miércoles, 31 de octubre de 2018

El futuro según Sou Fujimoto

La Casa de Japón de Los Ángeles presenta Sou Fujimoto: Futures of the Future, una muestra conformada por más de 100 modelos y fotografías a gran escala de proyectos pasados y actuales del reconocido arquitecto japonés, que ha dicho en múltiples ocasiones que crear arquitectura es como plantar semillas del futuro.

Originario de Hokkaidō, Japón, y graduado de la Universidad de Tokio, Fujimoto ha explorado el tema del “futuro primitivo”, especie de oxímoron que hace referencia a los momentos originarios e intuitivos en los que el ser humano se vincula nuevamente con la humanidad, abriéndose a nuevas posibilidades, así como la yuxtaposición entre lo público y lo privado y la naturaleza y la urbanidad.

Fujimoto recibió el Gran Premio del Instituto de Arquitectos de Japón en 2008; en 2012 su entrada para el Pabellón de Japón de la 13a Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia le otorgó el León de Oro en el evento italiano. Al año siguiente, Fujimoto fue invitado a diseñar el prestigioso pabellón de la Serpentine Gallery de Londres.

La exposición también incluye varias obras de “La arquitectura está en todas partes”, serie que presenta modelos en miniatura en los que se pueden ver figuras humanas a pequeña escala junto a objetos cotidianos comunes.



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El futuro según Sou Fujimoto

La Casa de Japón de Los Ángeles presenta Sou Fujimoto: Futures of the Future, una muestra conformada por más de 100 modelos y fotografías a gran escala de proyectos pasados y actuales del reconocido arquitecto japonés, que ha dicho en múltiples ocasiones que crear arquitectura es como plantar semillas del futuro.

Originario de Hokkaidō, Japón, y graduado de la Universidad de Tokio, Fujimoto ha explorado el tema del “futuro primitivo”, especie de oxímoron que hace referencia a los momentos originarios e intuitivos en los que el ser humano se vincula nuevamente con la humanidad, abriéndose a nuevas posibilidades, así como la yuxtaposición entre lo público y lo privado y la naturaleza y la urbanidad.

Fujimoto recibió el Gran Premio del Instituto de Arquitectos de Japón en 2008; en 2012 su entrada para el Pabellón de Japón de la 13a Exposición Internacional de Arquitectura de la Bienal de Venecia le otorgó el León de Oro en el evento italiano. Al año siguiente, Fujimoto fue invitado a diseñar el prestigioso pabellón de la Serpentine Gallery de Londres.

La exposición también incluye varias obras de “La arquitectura está en todas partes”, serie que presenta modelos en miniatura en los que se pueden ver figuras humanas a pequeña escala junto a objetos cotidianos comunes.



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Un ensayo escénico sobre el placer

“Si en la Edad Media el placer era considerado como pecado ahora es un mecanismo de control vinculado al consumo”, dice Karla Sánchez, encargada del diseño de producción de Homo Box Machina, un experimento multimedia inspirado en los mecanismos teatrales que propone un lectura crítica del goce. A través de elementos de video mapping, múltiples pantallas y mecanismos de tramoya, la pieza, realizada por el colectivo de diseñadores Engranaje Invertebrado y la compañía El Rinoceronte Enamorado, hace visible las tensiones vinculadas al placer estético, la violencia, el erotismo y la contemplación.

“Urge poner en crisis las formas en que se nos ha enseñado a sentir placer”, dice Karla Sánchez, directora de producción de Homo Box Machina

Al prescindir de actores, el montaje se atiene al poder y la fuerza de la escena y el lenguaje multimedia. “El teatro en sí mismo en una potencia”, añade Karla, “no necesita de un intermediario para comunicarse con el espectador. Todos los involucrados en la concepción de Homo Box Machina, que dirige Daniel Primo, somos diseñadores de escenografía, iluminación, multimedia y aspectos sonoros”. Cinco dramaturgos participaron en la creación de las escenas de las que consta la obra: Diego Álvarez, Edén Coronado, Shaday Larios, Ángel Hernández y Xandra Orive. La dimensión multimedia de la pieza, que no tiene diálogos, no ilustra sino que conjunta elementos que elaboran ideas. Al mostrar los mecanismos de escena y a quienes los manipulan, se invita al espectador a asomarse a la caja del mago, a conocer los procedimientos sobre cómo se generan y transmiten las imágenes visuales y sonoras.

La revisión del hedonismo que anima el concepto de Homo Box Machina parte de varias experiencias. Karla confiesa que luego del sismo del 19 de septiembre de 2017 los colaboradores de la obra se hicieron varias preguntas, la principal fue ¿cómo se volvió a la normalidad luego de varios días de organización, apoyo y confianza? Esta cotidianidad, refiere la diseñadora, volvió a desconectarnos, nos convirtió de nuevo en desconocidos. “Fue un punto de quiebre que nos planteó que quizá el placer se encuentra en la compañía, en estar juntos. La tecnología y los medios de comunicación son instrumentos a través de los que se ha tergiversado el placer para volvernos consumidores de objetos y experiencias que supuestamente lo garantizan. Urge poner en crisis las formas en que se nos ha enseñado a sentir placer”.   

Homo Box Machina se podrá ver todos los miércoles a partir de hoy y hasta el 28 de noviembre en el Teatro Rafael Solana.



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Un ensayo escénico sobre el placer

“Si en la Edad Media el placer era considerado como pecado ahora es un mecanismo de control vinculado al consumo”, dice Karla Sánchez, encargada del diseño de producción de Homo Box Machina, un experimento multimedia inspirado en los mecanismos teatrales que propone un lectura crítica del goce. A través de elementos de video mapping, múltiples pantallas y mecanismos de tramoya, la pieza, realizada por el colectivo de diseñadores Engranaje Invertebrado y la compañía El Rinoceronte Enamorado, hace visible las tensiones vinculadas al placer estético, la violencia, el erotismo y la contemplación.

“Urge poner en crisis las formas en que se nos ha enseñado a sentir placer”, dice Karla Sánchez, directora de producción de Homo Box Machina

Al prescindir de actores, el montaje se atiene al poder y la fuerza de la escena y el lenguaje multimedia. “El teatro en sí mismo en una potencia”, añade Karla, “no necesita de un intermediario para comunicarse con el espectador. Todos los involucrados en la concepción de Homo Box Machina, que dirige Daniel Primo, somos diseñadores de escenografía, iluminación, multimedia y aspectos sonoros”. Cinco dramaturgos participaron en la creación de las escenas de las que consta la obra: Diego Álvarez, Edén Coronado, Shaday Larios, Ángel Hernández y Xandra Orive. La dimensión multimedia de la pieza, que no tiene diálogos, no ilustra sino que conjunta elementos que elaboran ideas. Al mostrar los mecanismos de escena y a quienes los manipulan, se invita al espectador a asomarse a la caja del mago, a conocer los procedimientos sobre cómo se generan y transmiten las imágenes visuales y sonoras.

La revisión del hedonismo que anima el concepto de Homo Box Machina parte de varias experiencias. Karla confiesa que luego del sismo del 19 de septiembre de 2017 los colaboradores de la obra se hicieron varias preguntas, la principal fue ¿cómo se volvió a la normalidad luego de varios días de organización, apoyo y confianza? Esta cotidianidad, refiere la diseñadora, volvió a desconectarnos, nos convirtió de nuevo en desconocidos. “Fue un punto de quiebre que nos planteó que quizá el placer se encuentra en la compañía, en estar juntos. La tecnología y los medios de comunicación son instrumentos a través de los que se ha tergiversado el placer para volvernos consumidores de objetos y experiencias que supuestamente lo garantizan. Urge poner en crisis las formas en que se nos ha enseñado a sentir placer”.   

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La belleza del solipsismo

Hace unos años un crítico llamado Derek Elley escribió para Variety que si uno imaginaba los peores excesos del cine alemán en los setenta y los mezclaba con Chantal Akerman obtendría como resultado la película Places in Cities (Plätze in Städten, 1998), de la directora Angela Schanelec. Si con los peores excesos del cine alemán Elley se refería al Fassbinder más subversivo o tal vez a Jean-Marie Straub y Harun Farocki, se equivocó. No sobra decir que, además, nos vendió a muchos la película inmediatamente.

Al contrario de los maestros del Nuevo Cine Alemán, experimentadores natos y radicales, la obra de Schanelec es —sin dejar de desafiar las narrativas convencionales— una de silencio, melancolía e interrupciones. En realidad Schanelec es heredera del francés Robert Bresson, que hizo de la elipsis un estilo. Sus filmes, como los de su descendiente alemana, se parecen a los dibujos hechos de puntos que el espectador deberá conectar, pero, claro, el resultado sobrepasa por mucho las imágenes en los libros para niños. En las películas de Bresson y de Schanelec las acciones melodramáticas se esconden o, en todo caso, se sugieren en los rostros de los personajes. La voz del mundo es un silencio que sugiere una presencia inabarcable en el cine de Bresson; en la obra de Schanelec representa un vacío interior, acaso impalpable de cualquier otro modo.

En su más reciente filme, El sendero de los sueños (Der traumhafte Weg, 2016), Schanelec narra las historias de varios personajes conectados por el espacio en común. A veces unos se topan con otros pero sus vidas se enlazan de manera más clara por la melancolía y la separación. Juego de ironías, la película reúne lo dividido y disgrega lo afín. En 1984 una joven pareja visita Grecia, donde los habitantes protestan por la relación de su país con la Unión Europea. No es muy claro lo que sucede pero parecen quejas contemporáneas. Grecia fue agregada a la Unión en 1981 pero fue tras la crisis de hace una década que se comenzó a hablar de su salida. Treinta años después estos personajes reaparecen en el fondo mientras otra pareja se separa en Berlín. Ambas son historias de pérdida contadas mediante imágenes casi estáticas y composiciones que parecieran más bien retratos.

Al igual que en el cine de Bresson, Schanelec usa planos de duración larga y ubica la cámara cerca del suelo. A menudo vemos los pies de los personajes. Es una manera sutil de sugerir lo que sucede en las escenas, en vez de mostrarlo. Cuando una niña se cae de una escalera no escuchamos el ruido, no la vemos caer. Schanelec nos la muestra tumbada, pero no en una postura natural sino en una claramente fabricada. Los padres de la niña se acercan despacio. Nadie grita ni corre por la ambulancia. Cine de estampas, las composiciones poseen un dramatismo que anula la realidad y nos enseña un mundo navegado por fantasmas. El vestuario de la muchacha en la primera historia no parece cambiar. Su blusa roja es un símbolo de permanencia pero Schanelec se guarda su significado.

En ese sentido la directora alemana se separa y supera al maestro francés. Bresson eludía las convenciones del cine narrativo evitando lo obvio, escondiendo lo espectacular. La elipsis en el cine de Schanelec lo abarca todo y nos deja ya no con un par de narrativas sino con colecciones de instantes. El sendero de los sueños no es tanto una historia ni una exploración de ideas como una evocación de experiencias. A veces Schanelec nos permite conocer sus historias un poco más, como en el caso del novio inglés de la muchacha alemana. Su padre está perdiendo la vista y su madre está en cama sufriendo. Él tiene que dejarla para ayudarlos. Por el contrario, nunca está claro por qué treinta años después una actriz deja a su esposo, un antropólogo. Después de que vemos al joven inglés reunirse con su familia, pareciera que la narrativa comienza a desintegrarse; cuando vemos a la muchacha alemana, intactas su piel y su blusa roja, parece que se ha deslindado del tiempo y la cámara se ha convertido en la mirada omnipresente de la realidad.

Así como la directora busca conectarse con las experiencias de sus espectadores, también hay un intento aparente de enlazar su obra con otras filmografías, pero no las de los radicales cineastas alemanes de los setenta, como piensa Elley. Admito que la obra de Schanelec, en su tiempo natural, muerto, y en el ritmo de su silencio, es muy similar a la de Chantal Akerman, particularmente en su cinta Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975). Pero un par de imágenes en El sendero de los sueños sugieren influencias fuera de Europa. La primera aparece pronto, cuando el joven inglés llora durante su desayuno. El plano y la intensidad del llanto tienen mucho en común con una imagen de Luz silenciosa (2007), del mexicano Carlos Reygadas. En otra escena uno de los personajes cava su propia tumba y se introduce en ella como el protagonista de El sabor de las cerezas (1997), de Abbas Kiarostami. Son todas películas donde el ritmo lo dicta el tedio. Vivir se ha convertido, para los protagonistas, en un trámite hacia la muerte, y si Schanelec no está citando a sus colegas de Irán y México, al menos se ubica en la misma tradición.

Es importante añadir que hay una limitante, en mi opinión, para que el cine de Schanelec se ubique en el mismo nivel que el de sus colegas y maestros: su desenfreno. Más artificial y más hermética que los demás, Schanelec parece a veces dialogar sola pero hay una belleza en su solipsismo que trasciende las necesidades de comunicar. Más bien es como el inusual acto de pensar un poema en voz alta mientras nos escuchan los extraños.



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La belleza del solipsismo

Hace unos años un crítico llamado Derek Elley escribió para Variety que si uno imaginaba los peores excesos del cine alemán en los setenta y los mezclaba con Chantal Akerman obtendría como resultado la película Places in Cities (Plätze in Städten, 1998), de la directora Angela Schanelec. Si con los peores excesos del cine alemán Elley se refería al Fassbinder más subversivo o tal vez a Jean-Marie Straub y Harun Farocki, se equivocó. No sobra decir que, además, nos vendió a muchos la película inmediatamente.

Al contrario de los maestros del Nuevo Cine Alemán, experimentadores natos y radicales, la obra de Schanelec es —sin dejar de desafiar las narrativas convencionales— una de silencio, melancolía e interrupciones. En realidad Schanelec es heredera del francés Robert Bresson, que hizo de la elipsis un estilo. Sus filmes, como los de su descendiente alemana, se parecen a los dibujos hechos de puntos que el espectador deberá conectar, pero, claro, el resultado sobrepasa por mucho las imágenes en los libros para niños. En las películas de Bresson y de Schanelec las acciones melodramáticas se esconden o, en todo caso, se sugieren en los rostros de los personajes. La voz del mundo es un silencio que sugiere una presencia inabarcable en el cine de Bresson; en la obra de Schanelec representa un vacío interior, acaso impalpable de cualquier otro modo.

En su más reciente filme, El sendero de los sueños (Der traumhafte Weg, 2016), Schanelec narra las historias de varios personajes conectados por el espacio en común. A veces unos se topan con otros pero sus vidas se enlazan de manera más clara por la melancolía y la separación. Juego de ironías, la película reúne lo dividido y disgrega lo afín. En 1984 una joven pareja visita Grecia, donde los habitantes protestan por la relación de su país con la Unión Europea. No es muy claro lo que sucede pero parecen quejas contemporáneas. Grecia fue agregada a la Unión en 1981 pero fue tras la crisis de hace una década que se comenzó a hablar de su salida. Treinta años después estos personajes reaparecen en el fondo mientras otra pareja se separa en Berlín. Ambas son historias de pérdida contadas mediante imágenes casi estáticas y composiciones que parecieran más bien retratos.

Al igual que en el cine de Bresson, Schanelec usa planos de duración larga y ubica la cámara cerca del suelo. A menudo vemos los pies de los personajes. Es una manera sutil de sugerir lo que sucede en las escenas, en vez de mostrarlo. Cuando una niña se cae de una escalera no escuchamos el ruido, no la vemos caer. Schanelec nos la muestra tumbada, pero no en una postura natural sino en una claramente fabricada. Los padres de la niña se acercan despacio. Nadie grita ni corre por la ambulancia. Cine de estampas, las composiciones poseen un dramatismo que anula la realidad y nos enseña un mundo navegado por fantasmas. El vestuario de la muchacha en la primera historia no parece cambiar. Su blusa roja es un símbolo de permanencia pero Schanelec se guarda su significado.

En ese sentido la directora alemana se separa y supera al maestro francés. Bresson eludía las convenciones del cine narrativo evitando lo obvio, escondiendo lo espectacular. La elipsis en el cine de Schanelec lo abarca todo y nos deja ya no con un par de narrativas sino con colecciones de instantes. El sendero de los sueños no es tanto una historia ni una exploración de ideas como una evocación de experiencias. A veces Schanelec nos permite conocer sus historias un poco más, como en el caso del novio inglés de la muchacha alemana. Su padre está perdiendo la vista y su madre está en cama sufriendo. Él tiene que dejarla para ayudarlos. Por el contrario, nunca está claro por qué treinta años después una actriz deja a su esposo, un antropólogo. Después de que vemos al joven inglés reunirse con su familia, pareciera que la narrativa comienza a desintegrarse; cuando vemos a la muchacha alemana, intactas su piel y su blusa roja, parece que se ha deslindado del tiempo y la cámara se ha convertido en la mirada omnipresente de la realidad.

Así como la directora busca conectarse con las experiencias de sus espectadores, también hay un intento aparente de enlazar su obra con otras filmografías, pero no las de los radicales cineastas alemanes de los setenta, como piensa Elley. Admito que la obra de Schanelec, en su tiempo natural, muerto, y en el ritmo de su silencio, es muy similar a la de Chantal Akerman, particularmente en su cinta Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975). Pero un par de imágenes en El sendero de los sueños sugieren influencias fuera de Europa. La primera aparece pronto, cuando el joven inglés llora durante su desayuno. El plano y la intensidad del llanto tienen mucho en común con una imagen de Luz silenciosa (2007), del mexicano Carlos Reygadas. En otra escena uno de los personajes cava su propia tumba y se introduce en ella como el protagonista de El sabor de las cerezas (1997), de Abbas Kiarostami. Son todas películas donde el ritmo lo dicta el tedio. Vivir se ha convertido, para los protagonistas, en un trámite hacia la muerte, y si Schanelec no está citando a sus colegas de Irán y México, al menos se ubica en la misma tradición.

Es importante añadir que hay una limitante, en mi opinión, para que el cine de Schanelec se ubique en el mismo nivel que el de sus colegas y maestros: su desenfreno. Más artificial y más hermética que los demás, Schanelec parece a veces dialogar sola pero hay una belleza en su solipsismo que trasciende las necesidades de comunicar. Más bien es como el inusual acto de pensar un poema en voz alta mientras nos escuchan los extraños.



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martes, 30 de octubre de 2018

Ser lo que a uno le dé la gana

Powerpaola nunca se sintió cómoda en el mundo del arte. A pesar de que inició su búsqueda creativa en la pintura, se sentía ajena a galeristas, críticos y otros agentes del ámbito artístico. Al vivir en Francia descubrió el trabajo de mujeres que contaban sus propias historias a través de dibujos. “No me siento ilustradora. Soy dibujante. En ese sentido el dibujo me permite hacer muchas cosas, una de ellas es ilustrar, una actividad que se hace en función de algo que existe previamente”, confiesa la autora de Virus tropical (2018), novela gráfica que publicó Sexto Piso y que, además, inspiró una película del mismo nombre que estos días se puede ver en salas.

El trabajo de Paola Gaviria, nombre real de Powerpaola, que nació en Quito, Ecuador, destaca. El bombardeo de imágenes del mundo actual se nutre especialmente de la fotografía, sin embargo existen otras expresiones visuales con potencias específicas. Al conocer el trabajo de historietistas mujeres, Paola se dio cuenta que esa era su senda. “El trabajo de Aline Kominsky, que en los setenta y ochenta hizo una publicación de cómics con historias de mujeres, me impresionó. No había leído cosas de ese tipo. No se trataba de superhéroes o de humor gráfico sino de relatos biográficos”, dice la creadora. Al no tener idea de cómo contar la historia que tenía en mente, Paola se puso a estudiar e investigar el trabajo de, entre otras artistas, Julie Doucet y Marjane Satrapi. Tres años después estaba trabajando en Virus tropical.

“Luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”

Los conflictos armados, el feminismo y la migración son algunos de los temas que atraviesan la novela de Gaviria. En Virus tropical cuenta cómo fue una niña no esperada, que nació luego de que a su madre le ligaran las trompas y, en suma, relata de qué forma su infancia y adolescencia, que transcurrió entre Quito y la ciudad colombiana de Cali, estuvo marcada por la presión externa de tener que ser de un cierto modo. “No me planté para nada hacer una historia feminista. Quería contar mi historia, que está poblada de mujeres. Siempre me preguntan por qué los hombres no aparecen en la historia o aparecen como tontos. Traté de retratar mi experiencia, aunque, por supuesto, se trata de un recorte que funciona para la historia”, confiesa Powerpaola.

En Virus tropical la autora no se ahorra los problemas de las relaciones humanas. Destaca la presencia de sus hermanas mayores, Claudia y Patty. La primera es una adolescente rebelde que en cuanto puede se va de casa, se casa en secreto en la Isla de Pascua y queda embarazada; la segunda, una chica estudiosa y bien portada que pasa de odiar a su hermana menor a hacerse cargo de ella en Cali, ciudad a la que migra para estudiar psicología, y a la que pronto se mudan Paola y su madre. La abuela, por otro lado, es casi una villana de telenovela que impone el orden, que dicta cómo deben comportarse las mujeres. “Antes que mi vida está la historia. Mi abuela fue una mujer maravillosa. Funcionaba para mi relato, pero, otra vez, se trata de un recorte, de una edición”, asegura la autora, que al no trabajar con un guion previo sigue el método de dibujar y borrar hasta encontrar el balance entre texto e imagen.

“Quise contar las diferentes posibilidades de ser mujer. Me sorprende mucho porque en los lugares en los que se ha proyectado la película, dirigida por Santiago Caicedo, muchos hombres se me acercan para decirme que se identifican conmigo. La historia es sobre cómo el mundo, la familia, la sociedad, te obliga a ser de una forma. Creo que una puede ser lo que le dé la gana”, dice Powerpaola. “Por otro lado, luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”.



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Ser lo que a uno le dé la gana

Powerpaola nunca se sintió cómoda en el mundo del arte. A pesar de que inició su búsqueda creativa en la pintura, se sentía ajena a galeristas, críticos y otros agentes del ámbito artístico. Al vivir en Francia descubrió el trabajo de mujeres que contaban sus propias historias a través de dibujos. “No me siento ilustradora. Soy dibujante. En ese sentido el dibujo me permite hacer muchas cosas, una de ellas es ilustrar, una actividad que se hace en función de algo que existe previamente”, confiesa la autora de Virus tropical (2018), novela gráfica que publicó Sexto Piso y que, además, inspiró una película del mismo nombre que estos días se puede ver en salas.

El trabajo de Paola Gaviria, nombre real de Powerpaola, que nació en Quito, Ecuador, destaca. El bombardeo de imágenes del mundo actual se nutre especialmente de la fotografía, sin embargo existen otras expresiones visuales con potencias específicas. Al conocer el trabajo de historietistas mujeres, Paola se dio cuenta que esa era su senda. “El trabajo de Aline Kominsky, que en los setenta y ochenta hizo una publicación de cómics con historias de mujeres, me impresionó. No había leído cosas de ese tipo. No se trataba de superhéroes o de humor gráfico sino de relatos biográficos”, dice la creadora. Al no tener idea de cómo contar la historia que tenía en mente, Paola se puso a estudiar e investigar el trabajo de, entre otras artistas, Julie Doucet y Marjane Satrapi. Tres años después estaba trabajando en Virus tropical.

“Luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”

Los conflictos armados, el feminismo y la migración son algunos de los temas que atraviesan la novela de Gaviria. En Virus tropical cuenta cómo fue una niña no esperada, que nació luego de que a su madre le ligaran las trompas y, en suma, relata de qué forma su infancia y adolescencia, que transcurrió entre Quito y la ciudad colombiana de Cali, estuvo marcada por la presión externa de tener que ser de un cierto modo. “No me planté para nada hacer una historia feminista. Quería contar mi historia, que está poblada de mujeres. Siempre me preguntan por qué los hombres no aparecen en la historia o aparecen como tontos. Traté de retratar mi experiencia, aunque, por supuesto, se trata de un recorte que funciona para la historia”, confiesa Powerpaola.

En Virus tropical la autora no se ahorra los problemas de las relaciones humanas. Destaca la presencia de sus hermanas mayores, Claudia y Patty. La primera es una adolescente rebelde que en cuanto puede se va de casa, se casa en secreto en la Isla de Pascua y queda embarazada; la segunda, una chica estudiosa y bien portada que pasa de odiar a su hermana menor a hacerse cargo de ella en Cali, ciudad a la que migra para estudiar psicología, y a la que pronto se mudan Paola y su madre. La abuela, por otro lado, es casi una villana de telenovela que impone el orden, que dicta cómo deben comportarse las mujeres. “Antes que mi vida está la historia. Mi abuela fue una mujer maravillosa. Funcionaba para mi relato, pero, otra vez, se trata de un recorte, de una edición”, asegura la autora, que al no trabajar con un guion previo sigue el método de dibujar y borrar hasta encontrar el balance entre texto e imagen.

“Quise contar las diferentes posibilidades de ser mujer. Me sorprende mucho porque en los lugares en los que se ha proyectado la película, dirigida por Santiago Caicedo, muchos hombres se me acercan para decirme que se identifican conmigo. La historia es sobre cómo el mundo, la familia, la sociedad, te obliga a ser de una forma. Creo que una puede ser lo que le dé la gana”, dice Powerpaola. “Por otro lado, luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”.



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Daniel Abreu en el CCEMx

Después de presentarse en el XLVI Festival Internacional Cervantino, el coreógrafo y bailarín español Daniel Abreu, quien se encuentra de gira por Latinoamérica, presentará Cabeza, un solo de danza que expone lo que puede experimentar en silencio una persona ante una noticia que impacta. La cita es mañana a las 19 horas en el Centro Cultural de España. 

Las producciones de Abreu han sido catalogadas por la crítica de su país como arriesgadas e innovadoras

Ganador del Premio Nacional de Danza 2014 en la categoría de creación que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de su país, Abreu, haciendo uso de distintos recursos, explora los estados internos del ser a partir del concepto de construcción-destrucción. En medio del escenario emerge una figura en solitario que, a través de un movimiento limpio y fracturado, evoluciona para sumergirse en un mundo onírico en el que se presentan las fantasías y las realidades de un hombre que ha sido herido. Cabeza nace desde una grieta, desde un extraño paisaje que, provocado por un golpe que cimbra la mente, nos lleva a observar el cerebro desde afuera.

Aquí, un video que adelanta el trabajo escénico de Abreu.

Respaldado por más de sesenta trabajos coreográficos que se han presentado en Europa, Asia, África y América, las producciones de Abreu han sido catalogadas por la crítica de su país como arriesgadas e innovadoras. En 2004 fundó su propia compañía y ha sido galardonado con distintos premios, entre los que destacan los de Mejor Intérprete Masculino de Danza, Mejor Coreografía y Mejor Espectáculo de Danza, otorgados en 2008, por la Desnudez; Mejor Dirección en el INDIFESTIVAL 2010 por Los zuecos van hacia sus buenos hábitos; y el Premio a un Bailarín Sobresaliente en el XVIII Certamen Coreográfico de Madrid, con una beca para el American Dance Festival.

La entrada a la presentación es gratuita.



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Daniel Abreu en el CCEMx

Después de presentarse en el XLVI Festival Internacional Cervantino, el coreógrafo y bailarín español Daniel Abreu, quien se encuentra de gira por Latinoamérica, presentará Cabeza, un solo de danza que expone lo que puede experimentar en silencio una persona ante una noticia que impacta. La cita es mañana a las 19 horas en el Centro Cultural de España. 

Las producciones de Abreu han sido catalogadas por la crítica de su país como arriesgadas e innovadoras

Ganador del Premio Nacional de Danza 2014 en la categoría de creación que otorga el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de su país, Abreu, haciendo uso de distintos recursos, explora los estados internos del ser a partir del concepto de construcción-destrucción. En medio del escenario emerge una figura en solitario que, a través de un movimiento limpio y fracturado, evoluciona para sumergirse en un mundo onírico en el que se presentan las fantasías y las realidades de un hombre que ha sido herido. Cabeza nace desde una grieta, desde un extraño paisaje que, provocado por un golpe que cimbra la mente, nos lleva a observar el cerebro desde afuera.

Aquí, un video que adelanta el trabajo escénico de Abreu.

Respaldado por más de sesenta trabajos coreográficos que se han presentado en Europa, Asia, África y América, las producciones de Abreu han sido catalogadas por la crítica de su país como arriesgadas e innovadoras. En 2004 fundó su propia compañía y ha sido galardonado con distintos premios, entre los que destacan los de Mejor Intérprete Masculino de Danza, Mejor Coreografía y Mejor Espectáculo de Danza, otorgados en 2008, por la Desnudez; Mejor Dirección en el INDIFESTIVAL 2010 por Los zuecos van hacia sus buenos hábitos; y el Premio a un Bailarín Sobresaliente en el XVIII Certamen Coreográfico de Madrid, con una beca para el American Dance Festival.

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Sin método ni orden

Borges encontró el Aleph debajo de unas escaleras y vio al mismo tiempo todas las cosas del mundo. Las que me vienen a la memoria: racimos, nieve y tabaco, el populoso mar, todas las hormigas que existen en el globo del mar y de tierra, todos los espejos del planeta (ninguno lo reflejó). También vio la circulación de su propia sangre.

Eduardo Ruiz Sosa también ve la circulación de su propia sangre en su libro de reciente aparición Primera silva de sombra, que publicó la editorial Caballo de Troya.

Mi historia con Ruiz Sosa es la siguiente. Escuché maravillas de su novela Anatomía de la memoria, editada en España. La busqué, sin mucho éxito, en librerías que suelen importar tomos. Se la encargué a amigos que viajaban al viejo continente pero más bien creo que les valió madres. Por fin una persona de la chamba me hizo de un ejemplar que aun olía a Cataluña. A la siguiente semana lo vi campante en la mesa de novedades de la Educal que está atrás del Auditorio. Bueno, lo reeditaron en México. Comencé a leerlo y me di cuenta de que, en efecto, estaba muy bueno pero implicaba que lo leyera en otra fase de mi vida, una sin tanta presión laboral. No quiero leerla en horas de la comida y con el cansancio propio de tanta junta de estatus. Posteriormente adquirí el último ejemplar que tenían en el Elena Garro de La voluntad de marcharse, el libro de cuentos que editó con FETA sin que figurara el Sosa en su nombre. El libro, es decir mi copia, está mal impreso; con un desfase tembloroso en cada línea que impide una lectura juiciosa (anexo foto).

Quizá por eso devoré Primera silva de sombra en un par de sentadas, con furor y como si alguien fuera a arrebatar el ejemplar de mis manos. Una silva es una colección de escritos, materias o temas escritos sin método ni orden. Los de Ruiz Sosa, en cambio, sí tienen método y orden, aunque realmente se nos aparecen a caballo entre Culiacán y Cerdanyola del Vallès y con interesantes brincos de tiempo que acaban reforzando las ideas del autor. Primera silva de sombra es, digámoslo, una colección de crónicas, ensayos e incluso relatos. Es pertinente la sensación de que en conjunto forman una trama escondida con tintes novelescos. Crónicas ensayísticas o ensayos organolépticos, los laberintos por las venas del autor nos llevan a salas de hospitales, al muro burocrático que no te permite ver de lleno lo que en otro tiempo fue la biblioteca de Cortázar. Visitamos la tumba de Walter Benjamin y la de César Vallejo. Aparece Lisboa, el mundo de los ciegos, el de los tuertos, el de una casa llena de espejos, el de una casa llena de espejos cubiertos por trapos. Hay una colección de copas rotas que me recordó al muro de gemidos sexuales femeninos en Casanova, de Fellini. La sangre en las venas de Ruiz Sosa viaja alegre, meditativa, espesa y, ajá, selvática.

“No se puede ser puto o puta o feliz para donar sangre: hay que ser un monje, un maniquí absoluto: ni sexo ni risa…” Va otra joya: “Numeroso es aquello que vive más allá de su rotura de enigma…” y ejemplifica Ruiz Sosa con la victoria de Samotracia, la nariz de la Esfinge, un libro al que le quitaron un capítulo salvajemente. “Los trenes son ciegos y carecen de capacidad de extravío… ”, etcétera.

Es un goce este libro de relectura obligatoria. Subrayé todas las líneas que forman el texto sobre la donación de órganos. Y es que la de Ruiz Sosa es una literatura experimental, poco común en las mesas de novedades mexicanas, llena de metáforas desbloqueadas, acertijos sombríos y una prosa esmerilada con el filo interesado en herirnos. No me parece casualidad que sea precisamente en los libros de estas características viajeras y reflexivas donde he encontrado las más agradables páginas de la literatura mexicana de reciente aparición. El otro que me viene a la mente es Paralelo etíope, de Diego Olavarría.

Actualización: Conseguí el fin de semana otro ejemplar de La voluntad de marcharse, ahora sí bien impreso. El primer cuento es padrísimo.



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Sin método ni orden

Borges encontró el Aleph debajo de unas escaleras y vio al mismo tiempo todas las cosas del mundo. Las que me vienen a la memoria: racimos, nieve y tabaco, el populoso mar, todas las hormigas que existen en el globo del mar y de tierra, todos los espejos del planeta (ninguno lo reflejó). También vio la circulación de su propia sangre.

Eduardo Ruiz Sosa también ve la circulación de su propia sangre en su libro de reciente aparición Primera silva de sombra, que publicó la editorial Caballo de Troya.

Mi historia con Ruiz Sosa es la siguiente. Escuché maravillas de su novela Anatomía de la memoria, editada en España. La busqué, sin mucho éxito, en librerías que suelen importar tomos. Se la encargué a amigos que viajaban al viejo continente pero más bien creo que les valió madres. Por fin una persona de la chamba me hizo de un ejemplar que aun olía a Cataluña. A la siguiente semana lo vi campante en la mesa de novedades de la Educal que está atrás del Auditorio. Bueno, lo reeditaron en México. Comencé a leerlo y me di cuenta de que, en efecto, estaba muy bueno pero implicaba que lo leyera en otra fase de mi vida, una sin tanta presión laboral. No quiero leerla en horas de la comida y con el cansancio propio de tanta junta de estatus. Posteriormente adquirí el último ejemplar que tenían en el Elena Garro de La voluntad de marcharse, el libro de cuentos que editó con FETA sin que figurara el Sosa en su nombre. El libro, es decir mi copia, está mal impreso; con un desfase tembloroso en cada línea que impide una lectura juiciosa (anexo foto).

Quizá por eso devoré Primera silva de sombra en un par de sentadas, con furor y como si alguien fuera a arrebatar el ejemplar de mis manos. Una silva es una colección de escritos, materias o temas escritos sin método ni orden. Los de Ruiz Sosa, en cambio, sí tienen método y orden, aunque realmente se nos aparecen a caballo entre Culiacán y Cerdanyola del Vallès y con interesantes brincos de tiempo que acaban reforzando las ideas del autor. Primera silva de sombra es, digámoslo, una colección de crónicas, ensayos e incluso relatos. Es pertinente la sensación de que en conjunto forman una trama escondida con tintes novelescos. Crónicas ensayísticas o ensayos organolépticos, los laberintos por las venas del autor nos llevan a salas de hospitales, al muro burocrático que no te permite ver de lleno lo que en otro tiempo fue la biblioteca de Cortázar. Visitamos la tumba de Walter Benjamin y la de César Vallejo. Aparece Lisboa, el mundo de los ciegos, el de los tuertos, el de una casa llena de espejos, el de una casa llena de espejos cubiertos por trapos. Hay una colección de copas rotas que me recordó al muro de gemidos sexuales femeninos en Casanova, de Fellini. La sangre en las venas de Ruiz Sosa viaja alegre, meditativa, espesa y, ajá, selvática.

“No se puede ser puto o puta o feliz para donar sangre: hay que ser un monje, un maniquí absoluto: ni sexo ni risa…” Va otra joya: “Numeroso es aquello que vive más allá de su rotura de enigma…” y ejemplifica Ruiz Sosa con la victoria de Samotracia, la nariz de la Esfinge, un libro al que le quitaron un capítulo salvajemente. “Los trenes son ciegos y carecen de capacidad de extravío… ”, etcétera.

Es un goce este libro de relectura obligatoria. Subrayé todas las líneas que forman el texto sobre la donación de órganos. Y es que la de Ruiz Sosa es una literatura experimental, poco común en las mesas de novedades mexicanas, llena de metáforas desbloqueadas, acertijos sombríos y una prosa esmerilada con el filo interesado en herirnos. No me parece casualidad que sea precisamente en los libros de estas características viajeras y reflexivas donde he encontrado las más agradables páginas de la literatura mexicana de reciente aparición. El otro que me viene a la mente es Paralelo etíope, de Diego Olavarría.

Actualización: Conseguí el fin de semana otro ejemplar de La voluntad de marcharse, ahora sí bien impreso. El primer cuento es padrísimo.



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lunes, 29 de octubre de 2018

Lo mejor del 16° FICM en la Ciudad de México

Con el propósito de promover el cine de calidad, nuevamente dará comienzo “Lo Mejor del FICM en la Ciudad de México”, ciclo que comprende varias de las películas más potentes que se presentaron durante la edición 16 del Festival Internacional de Cine de Morelia. Del 2 al 11 de noviembre las salas de arte de Cinépolis –Diana, Miyana, Oasis, Perisur y Universidad– y la Cineteca Nacional fungirán como escenarios principales de la muestra.

Los asistentes podrán disfrutar de Una corriente salvaje (2018), de Nuria Ibáñez Castañeda, que ganó el premio de largometraje documental; y La camarista (2018), de Lila Avilés, que se llevó el reconocimiento de largo de ficción. El ciclo también se compone de títulos internacionales como La daga en el corazón (2018), de Yann Gonzalez; Climax (2018), de Gaspar Noé; El primer hombre en la luna (2018), de Damien Chazelle; y En tránsito (2018), de Christian Petzold.

El 3 y 4 de noviembre, en la Cineteca Nacional, se presentarán seis funciones de las películas ganadoras con presencia de de sus creadores. En las salas de Cinépolis se proyectarán, entre el 2 y el 8 de noviembre, un total de 224 funciones. Del 9 al 11 de noviembre la sala Julio Bracho de la Filmoteca UNAM exhibirá cinco funciones de las películas ganadoras con presencia de talento, un programa de cortos animados para público infantil y seis funciones privadas para estudiantes de preparatoria. Con apoyo de la Secretaría de Cultura y PROCINE los Faros de Milpa Alta y Aragón presentarán los cortometrajes galardonados durante el festival los días 7 y 8 de noviembre. Incluso habrá dos funciones al aire libre realizadas con energía solar en coordinación con ECOCINEMA, cuya misión es promover el uso de energías renovables en niños, jóvenes y adultos de todo el mundo.

Finalmente el público tendrá la posibilidad de disfrutar algunos de los cortometrajes seleccionados desde la comodidad de su hogar, ya que la Selección de Cortometraje Mexicano en continuará línea continuará abierta hasta el final de la extensión del FICM.



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Lo mejor del 16° FICM en la Ciudad de México

Con el propósito de promover el cine de calidad, nuevamente dará comienzo “Lo Mejor del FICM en la Ciudad de México”, ciclo que comprende varias de las películas más potentes que se presentaron durante la edición 16 del Festival Internacional de Cine de Morelia. Del 2 al 11 de noviembre las salas de arte de Cinépolis –Diana, Miyana, Oasis, Perisur y Universidad– y la Cineteca Nacional fungirán como escenarios principales de la muestra.

Los asistentes podrán disfrutar de Una corriente salvaje (2018), de Nuria Ibáñez Castañeda, que ganó el premio de largometraje documental; y La camarista (2018), de Lila Avilés, que se llevó el reconocimiento de largo de ficción. El ciclo también se compone de títulos internacionales como La daga en el corazón (2018), de Yann Gonzalez; Climax (2018), de Gaspar Noé; El primer hombre en la luna (2018), de Damien Chazelle; y En tránsito (2018), de Christian Petzold.

El 3 y 4 de noviembre, en la Cineteca Nacional, se presentarán seis funciones de las películas ganadoras con presencia de de sus creadores. En las salas de Cinépolis se proyectarán, entre el 2 y el 8 de noviembre, un total de 224 funciones. Del 9 al 11 de noviembre la sala Julio Bracho de la Filmoteca UNAM exhibirá cinco funciones de las películas ganadoras con presencia de talento, un programa de cortos animados para público infantil y seis funciones privadas para estudiantes de preparatoria. Con apoyo de la Secretaría de Cultura y PROCINE los Faros de Milpa Alta y Aragón presentarán los cortometrajes galardonados durante el festival los días 7 y 8 de noviembre. Incluso habrá dos funciones al aire libre realizadas con energía solar en coordinación con ECOCINEMA, cuya misión es promover el uso de energías renovables en niños, jóvenes y adultos de todo el mundo.

Finalmente el público tendrá la posibilidad de disfrutar algunos de los cortometrajes seleccionados desde la comodidad de su hogar, ya que la Selección de Cortometraje Mexicano en continuará línea continuará abierta hasta el final de la extensión del FICM.



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¿Qué se traen con Pinocho?

Tanto Guillermo del Toro como Matteo Garrone han anunciado sus próximos proyectos, que retomarán la historia de Pinocho (1881-1882), del escritor florentino Carlo Collodi. Hoy se confirmó que el actor Roberto Benigni, que en 2002 dirigió su propia versión de la historia, dará vida a Geppetto, el carpintero y creador de la marioneta que se convierte en un niño de verdad, en la producción italiana. Esta cinta combinará el maquillaje prostético con los efectos digitales. Netflix, por otro lado, producirá el filme de Del Toro, concebido como un musical animado a través de la técnica de stop motion. Ambas películas, que llegarán a las salas entre 2019 y 2020, generan una sospecha: ¿qué es lo que provoca el interés actual en la historia de Collodi?

Como todos sabemos, la característica principal de la historia de Pinocho es que cada vez que la marioneta dice una mentira su nariz crece. Este guiño a la falsedad y lo no verdadero es una representación poderosa en el imaginario colectivo. “Las mentiras, hijo mío, se reconocen pronto. Porque hay de dos tipos: las mentiras que tienen las patas cortas y las mentiras que tienen la nariz larga”, le dice el Hada a Pinocho, que le promete convertirlo en un niño real a cambio de su buen comportamiento. Más allá de la lección moral, el relato de Collodi propone interrogantes e inquietudes vivas acerca del manejo de la información. ¿Es posible distinguir entre la verdad y la mentira en el presente? La ubicuidad, la inmediatez, la simultaneidad y la velocidad con la que se propaga la información en las redes sociales, por ejemplo, dificulta el discernimiento. ¿Las fake news tienen un atributo que las distinga, como la nariz alargada de Pinocho? El músculo de las aventuras de esta historia, que hoy interesa a los creadores fílmicos, tiene múltiples interpretaciones. Una de ellas es la de la incapacidad de ser veraz, de decir o profesar siempre la verdad. Hoy más que nunca constatamos que la verdad está influenciada por las emociones. Ya lo describió Gustav Le Bon al hablar del alma colectiva, cuyo avatar contemporáneo son las redes sociales. El francés estableció en 1894 que una mentira puede ser tomada como verdad debido a un fenómeno de contagio en el que se pierde la capacidad racional en favor de la emoción. A diario comprobamos en Facebook o Twitter las palabras de Le Bon, cada vez que se propaga información que no es verificable pero de la que todos participamos. También cuando se castiga a alguien por alguna equivocación. En suma, nos volvemos una turba de vez en cuando. Este rasgo característico de las masas juega en contra de la verdad. Ésta, por otro lado, suele estar mediada por los intereses grupos y organizaciones bien orquestadas. 

Un apunte final sobre Pinocho: estos días en Buenos Aires, Argentina, se puede apreciar una escultura del venezolano Alberto Echegaray Guevara que representa a Pinocho. La pieza, emplazada en el barrio Recoleta, fue escogida para participar en la Bienal de Venecia 2019. “Pinocho tiene que ver con la figura de las fake news, la mentira en las redes, en la política y en la economía, la mentira en el arte y la maduración de la sociedad. El mundo va hacia un lugar donde se busca mayor transparencia y la figura del Pinocho es muy clara”, comentó el artista al diario Clarín. La escultura se suma a la presencia de Pinocho como una figura con un enorme potencial estético para cavilar sobre la emotividad que engendran las mentiras. 



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¿Qué se traen con Pinocho?

Tanto Guillermo del Toro como Matteo Garrone han anunciado sus próximos proyectos, que retomarán la historia de Pinocho (1881-1882), del escritor florentino Carlo Collodi. Hoy se confirmó que el actor Roberto Benigni, que en 2002 dirigió su propia versión de la historia, dará vida a Geppetto, el carpintero y creador de la marioneta que se convierte en un niño de verdad, en la producción italiana. Esta cinta combinará el maquillaje prostético con los efectos digitales. Netflix, por otro lado, producirá el filme de Del Toro, concebido como un musical animado a través de la técnica de stop motion. Ambas películas, que llegarán a las salas entre 2019 y 2020, generan una sospecha: ¿qué es lo que provoca el interés actual en la historia de Collodi?

Como todos sabemos, la característica principal de la historia de Pinocho es que cada vez que la marioneta dice una mentira su nariz crece. Este guiño a la falsedad y lo no verdadero es una representación poderosa en el imaginario colectivo. “Las mentiras, hijo mío, se reconocen pronto. Porque hay de dos tipos: las mentiras que tienen las patas cortas y las mentiras que tienen la nariz larga”, le dice el Hada a Pinocho, que le promete convertirlo en un niño real a cambio de su buen comportamiento. Más allá de la lección moral, el relato de Collodi propone interrogantes e inquietudes vivas acerca del manejo de la información. ¿Es posible distinguir entre la verdad y la mentira en el presente? La ubicuidad, la inmediatez, la simultaneidad y la velocidad con la que se propaga la información en las redes sociales, por ejemplo, dificulta el discernimiento. ¿Las fake news tienen un atributo que las distinga, como la nariz alargada de Pinocho? El músculo de las aventuras de esta historia, que hoy interesa a los creadores fílmicos, tiene múltiples interpretaciones. Una de ellas es la de la incapacidad de ser veraz, de decir o profesar siempre la verdad. Hoy más que nunca constatamos que la verdad está influenciada por las emociones. Ya lo describió Gustav Le Bon al hablar del alma colectiva, cuyo avatar contemporáneo son las redes sociales. El francés estableció en 1894 que una mentira puede ser tomada como verdad debido a un fenómeno de contagio en el que se pierde la capacidad racional en favor de la emoción. A diario comprobamos en Facebook o Twitter las palabras de Le Bon, cada vez que se propaga información que no es verificable pero de la que todos participamos. También cuando se castiga a alguien por alguna equivocación. En suma, nos volvemos una turba de vez en cuando. Este rasgo característico de las masas juega en contra de la verdad. Ésta, por otro lado, suele estar mediada por los intereses grupos y organizaciones bien orquestadas. 

Un apunte final sobre Pinocho: estos días en Buenos Aires, Argentina, se puede apreciar una escultura del venezolano Alberto Echegaray Guevara que representa a Pinocho. La pieza, emplazada en el barrio Recoleta, fue escogida para participar en la Bienal de Venecia 2019. “Pinocho tiene que ver con la figura de las fake news, la mentira en las redes, en la política y en la economía, la mentira en el arte y la maduración de la sociedad. El mundo va hacia un lugar donde se busca mayor transparencia y la figura del Pinocho es muy clara”, comentó el artista al diario Clarín. La escultura se suma a la presencia de Pinocho como una figura con un enorme potencial estético para cavilar sobre la emotividad que engendran las mentiras. 



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Muestras falsas de Yayoi Kusama

No se trata de una obra sino de exposiciones enteras que se nutren de piezas falsas de Yayoi Kusama, cuyo trabajo se pudo ver en México en 2014, año en el que el Museo Tamayo presentó la muestra Yayoi Kusama. Obsesión infinita. A través de un comunicado la fundación que lleva el nombre de la creadora japonesa difundió que en los últimos meses se han presentado varias exposiciones en Shanghái y Hunan, entre otras ciudades de China, con obras atribuidas a Kusama. Estas muestras son motivo de una investigación que tiene el objetivo de encontrar a sus organizadores. 

Hablando de Kusama, estos días la galería de Londres Victoria Miro presenta The Moving Moment When I Went to the Universe, una exposición con piezas nuevas de la artista. Como se esperaba la exhibición ha sido un gran éxito: todas sus entradas para las próximas semanas han sido vendidas. En los últimos años Kusama, de 89 años de edad, se ha convertido en un fenómenos mediático. A pesar de contar con seis décadas de trayectoria, las exposiciones en la Tate Modern, el Centro Pompidou, el Museo Hirshhorn y el Tamayo han cimentado la fama de la creadora, que tiene un museo en Japón y, además, es motivo de un documental

La reciente polémica de las exposiciones fraudulentas de Kusama suma aristas a la discusión de los derechos de autor en el arte. Ahora las muestras falsas se suman a la comercialización de juguetes, manga, anime y la reproducción de personajes populares que lucran con el trabajo de los artistas.



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Muestras falsas de Yayoi Kusama

No se trata de una obra sino de exposiciones enteras que se nutren de piezas falsas de Yayoi Kusama, cuyo trabajo se pudo ver en México en 2014, año en el que el Museo Tamayo presentó la muestra Yayoi Kusama. Obsesión infinita. A través de un comunicado la fundación que lleva el nombre de la creadora japonesa difundió que en los últimos meses se han presentado varias exposiciones en Shanghái y Hunan, entre otras ciudades de China, con obras atribuidas a Kusama. Estas muestras son motivo de una investigación que tiene el objetivo de encontrar a sus organizadores. 

Hablando de Kusama, estos días la galería de Londres Victoria Miro presenta The Moving Moment When I Went to the Universe, una exposición con piezas nuevas de la artista. Como se esperaba la exhibición ha sido un gran éxito: todas sus entradas para las próximas semanas han sido vendidas. En los últimos años Kusama, de 89 años de edad, se ha convertido en un fenómenos mediático. A pesar de contar con seis décadas de trayectoria, las exposiciones en la Tate Modern, el Centro Pompidou, el Museo Hirshhorn y el Tamayo han cimentado la fama de la creadora, que tiene un museo en Japón y, además, es motivo de un documental

La reciente polémica de las exposiciones fraudulentas de Kusama suma aristas a la discusión de los derechos de autor en el arte. Ahora las muestras falsas se suman a la comercialización de juguetes, manga, anime y la reproducción de personajes populares que lucran con el trabajo de los artistas.



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Un inédito epistolario de Henry Miller

Esta semana la editorial Malpaso publicará Quisiera dar un gran rodeo, una compilación de cartas inéditas de Henry Miller, escritas entre 1935 y 1939. Entre su obra narrativa, donde confluyen los elementos autobiográficos, la especulación filosófica, la ternura y la obscenidad, destacan Trópico de Cáncer (1934), Trópico de Capricornio (1939), la trilogía formada por Sexus (1949), Plexus (1953) y Nexus (1960).

Michael Hargraves, editor de Henry Miller’s Hamlet Letters (1988), resalta en el prólogo de esta novedad que “la belleza del libro no radica en el examen de Hamlet (si bien estoy seguro de que un erudito shakespeareano podría disfrutar enormemente con el libro), sino en la forma como los autores se van por las ramas para revelarse. Esas desviaciones son las que les permiten fluir, lanzarse a debates sobre muchas cosas caras a su corazón y sobre el mundo en general”. El editor añade que “contiene algunas de las páginas mejores de Miller, algunos de sus pensamientos más libres (y, sin embargo, provocativos) publicados e imbuidos del estilo sarcástico y maravillosamente vulgar del Miller que yo ya había leído”. 

Tras su paso por el City College de Nueva York y después de aceptar los empleos más diversos, en 1930 Miller se estableció en París, donde se dedicó de lleno a la creación literaria y llevó una vida independiente y anticonvencional que lo convirtió en el ejemplo más conocido de bohemia moderna y en un modelo para la generación beat (Burroughs, Kerouac, Ginsberg…) y para autores como Bukowski o Norman Mailer.



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Un inédito epistolario de Henry Miller

Esta semana la editorial Malpaso publicará Quisiera dar un gran rodeo, una compilación de cartas inéditas de Henry Miller, escritas entre 1935 y 1939. Entre su obra narrativa, donde confluyen los elementos autobiográficos, la especulación filosófica, la ternura y la obscenidad, destacan Trópico de Cáncer (1934), Trópico de Capricornio (1939), la trilogía formada por Sexus (1949), Plexus (1953) y Nexus (1960).

Michael Hargraves, editor de Henry Miller’s Hamlet Letters (1988), resalta en el prólogo de esta novedad que “la belleza del libro no radica en el examen de Hamlet (si bien estoy seguro de que un erudito shakespeareano podría disfrutar enormemente con el libro), sino en la forma como los autores se van por las ramas para revelarse. Esas desviaciones son las que les permiten fluir, lanzarse a debates sobre muchas cosas caras a su corazón y sobre el mundo en general”. El editor añade que “contiene algunas de las páginas mejores de Miller, algunos de sus pensamientos más libres (y, sin embargo, provocativos) publicados e imbuidos del estilo sarcástico y maravillosamente vulgar del Miller que yo ya había leído”. 

Tras su paso por el City College de Nueva York y después de aceptar los empleos más diversos, en 1930 Miller se estableció en París, donde se dedicó de lleno a la creación literaria y llevó una vida independiente y anticonvencional que lo convirtió en el ejemplo más conocido de bohemia moderna y en un modelo para la generación beat (Burroughs, Kerouac, Ginsberg…) y para autores como Bukowski o Norman Mailer.



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viernes, 26 de octubre de 2018

Exposiciones de noviembre

El penúltimo mes del año traerá nuevas propuestas de exposiciones en la Ciudad de México. Por un lado el arte de Kandinsky será motivo de una exposición en el Museo del Palacio de Bellas Artes. El Museo Universitario del Chopo, por su lado, presentará una muestra que reúne el trabajo de varias creadoras latinoamericanas que trabajaron en formato Super-9. El Museo Jumex, finalmente, dedicará su próxima muestra a la televisión como objeto, medio y sujeto.  

 

Kandinsky. Pequeños mundos

Aunque abre el 31 de octubre, Kandinsky. Pequeños mundos se podrá disfrutar durante todo noviembre y hasta el 27 de enero de 2019. A través de más de 50 obras del pintor ruso Vasili Kandinsky, el Palacio de Bellas Artes ofrecerá una visión panorámica de su obra. El camino hacia la abstracción en el que el artista abandona la tradición pictórica de representación de su época, para favorecer la “necesidad interior” y convertirse en pionero del arte abstracto, es una de las características que se resaltará en la muestra.

Las superocheras

El quehacer de artistas latinoamericanas en formato Super-8 es el motivo de esta exposición. Curada por Regina Tattersfield, Las superocheras reúne 38 filmes que son testimonio de las experiencia de mujeres de Argentina, Brasil, Chile, Puerto Rico y México que usaron este medio para generar un diálogo entre los relatos íntimos y los colectivos en los que el performance, la animación, la poesía y el relato histórico se entretejen con procesos cinematográficos de este soporte híbrido y marginal. Obras de Ana Mendieta (Cuba), Rosario Cobo (Chile), Ximena Cuevas (México), Sarah Minter (México) y Regina Vater (Brasil-Estados Unidos) se podrán apreciar en el Museo Universitario del Chopo a partir del 8 de noviembre.

Realidad programada. La vida y el arte en la televisión

Esta exposición, que se podrá ver del 15 de noviembre al 24 de marzo de 2019, examina la historia de la televisión y explora diversas formas de la experiencia televisiva, abordando así el impacto que tiene la televisión en la vida contemporánea. La televisión forma parte importante de la cultura visual, la circulación de noticias y la creación de identidad al presentar y representar una cosmovisión globalizada que a la vez se ve influenciada por condiciones locales de transmisión y recepción. La muestra curada por Kit Hammonds, presenta a la televisión como objeto, medio y sujeto.



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Seminario ESCINE con Miguel Machalski

El proyecto Altos Estudios Cinematográficos, iniciativa impulsada por la Escuela Superior de Cine (ESCINE) y el apoyo de Proyecto-Bi de Fundación Bancomer, se presenta como un programa educativo especializado diseñado por cineastas para cineastas y artistas de México e Iberoamérica.  

El objetivo general es suscitar un espacio de reflexión, discusión, experimentación e intercambio de ideas que, durante un año, permita a los asistentes robustecer su proceso de crecimiento como artistas, así como el hallazgo de hipótesis que permita continuar con la reflexión en torno al séptimo arte que se realiza en México e Iberoamérica. Para la primera edición del proyecto, la institución invitó a algunos de los más destacados artistas nacionales e internacionales a impartir seminarios con duración de cinco días en formato intensivo.

En el marco de sus actividades educativas, ESCINE invita al seminario a cargo de Miguel Machalski “¿Qué cuenta tu película?”, dirigido a escritores, guionistas y cineastas mexicanos e iberoamericanos con un proyecto de largometraje. Del 5 al 9 de noviembre, 15 participantes podrán trabajar tópicos como construcción de historias, personajes y situaciones a partir de sus inquietudes estéticas así como de las demandas del mercado actual.

Miguel Machalski es analista, consultor, pedagogo y guionista. Su trabajo como guionista abarca todos los géneros, desde la comedia, el drama o el relato histórico, entre otros; ha sido analista de guiones de los más sobresalientes cineastas internacionales entre los que destacan Saraband de Ingmar Bergman, The Interpreter de Sidney Pollack, Femme Fatale de Brian de Palma y Spider de David Cronenberg. Ha colaborado como  lector y asesor para importantes estudios, casas productoras y festivales de cine a nivel mundial como es el caso de StudioCanal Plus, Wild Bunch, Initiative Films, Produire au Sud, el Festival de Biarritz y Pandora Cinema.

Los interesados en participar en el seminario deberán contar con un proyecto de guion de largometraje en desarrollo, así como llenar este formulario. La convocatoria estará abierta hasta el 26 de octubre.



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Vértice: experimentación y vanguardia

En geometría un vértice es el punto en donde coinciden las distintas líneas que conforman un ángulo o polígono. Se trata, pues, de una intersección o colisión en la que confluyen dos o más movimientos distintos. Pero este fenómeno no es exclusivo de las matemáticas, pues en las artes puede ocurrir lo mismo y el Festival Vértice. Experimentación y Vanguardia lo tiene muy claro, por lo que en su nueva edición busca ser un punto de confluencia entre la innovación tecnológica y la experimentación artística desde una perspectiva de vanguardia. El programa incluye actividades de diversas disciplinas como música contemporánea, teatro experimental, literatura expandida, arte sonoro, transmedia y danza. La idea es resignificar el pasado revisitando los géneros clásicos mediante la comisión de obras que obliguen a los asistentes a pensar en los límites de lo establecido.

En el marco del festival se presenta hoy en el Auditorio del MUAC Dada Divas, colaboración entre México y Estados Unidos, es una ópera que presenta la importancia del trabajo creativo y la historia de algunas mujeres del movimiento dadaísta como Emmy Hennings, Mina Loy, Elsa von Freytag-Loringhoven y Hannah Höch. Durante la época de los cabarets y operetas, la pieza hace uso de recursos como el arte sonoro, la música experimental, el performance y las técnicas de voz extendida.

Desde Australia, el Ensamble Elision se presentará mañana en la Casa del Lago y en el Centro Cultural Universitario con dos propuestas sonoras que incluyen una presentación de solistas con instrumentos acústicos y obras para ensamble y un solo de contrabajo a cargo de Julio Estrada.

Bajo la curaduría de Juan Ayala, José Wolffer, Alberto Chimal, Zável Castro, Pablo Gómez, Cinthya García Leyva y Jacaranda Correa, las actividades mencionadas se llevarán a cabo hasta el 11 de noviembre en el Centro Cultural Universitario, la sala Julián Carrillo de Radio UNAM, la Casa del Lago Juan José Arreola, el Foro Experimental José Luis Ibáñez de la Facultad de Filosofía y Letras, el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), la Escuela Nacional Preparatoria, la Facultad de Ciencias Políticas, el Teatro Santa Catarina, el Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Vallejo y la Facultad de Música.



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jueves, 25 de octubre de 2018

Exposiciones de noviembre

El penúltimo mes del año traerá nuevas propuestas de exposiciones en la Ciudad de México. Por un lado el arte de Kandinsky será motivo de una exposición en el Museo del Palacio de Bellas Artes. El Museo Universitario del Chopo, por su lado, presentará una muestra que reúne el trabajo de varias creadoras latinoamericanas que trabajaron en formato Super-9. El Museo Jumex, finalmente, dedicará su próxima muestra a la televisión como objeto, medio y sujeto.  

 

Kandinsky. Pequeños mundos

Aunque abre el 31 de octubre, Kandinsky. Pequeños mundos se podrá disfrutar durante todo noviembre y hasta el 27 de enero de 2019. A través de más de 50 obras del pintor ruso Vasili Kandinsky, el Palacio de Bellas Artes ofrecerá una visión panorámica de su obra. El camino hacia la abstracción en el que el artista abandona la tradición pictórica de representación de su época, para favorecer la “necesidad interior” y convertirse en pionero del arte abstracto, es una de las características que se resaltará en la muestra.

Las superocheras

El quehacer de artistas latinoamericanas en formato Super-8 es el motivo de esta exposición. Curada por Regina Tattersfield, Las superocheras reúne 38 filmes que son testimonio de las experiencia de mujeres de Argentina, Brasil, Chile, Puerto Rico y México que usaron este medio para generar un diálogo entre los relatos íntimos y los colectivos en los que el performance, la animación, la poesía y el relato histórico se entretejen con procesos cinematográficos de este soporte híbrido y marginal. Obras de Ana Mendieta (Cuba), Rosario Cobo (Chile), Ximena Cuevas (México), Sarah Minter (México) y Regina Vater (Brasil-Estados Unidos) se podrán apreciar en el Museo Universitario del Chopo a partir del 8 de noviembre.

Realidad programada. La vida y el arte en la televisión

Esta exposición, que se podrá ver del 15 de noviembre al 24 de marzo de 2019, examina la historia de la televisión y explora diversas formas de la experiencia televisiva, abordando así el impacto que tiene la televisión en la vida contemporánea. La televisión forma parte importante de la cultura visual, la circulación de noticias y la creación de identidad al presentar y representar una cosmovisión globalizada que a la vez se ve influenciada por condiciones locales de transmisión y recepción. La muestra curada por Kit Hammonds, presenta a la televisión como objeto, medio y sujeto.



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Seminario ESCINE con Miguel Machalski

El proyecto Altos Estudios Cinematográficos, iniciativa impulsada por la Escuela Superior de Cine (ESCINE) y el apoyo de Proyecto-Bi de Fundación Bancomer, se presenta como un programa educativo especializado diseñado por cineastas para cineastas y artistas de México e Iberoamérica.  

El objetivo general es suscitar un espacio de reflexión, discusión, experimentación e intercambio de ideas que, durante un año, permita a los asistentes robustecer su proceso de crecimiento como artistas, así como el hallazgo de hipótesis que permita continuar con la reflexión en torno al séptimo arte que se realiza en México e Iberoamérica. Para la primera edición del proyecto, la institución invitó a algunos de los más destacados artistas nacionales e internacionales a impartir seminarios con duración de cinco días en formato intensivo.

En el marco de sus actividades educativas, ESCINE invita al seminario a cargo de Miguel Machalski “¿Qué cuenta tu película?”, dirigido a escritores, guionistas y cineastas mexicanos e iberoamericanos con un proyecto de largometraje. Del 5 al 9 de noviembre, 15 participantes podrán trabajar tópicos como construcción de historias, personajes y situaciones a partir de sus inquietudes estéticas así como de las demandas del mercado actual.

Miguel Machalski es analista, consultor, pedagogo y guionista. Su trabajo como guionista abarca todos los géneros, desde la comedia, el drama o el relato histórico, entre otros; ha sido analista de guiones de los más sobresalientes cineastas internacionales entre los que destacan Saraband de Ingmar Bergman, The Interpreter de Sidney Pollack, Femme Fatale de Brian de Palma y Spider de David Cronenberg. Ha colaborado como  lector y asesor para importantes estudios, casas productoras y festivales de cine a nivel mundial como es el caso de StudioCanal Plus, Wild Bunch, Initiative Films, Produire au Sud, el Festival de Biarritz y Pandora Cinema.

Los interesados en participar en el seminario deberán contar con un proyecto de guion de largometraje en desarrollo, así como llenar este formulario. La convocatoria estará abierta hasta el 26 de octubre.



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Vértice: experimentación y vanguardia

En geometría un vértice es el punto en donde coinciden las distintas líneas que conforman un ángulo o polígono. Se trata, pues, de una intersección o colisión en la que confluyen dos o más movimientos distintos. Pero este fenómeno no es exclusivo de las matemáticas, pues en las artes puede ocurrir lo mismo y el Festival Vértice. Experimentación y Vanguardia lo tiene muy claro, por lo que en su nueva edición busca ser un punto de confluencia entre la innovación tecnológica y la experimentación artística desde una perspectiva de vanguardia. El programa incluye actividades de diversas disciplinas como música contemporánea, teatro experimental, literatura expandida, arte sonoro, transmedia y danza. La idea es resignificar el pasado revisitando los géneros clásicos mediante la comisión de obras que obliguen a los asistentes a pensar en los límites de lo establecido.

En el marco del festival se presenta hoy en el Auditorio del MUAC Dada Divas, colaboración entre México y Estados Unidos, es una ópera que presenta la importancia del trabajo creativo y la historia de algunas mujeres del movimiento dadaísta como Emmy Hennings, Mina Loy, Elsa von Freytag-Loringhoven y Hannah Höch. Durante la época de los cabarets y operetas, la pieza hace uso de recursos como el arte sonoro, la música experimental, el performance y las técnicas de voz extendida.

Desde Australia, el Ensamble Elision se presentará mañana en la Casa del Lago y en el Centro Cultural Universitario con dos propuestas sonoras que incluyen una presentación de solistas con instrumentos acústicos y obras para ensamble y un solo de contrabajo a cargo de Julio Estrada.

Bajo la curaduría de Juan Ayala, José Wolffer, Alberto Chimal, Zável Castro, Pablo Gómez, Cinthya García Leyva y Jacaranda Correa, las actividades mencionadas se llevarán a cabo hasta el 11 de noviembre en el Centro Cultural Universitario, la sala Julián Carrillo de Radio UNAM, la Casa del Lago Juan José Arreola, el Foro Experimental José Luis Ibáñez de la Facultad de Filosofía y Letras, el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), la Escuela Nacional Preparatoria, la Facultad de Ciencias Políticas, el Teatro Santa Catarina, el Colegio de Ciencias y Humanidades plantel Vallejo y la Facultad de Música.



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