personajes están varios pasos adelante. Ya no hay un lugar para él en la empresa ni en su familia. Es un muerto viviente, está extinguido. La similitud entre ambos personajes no fue planteada a propósito.

El tono de la película es desconcertante. Hay humor, pero también algo siniestro que se percibe como una amenaza.

Tonalmente la película toma prestados elementos del cine de horror. Hacia el tercer acto se vuelve suspenso. ¿Qué está planeando realmente la multinacional del hotel? ¿Todo está ocurriendo en la cabeza de unos locos? No intento ser un mago y esconder el hilo. Ese tipo de cine no me interesa. Me gusta que se vea el hilo. El filme retoma al realismo mágico, la música y algunos otros artificios que hacen consciente al público del absurdo que se esconde detrás del eslogan vacacional “déjanos ser tu familia, dos veces al año, para hacer tus sueños realidad”.

Esa es la parte del experimento. Es una película que toma riesgos, más allá de si es buena o mala. No podemos competir con películas que siempre van a tener el sello de aprobación. El que la hayan reconocido con varias nominaciones al Ariel es satisfactorio. También el premio que obtuvo en Sundance. Ese es el mérito de la película: que los riesgos funcionaron. Está por verse cómo nos va con los diferentes tipos de públicos.

La estética del filme es particular, contrasta con el tono oscuro del tema que trata. ¿Se trata de una contraposición deliberada?

Desde que leyó el guion Matias Penachino, el cinefotógrafo, que es un gran artista, me dijo: hay que crear una hiperrealidad, como cuando vas en un avión y hojeas las revistas de turismo que muestran imágenes de familias perfectas, con una iluminación exagerada. Quisimos que la película nunca se viera real sino artificial, que lo único real viniera de las actuaciones. Dar la sensación de cómo interactúan estos seres orgánicos atrapados en un espacio inorgánico.

La película ha sido leída como una crítica al capitalismo donde hombres y mujeres son clientes potenciales en cualquier situación. ¿Este tipo de lecturas te parecen pertinentes?  

El filme funciona como sátira. La película se estrenó en Estados Unidos, la cuna del capitalismo, y ahí se le interpretó como una crítica a su sistema, donde lo más importante es perseguir cómo mejorar la calidad de vida, cómo tener una casa más bonita, cómo sobresalir y tener un cierto estatus. La pirámide es un símbolo muy importante en todo el filme: el hotel es una pirámide. El logo de la corporación Everfield International Resorts, que compra el hotel mexicano, es, también una pirámide. Claudio Ramírez Castelli, encargado del diseño de producción, y yo elegimos ese símbolo, que remite a la jerarquía del capitalismo, donde hay pocos en la punta y un volumen amplio en la base. Ello remite al hotel: sus entrañas son un lugar oscuro, húmedo, a diferencia de la superficie aséptica y colorida. Al final es todo una ilusión. Es una película que tiene muchas capas, como una cebolla. Ese es mi mayor interés, que resista la prueba del tiempo, que no sea una película mexicana que termine en Netflix sino que se le vea como un reflejo de las contrariedades del presente. Es lo que le ocurre al personaje de Rodarte, un deprimido encargado de divertir a los demás mientras se lo está llevando la chingada.

Le planteé lo siguiente a los actores: están atrapados en una pecera. En un cierto momento la película da la impresión de que los personajes realmente están constreñidos en un acuario. Ahí está la ironía.



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Un ensayo de la ironía

En El agente secreto (1907), novela negra de Joseph Conrad que aborda el tema de la explotación, las calles de Londres se describen como “un acuario limoso al que se le hubiera quitado el agua”. Este concepto de suspensión, de encierro, es con el que juega Sebastian Hofmann en Tiempo compartido (2018), que ganó el Premio especial del jurado en el Festival de Sundance. La nueva película del director de Halley (2012), sin embargo, plantea su historia en el paraíso colorido y acartonado de un hotel en el que un padre de familia y un empleado de limpieza tienen serias dudas sobre lo que ahí ocurre.

Hofmann habla aquí de Tiempo compartido, que llegará a las salas el viernes, película en la que el creador cambia de registro y apuesta por una narrativa más convencional aunque no menos filosa.  

Tiempo compartido juega con la idea de la suspensión –que se puede entender como detenimiento, punición, condena o reprimenda–, de estar atrapado en un espacio. ¿De dónde surgió la idea de contar una historia con estas características que, además, se desarrolla en un hotel?

Tenía la idea de hacer una película que sucediera en una sola locación. Las películas que suceden dentro de un hotel constituyen casi un género. Desde que Julio Chavezmontes y yo planteamos el guion nuestro primer referente fue El resplandor, de Stanley Kubrick, basado en la novela de Stephen King. ¿Qué pasa si le quitas los elementos fantasmagóricos y sobrenaturales? Sólo queda la sensación de paranoia, aislamiento y demencia.

La película también viene de una anécdota familiar: mi madre vendió tiempos compartidos durante una temporada. Ella tenía un maestro, un tutor americano que era una eminencia en ventas, que impartía cursos sobre cómo manipular al posible comprador. Gloria, el personaje de Montserrat Marañón, emparentada con Andrés, al que da vida Miguel Rodarte, está inspirado en ella. El mundo de los tiempos compartidos es absurdo, siniestro y humorístico. Esta nueva película, en la que mezclé todos esos elementos, es un experimento de tono y atmósfera. Halley, mi filme anterior, es sensorial y filosófico. Con Tiempo compartido intentamos ser más ambiciosos en la estructura dramática y, además, nos abrimos más al público. Planteamos una comedia muy oscura, en la que intervienen actores conocidos como Luis Gerardo Méndez. Las audiencias mexicanas responden más al melodrama y la comedia. Este proyecto es una forma de intervenir una película comercial. Para mí es un experimento. Pasa mucho que las películas que se ven en los festivales se quedan en una zona de confort, donde saben que van a funcionar, en un circuito de élite, de críticos. Me tardé en levantar este proyecto, pero ese fue el reto, probar que podía hacer una película para un público mayor que el de la Cineteca. No me refiero a que la película vaya a tener una distribución tan amplia porque no es una comedia familiar.    

Han pasado varios años desde el estreno de Halley, tu primer largometraje. ¿Existe un hilo de continuidad entre esa película y la nueva?


Sí, es una extensión. La angustia viene del mismo lugar. Si se le analiza a Tiempo compartido en términos del lenguaje está construida con planos de mucho silencio, aunque sin caer en la contemplación del cine de Reygadas. Existe esa influencia, pero ya no me demoro en los planos. Hay un paralelo estético entre Halley y Tiempo compartido. Algunas personas me han dicho que el personaje de Miguel Rodarte es una extensión de Alberto, el protagonista de Halley. Rodarte interpreta a un hombre que no se puede comunicar, que está aferrado al dolor de una pérdida, que busca la compasión de sus compañeros y sus esposa. Todos los personajes están varios pasos adelante. Ya no hay un lugar para él en la empresa ni en su familia. Es un muerto viviente, está extinguido. La similitud entre ambos personajes no fue planteada a propósito.

El tono de la película es desconcertante. Hay humor, pero también algo siniestro que se percibe como una amenaza.

Tonalmente la película toma prestados elementos del cine de horror. Hacia el tercer acto se vuelve suspenso. ¿Qué está planeando realmente la multinacional del hotel? ¿Todo está ocurriendo en la cabeza de unos locos? No intento ser un mago y esconder el hilo. Ese tipo de cine no me interesa. Me gusta que se vea el hilo. El filme retoma al realismo mágico, la música y algunos otros artificios que hacen consciente al público del absurdo que se esconde detrás del eslogan vacacional “déjanos ser tu familia, dos veces al año, para hacer tus sueños realidad”.

Esa es la parte del experimento. Es una película que toma riesgos, más allá de si es buena o mala. No podemos competir con películas que siempre van a tener el sello de aprobación. El que la hayan reconocido con varias nominaciones al Ariel es satisfactorio. También el premio que obtuvo en Sundance. Ese es el mérito de la película: que los riesgos funcionaron. Está por verse cómo nos va con los diferentes tipos de públicos.

La estética del filme es particular, contrasta con el tono oscuro del tema que trata. ¿Se trata de una contraposición deliberada?

Desde que leyó el guion Matias Penachino, el cinefotógrafo, que es un gran artista, me dijo: hay que crear una hiperrealidad, como cuando vas en un avión y hojeas las revistas de turismo que muestran imágenes de familias perfectas, con una iluminación exagerada. Quisimos que la película nunca se viera real sino artificial, que lo único real viniera de las actuaciones. Dar la sensación de cómo interactúan estos seres orgánicos atrapados en un espacio inorgánico.

La película ha sido leída como una crítica al capitalismo donde hombres y mujeres son clientes potenciales en cualquier situación. ¿Este tipo de lecturas te parecen pertinentes?  

El filme funciona como sátira. La película se estrenó en Estados Unidos, la cuna del capitalismo, y ahí se le interpretó como una crítica a su sistema, donde lo más importante es perseguir cómo mejorar la calidad de vida, cómo tener una casa más bonita, cómo sobresalir y tener un cierto estatus. La pirámide es un símbolo muy importante en todo el filme: el hotel es una pirámide. El logo de la corporación Everfield International Resorts, que compra el hotel mexicano, es, también una pirámide. Claudio Ramírez Castelli, encargado del diseño de producción, y yo elegimos ese símbolo, que remite a la jerarquía del capitalismo, donde hay pocos en la punta y un volumen amplio en la base. Ello remite al hotel: sus entrañas son un lugar oscuro, húmedo, a diferencia de la superficie aséptica y colorida. Al final es todo una ilusión. Es una película que tiene muchas capas, como una cebolla. Ese es mi mayor interés, que resista la prueba del tiempo, que no sea una película mexicana que termine en Netflix sino que se le vea como un reflejo de las contrariedades del presente. Es lo que le ocurre al personaje de Rodarte, un deprimido encargado de divertir a los demás mientras se lo está llevando la chingada.

Le planteé lo siguiente a los actores: están atrapados en una pecera. En un cierto momento la película da la impresión de que los personajes realmente están constreñidos en un acuario. Ahí está la ironía.



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El guion, el alma de la película

La fundación Escribe Cine A.C. organiza el cuarto Festival de Guion Cinematográfico, que hoy inicia sus actividades. Con el objetivo de rescatar el papel del guionista en torno a la creación cinematográfica, el festival incluye una amplia gama de actividades, entre ellas un concurso de guiones (tanto de largometraje como de cortometraje), asesorías para guionistas y clases magistrales. Uno de los mayores atractivos del encuentro consiste en ofrecer a través de su página web los guiones de ciertos filmes que serán proyectados.

Al respecto del papel que cumple el festival, la guionista y productora mexicana Brenda Medina, coordinadora general del evento, comenta que “a pesar de que existen esfuerzos por apoyar el desarrollo y la profesionalización del guion en México, aún es muy evidente la falta de colaboración con las otras áreas del quehacer cinematográfico, así como el compromiso por especializarse en la materia.”

Esta situación implica una falta de rigor al respecto de los roles asignados a cada etapa de la producción cinematográfica. “Hay directores o productores que incursionan en el guion sin conocimiento en él o guionistas que por querer ver su guion producido deciden dirigir. Ambos escenarios no permiten que nuestra industria se fortalezca y dañan el oficio del guionista. Es necesario que los guionistas se comprometan con su oficio y la industria respete su lugar en el proceso de producción”.

Es por esto que Medina fundó Escribe Bien A.C. y ahora organiza por cuarta ocasión –y con apoyo de IMCINE– el Festival de Guion Cinematográfico, el cual da herramientas a los guionistas para desarrollar su oficio y poder entregar obras de calidad a la industria. Además de incentivar el que se considere la escritura del guion como un proceso vital dentro de la producción de una película. Contando con experiencia en la industria cinematográfica tras haber estrenado en 2013 el largometraje Escapando a casa, del cual se encargó de la producción y el guión, Medina insiste en respetar el lugar del guión, en que “darle su espacio y tiempo necesario permite entregar películas de calidad al público”.

Para Medina la centralidad del guion y la razón de ser del encuentro se deben a que “es la base en todo proceso de producción, es el alma de toda película. Es el guion del que se alimentan todos los artistas que contribuyen a la realización de una película.” Medina, sin embargo, también concede importancia a las demás actividades cinematográficas, destacando el carácter colaborativo que define al quehacer fílmico: “En ningún caso buscamos ignorar a otras áreas del cine, el cine se hace en equipo, y si como equipo tenemos una base sólida, lo que sume la visión de todos, dará una obra perpetua”

El Festival de Guion Cinematográfico, que se extenderá hasta el 1 de septiembre, se lleva a cabo en diversas sedes de la Ciudad de México, entre ellas el IFAL, el Instituto Goethe y la Alianza Francesa.



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El guion, el alma de la película

La fundación Escribe Cine A.C. organiza el cuarto Festival de Guion Cinematográfico, que hoy inicia sus actividades. Con el objetivo de rescatar el papel del guionista en torno a la creación cinematográfica, el festival incluye una amplia gama de actividades, entre ellas un concurso de guiones (tanto de largometraje como de cortometraje), asesorías para guionistas y clases magistrales. Uno de los mayores atractivos del encuentro consiste en ofrecer a través de su página web los guiones de ciertos filmes que serán proyectados.

Al respecto del papel que cumple el festival, la guionista y productora mexicana Brenda Medina, coordinadora general del evento, comenta que “a pesar de que existen esfuerzos por apoyar el desarrollo y la profesionalización del guion en México, aún es muy evidente la falta de colaboración con las otras áreas del quehacer cinematográfico, así como el compromiso por especializarse en la materia.”

Esta situación implica una falta de rigor al respecto de los roles asignados a cada etapa de la producción cinematográfica. “Hay directores o productores que incursionan en el guion sin conocimiento en él o guionistas que por querer ver su guion producido deciden dirigir. Ambos escenarios no permiten que nuestra industria se fortalezca y dañan el oficio del guionista. Es necesario que los guionistas se comprometan con su oficio y la industria respete su lugar en el proceso de producción”.

Es por esto que Medina fundó Escribe Bien A.C. y ahora organiza por cuarta ocasión –y con apoyo de IMCINE– el Festival de Guion Cinematográfico, el cual da herramientas a los guionistas para desarrollar su oficio y poder entregar obras de calidad a la industria. Además de incentivar el que se considere la escritura del guion como un proceso vital dentro de la producción de una película. Contando con experiencia en la industria cinematográfica tras haber estrenado en 2013 el largometraje Escapando a casa, del cual se encargó de la producción y el guión, Medina insiste en respetar el lugar del guión, en que “darle su espacio y tiempo necesario permite entregar películas de calidad al público”.

Para Medina la centralidad del guion y la razón de ser del encuentro se deben a que “es la base en todo proceso de producción, es el alma de toda película. Es el guion del que se alimentan todos los artistas que contribuyen a la realización de una película.” Medina, sin embargo, también concede importancia a las demás actividades cinematográficas, destacando el carácter colaborativo que define al quehacer fílmico: “En ningún caso buscamos ignorar a otras áreas del cine, el cine se hace en equipo, y si como equipo tenemos una base sólida, lo que sume la visión de todos, dará una obra perpetua”

El Festival de Guion Cinematográfico, que se extenderá hasta el 1 de septiembre, se lleva a cabo en diversas sedes de la Ciudad de México, entre ellas el IFAL, el Instituto Goethe y la Alianza Francesa.



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