jueves, 28 de julio de 2022

La economía como dogma

¿Cuáles son las características de una secta? La definición del diccionario es ésta: “Doctrina religiosa o ideológica que se aparta de lo que se considera ortodoxo”. Otra acepción dice: “Comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. A muchos parecerá extraño hacer un vínculo entre la irracionalidad de una secta y la manera en que se entiende, en nuestros tiempos, la economía. El mundo de las finanzas es visto como una disciplina científica, libre de cualquier ideología y aplicable a través de estadísticas y modelos matemáticos.

La política es, según esta percepción, el reino del absurdo, de la propaganda que no tiene contacto con la realidad y, por supuesto, el caldo de cultivo para populismos de diversas tendencias que manipulan a la gente y la alejan de las directrices que marcan los científicos sociales más importantes, es decir, los economistas ortodoxos. Sin embargo, si miramos con ojo crítico la narrativa que difunden los medios de comunicación sobre la economía y las decisiones que se toman todos los días, podríamos comprobar que estamos ante un discurso que se vende como científico, pero cuyos supuestos son endebles, cambiantes, manipulados constantemente y en contubernio con el poder en sus distintos niveles.

A pesar de lo anterior, la palabra de los economistas pertenecientes al statu quo, defensores de los intereses de la élite, es tomada –como sucede en las sectas– como un conocimiento irrebatible y casi sagrado. Cuestionar o criticar sus conceptos es dudar de leyes universales como la de la gravedad y, por lo mismo, el hereje debe ser condenado al ostracismo. Como sucede en cualquier doctrina basada en rigurosos escalafones, la “verdad” sólo es asequible a unos pocos iniciados, aquellos egresados de universidades prestigiosas que divulgan sus máximas a través de un lenguaje oscuro, lleno de abstracciones matemáticas e ininteligible para el lector común.

Thomas Porcher (Drancy, 1977) es un economista francés de la Universidad París 1 Pantheón-Sorbonne y pertenece, entre otras organizaciones, a Les Économistes Atterrés (Los Economistas Horrorizados), un grupo de académicos críticos de la ortodoxia neoliberal y cercanos a posiciones anticapitalistas y antiglobalización, entre otras. Porcher publicó, en 2018, Tratado de economía herética. Para poner fin al discurso dominante, que ahora es publicado en español por el Fondo de Cultura Económica. El libro, un éxito de ventas en Francia, es una muestra del creciente malestar de la gente con la situación económica mundial, que desde hace muchos años está en permanente crisis.

Ante un escenario agravado por muchos factores, economistas como Porcher, Thomas Piketty e, incluso, académicos más tradicionales como Joseph Stiglitz ponen sobre la mesa la necesidad de abrir el debate sobre el camino que ha tomado la economía durante los últimos 30 o 40 años, particularmente desde el inicio de las primeras políticas económicas neoliberales. Esto los ha puesto bajo los reflectores, pero también bajo el ataque de la ortodoxia económica, que no ha dudado en llamarlos “negacionistas” porque, según esta perspectiva, negar la doctrina que ha dominado el mundo equivale a ir en contra de la ciencia más básica, como afirmar que 2 más 2 no son 4.

Tratado de economía herética es, por lo tanto, un intento de mostrar las numerosas contradicciones de las políticas económicas dominantes, contradicciones que no pertenecen a la realidad objetiva de la ciencia. El primer capítulo, “La economía no es una ciencia”, aborda, precisamente, la necesidad de volver a la disciplina a través de la política y hacerla más democrática. Si entendemos que no hay una sola realidad sino contextos diferentes, damos entrada a posiciones más empáticas y, sobre todo, diversas. El mismo concepto de desarrollo, por ejemplo, asumido desde la única perspectiva del crecimiento económico –un dogma del libre mercado– no es una ciencia sino una necesidad creada por el capitalismo.

Si se politiza la economía, entonces, podemos no sólo opinar sino convencer y, para hacer esto último, debemos mostrar argumentos y datos que persuadan al otro. Como las políticas económicas no han sido exitosas en el combate contra la desigualdad y el cambio climático, entre otros problemas, el único camino para “convencer” es el de la propaganda, las frases hechas y la narrativa de que no hay más opción que el neoliberalismo. “No hay alternativa” es la famosa frase de Margaret Thatcher, gobernante británica que impulsó la primera desregulación económica en los ochenta y cuyo talante autoritario no toman en cuenta los comentaristas conservadores afines a su legado, que supuestamente defienden la libertad.

Los siguientes temas que aborda Porcher tienen que ver con el mito de la meritocracia, la ruptura del modelo social, la hipocresía en la lucha contra el cambio climático, el libre intercambio como arma de dominación, la deuda pública y la financiarización de la economía, entre otros. Muchos de ellos ya son debatidos por la izquierda desde hace tiempo y el autor, simplemente, aporta datos y el contexto de Francia antes de la pandemia por el covid y la guerra en Ucrania. Hay un capítulo, el de la deuda pública, que es interesante porque problematiza otra de las mandas del capitalismo actual: la austeridad como único modelo de responsabilidad gubernamental. A pesar de que se demoniza constantemente la contratación de crédito para el funcionamiento del gobierno, países como Estados Unidos han recurrido a la deuda y, peor aún, a la impresión de dinero, para darle combustible ficticio a la economía y crear respuestas ante la rampante pobreza de una parte creciente de su población, entre otras emergencias. El manejo de las finanzas públicas siguiendo la lógica empresarial, que no acepta pasivos, es una de las inconsistencias de varios gobiernos que se asumen de izquierda.

Un elemento representativo evidencia el dilema en el que se encuentran economistas como Thomas Porcher, académicos e intelectuales que critican fundamentos del capitalismo de libre mercado pero a los que aún les cuesta proponer medidas más radicales, entendiendo la palabra desde su etimología: ir a la raíz. Me refiero al cambio climático. El diagnóstico que Porcher hace en el capítulo sobre esta crisis es correcto: las medidas son siempre insuficientes porque no van al centro del problema, y sólo hacen que las empresas paguen por contaminar, como sucede con el mercado de carbono. Porcher menciona, superficialmente, las energías renovables, pero no explica si está a favor de su aplicación industrial o colectiva. Su respuesta se perfila, quizás, a partir de su ponderación de la llamada economía circular o el llamado al fin del libre comercio para relocalizar la producción y el consumo en circuitos cada vez más locales.

Lo anterior es insuficiente si dejamos fuera de la ecuación el crecimiento económico que, como suele decirse, es el elefante en la habitación. “El cambio climático es causado por el desarrollo industrial, por el carácter del desarrollo producido por la naturaleza de la sociedad capitalista”, afirmó, el año pasado, el Sexto Informe del panel de expertos de la ONU que estudian la crisis climática, documento que ha pasado sin pena ni gloria en el debate internacional pues las prioridades son la guerra o la obtención de energía barata para enfrentar la inflación, entre otros problemas provocados, a la postre, por el mismo sistema al que no se le quiere mover nada. Mientras se siga evadiendo el decrecimiento y la redistribución, cualquier cosa que se plantee será un paliativo efímero para el colapso ecológico y la escasez de recursos.

Como miembros de una secta, los economistas ortodoxos y propagandistas afines siguen un dogma y ven una realidad que es, en realidad, una ficción alimentada por los medios y los intereses de la élite. Thomas Porcher enlista varias consignas de esta secta que no tienen sustento o evidencia de éxito: “La deuda pública es un peligro para las generaciones futuras”; “Un mercado más flexible permite combatir el desempleo”; “El libre comercio beneficia a todos”; “Llevar a cabo otra política económica significa terminar como Venezuela o como Corea del Norte”. Estas frases huecas son repetidas como invocaciones mágicas que pretenden convencer a través del miedo o desde la falacia de autoridad, es decir, argumentando con el prestigio y no con la evidencia.

Como afirma el filósofo inglés John Gray la utopía del progreso en el siglo XXI es un disfraz de la antigua fe cristiana que interpreta al mundo como una lucha del bien contra el mal, convertida ahora en una lucha de la ignorancia contra una supuesta razón ilustrada. Como en cualquier confrontación, los devotos del capitalismo moderno –los nuevos cruzados de esta era– se inventan enemigos y nos dicen que no hay más camino que el suyo para llegar a la utopía. En esta visión maniquea cualquier recurso es válido –pues se persigue un bien que justifica todo– y los discursos alternativos son censurados por la fuerza o por el filtro del mercado que desplaza cualquier crítica. Afortunadamente heterodoxos como Thomas Porcher ganan cada vez más peso en la discusión mediática.

Thomas Porcher, Tratado de economía herética. Para poner fin al discurso dominante, trad. de Mario A. Zamudio Vega, Fondo de Cultura Económica, México 2021

La entrada La economía como dogma se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/Pby4Hig
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

La economía como dogma

¿Cuáles son las características de una secta? La definición del diccionario es ésta: “Doctrina religiosa o ideológica que se aparta de lo que se considera ortodoxo”. Otra acepción dice: “Comunidad cerrada, que promueve o aparenta promover fines de carácter espiritual, en la que los maestros ejercen un poder absoluto sobre los adeptos”. A muchos parecerá extraño hacer un vínculo entre la irracionalidad de una secta y la manera en que se entiende, en nuestros tiempos, la economía. El mundo de las finanzas es visto como una disciplina científica, libre de cualquier ideología y aplicable a través de estadísticas y modelos matemáticos.

La política es, según esta percepción, el reino del absurdo, de la propaganda que no tiene contacto con la realidad y, por supuesto, el caldo de cultivo para populismos de diversas tendencias que manipulan a la gente y la alejan de las directrices que marcan los científicos sociales más importantes, es decir, los economistas ortodoxos. Sin embargo, si miramos con ojo crítico la narrativa que difunden los medios de comunicación sobre la economía y las decisiones que se toman todos los días, podríamos comprobar que estamos ante un discurso que se vende como científico, pero cuyos supuestos son endebles, cambiantes, manipulados constantemente y en contubernio con el poder en sus distintos niveles.

A pesar de lo anterior, la palabra de los economistas pertenecientes al statu quo, defensores de los intereses de la élite, es tomada –como sucede en las sectas– como un conocimiento irrebatible y casi sagrado. Cuestionar o criticar sus conceptos es dudar de leyes universales como la de la gravedad y, por lo mismo, el hereje debe ser condenado al ostracismo. Como sucede en cualquier doctrina basada en rigurosos escalafones, la “verdad” sólo es asequible a unos pocos iniciados, aquellos egresados de universidades prestigiosas que divulgan sus máximas a través de un lenguaje oscuro, lleno de abstracciones matemáticas e ininteligible para el lector común.

Thomas Porcher (Drancy, 1977) es un economista francés de la Universidad París 1 Pantheón-Sorbonne y pertenece, entre otras organizaciones, a Les Économistes Atterrés (Los Economistas Horrorizados), un grupo de académicos críticos de la ortodoxia neoliberal y cercanos a posiciones anticapitalistas y antiglobalización, entre otras. Porcher publicó, en 2018, Tratado de economía herética. Para poner fin al discurso dominante, que ahora es publicado en español por el Fondo de Cultura Económica. El libro, un éxito de ventas en Francia, es una muestra del creciente malestar de la gente con la situación económica mundial, que desde hace muchos años está en permanente crisis.

Ante un escenario agravado por muchos factores, economistas como Porcher, Thomas Piketty e, incluso, académicos más tradicionales como Joseph Stiglitz ponen sobre la mesa la necesidad de abrir el debate sobre el camino que ha tomado la economía durante los últimos 30 o 40 años, particularmente desde el inicio de las primeras políticas económicas neoliberales. Esto los ha puesto bajo los reflectores, pero también bajo el ataque de la ortodoxia económica, que no ha dudado en llamarlos “negacionistas” porque, según esta perspectiva, negar la doctrina que ha dominado el mundo equivale a ir en contra de la ciencia más básica, como afirmar que 2 más 2 no son 4.

Tratado de economía herética es, por lo tanto, un intento de mostrar las numerosas contradicciones de las políticas económicas dominantes, contradicciones que no pertenecen a la realidad objetiva de la ciencia. El primer capítulo, “La economía no es una ciencia”, aborda, precisamente, la necesidad de volver a la disciplina a través de la política y hacerla más democrática. Si entendemos que no hay una sola realidad sino contextos diferentes, damos entrada a posiciones más empáticas y, sobre todo, diversas. El mismo concepto de desarrollo, por ejemplo, asumido desde la única perspectiva del crecimiento económico –un dogma del libre mercado– no es una ciencia sino una necesidad creada por el capitalismo.

Si se politiza la economía, entonces, podemos no sólo opinar sino convencer y, para hacer esto último, debemos mostrar argumentos y datos que persuadan al otro. Como las políticas económicas no han sido exitosas en el combate contra la desigualdad y el cambio climático, entre otros problemas, el único camino para “convencer” es el de la propaganda, las frases hechas y la narrativa de que no hay más opción que el neoliberalismo. “No hay alternativa” es la famosa frase de Margaret Thatcher, gobernante británica que impulsó la primera desregulación económica en los ochenta y cuyo talante autoritario no toman en cuenta los comentaristas conservadores afines a su legado, que supuestamente defienden la libertad.

Los siguientes temas que aborda Porcher tienen que ver con el mito de la meritocracia, la ruptura del modelo social, la hipocresía en la lucha contra el cambio climático, el libre intercambio como arma de dominación, la deuda pública y la financiarización de la economía, entre otros. Muchos de ellos ya son debatidos por la izquierda desde hace tiempo y el autor, simplemente, aporta datos y el contexto de Francia antes de la pandemia por el covid y la guerra en Ucrania. Hay un capítulo, el de la deuda pública, que es interesante porque problematiza otra de las mandas del capitalismo actual: la austeridad como único modelo de responsabilidad gubernamental. A pesar de que se demoniza constantemente la contratación de crédito para el funcionamiento del gobierno, países como Estados Unidos han recurrido a la deuda y, peor aún, a la impresión de dinero, para darle combustible ficticio a la economía y crear respuestas ante la rampante pobreza de una parte creciente de su población, entre otras emergencias. El manejo de las finanzas públicas siguiendo la lógica empresarial, que no acepta pasivos, es una de las inconsistencias de varios gobiernos que se asumen de izquierda.

Un elemento representativo evidencia el dilema en el que se encuentran economistas como Thomas Porcher, académicos e intelectuales que critican fundamentos del capitalismo de libre mercado pero a los que aún les cuesta proponer medidas más radicales, entendiendo la palabra desde su etimología: ir a la raíz. Me refiero al cambio climático. El diagnóstico que Porcher hace en el capítulo sobre esta crisis es correcto: las medidas son siempre insuficientes porque no van al centro del problema, y sólo hacen que las empresas paguen por contaminar, como sucede con el mercado de carbono. Porcher menciona, superficialmente, las energías renovables, pero no explica si está a favor de su aplicación industrial o colectiva. Su respuesta se perfila, quizás, a partir de su ponderación de la llamada economía circular o el llamado al fin del libre comercio para relocalizar la producción y el consumo en circuitos cada vez más locales.

Lo anterior es insuficiente si dejamos fuera de la ecuación el crecimiento económico que, como suele decirse, es el elefante en la habitación. “El cambio climático es causado por el desarrollo industrial, por el carácter del desarrollo producido por la naturaleza de la sociedad capitalista”, afirmó, el año pasado, el Sexto Informe del panel de expertos de la ONU que estudian la crisis climática, documento que ha pasado sin pena ni gloria en el debate internacional pues las prioridades son la guerra o la obtención de energía barata para enfrentar la inflación, entre otros problemas provocados, a la postre, por el mismo sistema al que no se le quiere mover nada. Mientras se siga evadiendo el decrecimiento y la redistribución, cualquier cosa que se plantee será un paliativo efímero para el colapso ecológico y la escasez de recursos.

Como miembros de una secta, los economistas ortodoxos y propagandistas afines siguen un dogma y ven una realidad que es, en realidad, una ficción alimentada por los medios y los intereses de la élite. Thomas Porcher enlista varias consignas de esta secta que no tienen sustento o evidencia de éxito: “La deuda pública es un peligro para las generaciones futuras”; “Un mercado más flexible permite combatir el desempleo”; “El libre comercio beneficia a todos”; “Llevar a cabo otra política económica significa terminar como Venezuela o como Corea del Norte”. Estas frases huecas son repetidas como invocaciones mágicas que pretenden convencer a través del miedo o desde la falacia de autoridad, es decir, argumentando con el prestigio y no con la evidencia.

Como afirma el filósofo inglés John Gray la utopía del progreso en el siglo XXI es un disfraz de la antigua fe cristiana que interpreta al mundo como una lucha del bien contra el mal, convertida ahora en una lucha de la ignorancia contra una supuesta razón ilustrada. Como en cualquier confrontación, los devotos del capitalismo moderno –los nuevos cruzados de esta era– se inventan enemigos y nos dicen que no hay más camino que el suyo para llegar a la utopía. En esta visión maniquea cualquier recurso es válido –pues se persigue un bien que justifica todo– y los discursos alternativos son censurados por la fuerza o por el filtro del mercado que desplaza cualquier crítica. Afortunadamente heterodoxos como Thomas Porcher ganan cada vez más peso en la discusión mediática.

Thomas Porcher, Tratado de economía herética. Para poner fin al discurso dominante, trad. de Mario A. Zamudio Vega, Fondo de Cultura Económica, México 2021

La entrada La economía como dogma se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/Pby4Hig
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

La casa de los sueños

Durante 2017 y 2018 viví en la casa de mis abuelos. Con ambos ya fallecidos, el lugar que antes cobijaba risas constantes y comida en la cocina se encontraba apagado. Entre las millones de cosas que poseían encontré carretes con diapositivas de color de 35 mm y el proyector que las albergaba.

Ana Blumenkron

En la mañana

La casa de los sueños es una reflexión sobre el archivo familiar, sobre las historias que están vivas pero son mudas hacia afuera. Utilicé el álbum de mi familia para revelar la verdad: desde los años ochenta hasta su muerte mi abuelo mantuvo una relación extramarital con la contadora de su empresa. Juntos tuvieron una hija que conocimos 40 años después, cuando mi abuela falleció. Mi experiencia no es única, la práctica es común pero permanece oculta bajo la sonrisa de los hombres que dirigen y gobiernan a nuestras familias.

Ana Blumenkron

En la comida

Mis abuelos nunca se divorciaron, sus hijos aseguran no haber sabido de la existencia de su segunda familia antes de la muerte de mi abuela. Reactivo las fotos a través de proyecciones, que fotografío en el lugar donde sucedieron con 40 años de diferencia: para hacer visibles estas violencias machistas, para traer a la memoria cosas que han sucedido y han sido omitidas, silenciadas. El supuesto espacio “seguro” es un espacio de engaño y opresión. La lectura de estos archivos los trae al presente, esto no ha terminado. Las imágenes nos confrontan con las historias.

En las imágenes de La casa de los sueños se revela el contrato matrimonial: se asume que las mujeres deben ocuparse de las labores de cuidado, sin quejarse; su actividad se reduce al ámbito doméstico y reproductivo. El contrato familiar, heteropatriarcal y sexista, es dictado por los hombres con la expectativa de que, cuando lleguen a casa, lo harán para dirigir y descansar, sin rendir cuentas a nadie.

En la tarde

La maquinaria sexista nos oprime a todes. Mi proyecto busca romper los estereotipos de la feminidad y el amor romántico, convertidos en ideales de la estructura familiar tradicional. La idea de que nos enamoramos de hombres que nos rechazan hasta que logramos tener la familia perfecta es un estereotipo aún hoy promovido por los medios.

Esta violencia controla a los cuerpos femeninos pero también a los hombres: el feminismo tiene la capacidad de liberarnos a todes, es un esfuerzo político cambiante y transformador, para mejorar la vida de las personas. Para que en otra línea del tiempo ni mi abuela ni ninguna otra mujer tenga que quebrarse para satisfacer las necesidades de un hombre que no la ama de verdad.

Ana Blumenkron

En la noche

Gracias a Karen Cordero y Fernanda Ramos por su lectura de mi trabajo en el conversatorio Rehabitar el silencio (9 de junio), que inspira este texto.

La exposición Rehabitar el silencio, curada por Paola Dávila, puede visitarse en la galería Patricia Conde de la Ciudad de México hasta el 20 de agosto. Incluye trabajos de Ana Blumenkron, Tania Bohórquez y Sylvana Burns

La entrada La casa de los sueños se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/9aspQe4
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

La casa de los sueños

Durante 2017 y 2018 viví en la casa de mis abuelos. Con ambos ya fallecidos, el lugar que antes cobijaba risas constantes y comida en la cocina se encontraba apagado. Entre las millones de cosas que poseían encontré carretes con diapositivas de color de 35 mm y el proyector que las albergaba.

Ana Blumenkron

En la mañana

La casa de los sueños es una reflexión sobre el archivo familiar, sobre las historias que están vivas pero son mudas hacia afuera. Utilicé el álbum de mi familia para revelar la verdad: desde los años ochenta hasta su muerte mi abuelo mantuvo una relación extramarital con la contadora de su empresa. Juntos tuvieron una hija que conocimos 40 años después, cuando mi abuela falleció. Mi experiencia no es única, la práctica es común pero permanece oculta bajo la sonrisa de los hombres que dirigen y gobiernan a nuestras familias.

Ana Blumenkron

En la comida

Mis abuelos nunca se divorciaron, sus hijos aseguran no haber sabido de la existencia de su segunda familia antes de la muerte de mi abuela. Reactivo las fotos a través de proyecciones, que fotografío en el lugar donde sucedieron con 40 años de diferencia: para hacer visibles estas violencias machistas, para traer a la memoria cosas que han sucedido y han sido omitidas, silenciadas. El supuesto espacio “seguro” es un espacio de engaño y opresión. La lectura de estos archivos los trae al presente, esto no ha terminado. Las imágenes nos confrontan con las historias.

En las imágenes de La casa de los sueños se revela el contrato matrimonial: se asume que las mujeres deben ocuparse de las labores de cuidado, sin quejarse; su actividad se reduce al ámbito doméstico y reproductivo. El contrato familiar, heteropatriarcal y sexista, es dictado por los hombres con la expectativa de que, cuando lleguen a casa, lo harán para dirigir y descansar, sin rendir cuentas a nadie.

En la tarde

La maquinaria sexista nos oprime a todes. Mi proyecto busca romper los estereotipos de la feminidad y el amor romántico, convertidos en ideales de la estructura familiar tradicional. La idea de que nos enamoramos de hombres que nos rechazan hasta que logramos tener la familia perfecta es un estereotipo aún hoy promovido por los medios.

Esta violencia controla a los cuerpos femeninos pero también a los hombres: el feminismo tiene la capacidad de liberarnos a todes, es un esfuerzo político cambiante y transformador, para mejorar la vida de las personas. Para que en otra línea del tiempo ni mi abuela ni ninguna otra mujer tenga que quebrarse para satisfacer las necesidades de un hombre que no la ama de verdad.

Ana Blumenkron

En la noche

Gracias a Karen Cordero y Fernanda Ramos por su lectura de mi trabajo en el conversatorio Rehabitar el silencio (9 de junio), que inspira este texto.

La exposición Rehabitar el silencio, curada por Paola Dávila, puede visitarse en la galería Patricia Conde de la Ciudad de México hasta el 20 de agosto. Incluye trabajos de Ana Blumenkron, Tania Bohórquez y Sylvana Burns

La entrada La casa de los sueños se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/9aspQe4
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

miércoles, 27 de julio de 2022

Cicatrices del cautiverio

“En estos dibujos se muestra con claridad el horror, toda la hediondez y la penuria en que habíamos venido a caer los que, días antes, éramos hombres libres miembros de un ejército organizado con valores, y ahora éramos la basura y el desecho de un pueblo vencido y caído en la inmunda bajeza”, narró Francisco Marco Chilet al rememorar su experiencia en el precario campo de concentración de Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia. Había huido de España junto a otros miembros del bando republicano, luego de la derrota en la Guerra Civil.

La exposición Cicatrices del cautiverio, en el Museo Kaluz de la Ciudad de México, reúne 33 dibujos del artista valenciano realizados en 1939 en el campo mencionado, así como en el de Adge, de mejores condiciones. Se trata de un conjunto de trabajos que los herederos de Chilet entregaron al museo para ampliar la parte de su acervo dedicada a los artistas del exilio español en México. Son testimonios visuales singulares que, paralelamente, muestran la maestría en el dibujo de su autor y las duras experiencias por las que atravesaron los refugiados españoles.

¿Quién fue Francisco Marco Chilet? Nacido en 1903, estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, Valencia, con maestros como Manuel Sigüenza, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga, es decir, se formó en el naturalismo español. Posteriormente hizo carrera militar y fue activo masón. Durante la Guerra Civil Española combatió para la causa republicana. Tras su paso por campos de refugiados y serle negada la estancia en República Dominicana, en 1940 se radicó en México, donde se desarrolló como caricaturista político en los periódicos El Popular y Excélsior y, posteriormente, como escenógrafo en la Época de Oro del cine mexicano, donde trabajó en más de 150 películas. Falleció en la Ciudad de México en 1977.

Francisco Marco Chilet

Francisco Marco Chilet, Campo castigo (1939). Cortesía del Museo Kaluz

Figura fascinante, Chilet es un artista por descubrir, y la exposición Cicatrices del cautiverio es una sólida puerta de entrada, con antecedentes en la muestra póstuma Campos de concentración en Francia, presentada en la Casa del Lago en 1980 y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 1981. Los dibujos incluidos retratan, con gran fuerza expresiva, las circunstancias vitales de los desplazados españoles. Técnicas como el achurado o el sombreado en tinta negra o de color refuerzan la línea sinuosa que anima sujetos en movimiento y espacios precarios.

Francisco Marco Chilet. Cicatrices del cautiverio fue inaugurada en marzo y permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre en la Sala Polivalente del Museo Kaluz (Av. Hidalgo 85, Centro Histórico). El próximo 1 de septiembre estará disponible el catálogo de la exposición en la tienda del museo.

La entrada Cicatrices del cautiverio se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/CAB8hKu
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

Cicatrices del cautiverio

“En estos dibujos se muestra con claridad el horror, toda la hediondez y la penuria en que habíamos venido a caer los que, días antes, éramos hombres libres miembros de un ejército organizado con valores, y ahora éramos la basura y el desecho de un pueblo vencido y caído en la inmunda bajeza”, narró Francisco Marco Chilet al rememorar su experiencia en el precario campo de concentración de Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia. Había huido de España junto a otros miembros del bando republicano, luego de la derrota en la Guerra Civil.

La exposición Cicatrices del cautiverio, en el Museo Kaluz de la Ciudad de México, reúne 33 dibujos del artista valenciano realizados en 1939 en el campo mencionado, así como en el de Adge, de mejores condiciones. Se trata de un conjunto de trabajos que los herederos de Chilet entregaron al museo para ampliar la parte de su acervo dedicada a los artistas del exilio español en México. Son testimonios visuales singulares que, paralelamente, muestran la maestría en el dibujo de su autor y las duras experiencias por las que atravesaron los refugiados españoles.

¿Quién fue Francisco Marco Chilet? Nacido en 1903, estudió en la Academia de Bellas Artes de San Carlos, Valencia, con maestros como Manuel Sigüenza, Joaquín Sorolla e Ignacio Zuloaga, es decir, se formó en el naturalismo español. Posteriormente hizo carrera militar y fue activo masón. Durante la Guerra Civil Española combatió para la causa republicana. Tras su paso por campos de refugiados y serle negada la estancia en República Dominicana, en 1940 se radicó en México, donde se desarrolló como caricaturista político en los periódicos El Popular y Excélsior y, posteriormente, como escenógrafo en la Época de Oro del cine mexicano, donde trabajó en más de 150 películas. Falleció en la Ciudad de México en 1977.

Francisco Marco Chilet

Figura fascinante, Chilet es un artista por descubrir, y la exposición Cicatrices del cautiverio es una sólida puerta de entrada, con antecedentes en la muestra póstuma Campos de concentración en Francia, presentada en la Casa del Lago en 1980 y la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM en 1981. Los dibujos incluidos retratan, con gran fuerza expresiva, las circunstancias vitales de los desplazados españoles. Técnicas como el achurado o el sombreado en tinta negra o de color refuerzan la línea sinuosa que anima sujetos en movimiento y espacios precarios.

Francisco Marco Chilet. Cicatrices del cautiverio fue inaugurada en marzo y permanecerá abierta hasta el 15 de noviembre en la Sala Polivalente del Museo Kaluz (Av. Hidalgo 85, Centro Histórico).

La entrada Cicatrices del cautiverio se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/CAB8hKu
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

La fuga espacial de Kode9

Algunos tipos de música ambiental

En la primera versión de este texto me entretuve haciendo una tipología básica de la música ambient. Está aún en desarrollo, pero creo que podemos establecer algunos tipos generales, basándonos no en el tipo de sonido de las piezas sino en las funciones y procesos que se les atribuyen: el ambient referencial (grabaciones de campo sin editar, como audios de mar, lluvia, trenes, calles, etc.); el ambient conceptual, que funciona hasta cierto punto como una subcategoría del arte conceptual (la mayoría de las piezas de William Basinski entrarían en esta categoría); el ambient mimético-representativo, que busca establecer el paralelo musical de una idea, lugar o persona concretos (pensemos en China, de Vangelis); el ambient abstracto, que busca únicamente ser música sin mayor referencia que ella misma (76:14, de Global Communication); el ambient utilitario, al que pertenecería Music for Airports de Brian Eno, pieza pionera del género ambient; finalmente tendríamos el ambient ficción.

Si el ambient mimético-representativo encuentra su paralelo en la pintura, el ambient ficción sería más bien un equivalente de la ficción narrativa, aunque en ocasiones adopte algunos aspectos del ambient mimético-representativo. El proyecto de The Caretaker sería un ejemplo perfecto de ambient ficción, sobre todo los álbumes finales que Leyland Kirby produjo bajo este alias: Everywhere at the End Of Time (Stages I-VI), en los que se aborda el desarrollo del Alzheimer que el personaje de The Caretaker padece etapa tras etapa.

Escapology: Music from Astro-Darien, el último lanzamiento de Kode9, alias de Steve Goodman, fundador del sello Hyperdub, pertenece a este último tipo de ambient. Al igual que los últimos trabajos de The Caretaker, esta entrega es un módulo autónomo pero vinculado a un proyecto más grande. El álbum pertenece a un universo intermedial que Goodman ha desarrollado en los últimos tiempos con el nombre Astro-Darien. A finales de este año habrá otro lanzamiento relacionado, publicado por Flatlines, la filial de Hyperdub que edita principalmente álbumes de spoken-word.

Kode9

Astro-Darien

El trabajo reciente de Kode9 toma su nombre del Proyecto Darién, intento fallido de la corona escocesa de establecer en el siglo XVII una colonia en la región que hoy conocemos como Panamá. El costo de la empresa arruinó económicamente a Escocia, y probablemente fue el principal motivo por el que este país, luego de solicitar ayuda a Inglaterra, terminó conformando una primera versión de lo que hoy conocemos como Reino Unido. A partir del referéndum que decidió la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) en Escocia han surgido diversos planes de separación de Inglaterra, para poner fin a la unión política entre ambos países.

Para Goodman la independencia de Escocia no sólo es algo seguro, sino que la toma como punto de partida para Astro-Darien. Originalmente concebido como un audioensayo (“una historia extraña de 26 minutos narrada por robots escoceses, con diseño sonoro inquietante, un delirio soñado por un simulador IA”, en palabras del artista), a la manera de On Vanishing Land de Justin Barton y Mark Fisher, también publicado por Hyperdub, el proyecto original mutó y se ha ido presentando en diversos módulos. La primera ramificación fue una muestra de visuales en colaboración con Lawrence Lek, en la que se explora la idea general del mundo de Astro-Darien. Steve Goodman trabaja con aspectos del panorama político contemporáneo, así como con propuestas de colonización espacial que desarrollan empresas y organizaciones escocesas.

El Astro-Darien es una colonia espacial utópica, pues para Kode9 la única fuga verdadera de la unión es hacia el espacio. El artista la piensa como el reverso de lo planteado en Elysium (Neill Blomkamp, 2013): aquí los ricos se quedan “a pudrirse” en la Tierra, mientras los desposeídos se aventuran al espacio. A Goodman no se le escapa el peso histórico del término “colonia”, y señala el contraste profundo entre una empresa de este tipo y cualquier proyecto colonial histórico: no habrá poblaciones sometidas ni desplazadas de sus tierras originales. Esta primera fase del proyecto Astro-Darien conlleva mucho world building: “Concebir un mundo sónicamente es algo con muchas más posibilidades de las que se han contemplado”, comenta Goodman.

Escapology

Aunque el proyecto Astro-Darien está aún trazándose, Goodman ha observado que no hay una narrativa que una todos los elementos. Es fácil perderse entre los entramados ficcionales de este edificio. Escapology es el soundtrack de un videojuego ficticio que lleva también por nombre Astro-Darien. Aún no hay mucha información respecto a una posible trama, sólo que se trata de un juego que ocurre dentro de la colonia espacial. En la portada del álbum podemos ver que la estación es parecida a uno de los diseños especulativos más famosos: el toro de Stanford. El concepto no es demasiado conocido por su nombre, pero su idea es recurrente en la ciencia ficción: estaciones en forma de anillo, usualmente con una atmósfera y un ecosistema integrados. Quizá su aparición reciente más popular es la del final de Interestelar (Christopher Nolan, 2014). Este diseño puede verse también en el video para “Torus”, el track más tenso del álbum, que combina la paranoia persecutoria del jungle clásico con un piano atonal.

El álbum abre con “Trancestar North”, que emula del menú de inicio de un videojuego. Dentro del mundo ficcional del proyecto, Trancestar es la empresa que desarrolla Astro-Darien. La pieza es similar a las emulaciones de música funcional de algunos álbumes del sello Ghost Box (por ejemplo “Logo”, que abre Mind How You Go, de The Advisory Circle). La sigue “The Break Up”, donde los ritmos característicos de la discografía de Kode9, una línea de bajo palpitante y percusiones sintéticas, son contrapunteados con un chirrido electrónico. El video que acompaña al track sirve también como introducción a algunos aspectos del mundo ficcional al que pertenece el álbum: una cámara montada en un vehículo graba un paseo cerca de las instalaciones de una de las compañías involucradas en la carrera por establecer una colonia espacial para turistas. En una interrupción del video se ve arder la Union Jack.

“Toxic Foam” es un collage donde pasajes que recuerdan a Apollo: Atmospheres & Soundtracks, de Brian Eno, se encuentran con la música concreta y arreglos de cuerdas pendereckianos. En “Orbex” el sampleo de una voz femenina, probablemente obtenido de un noticiero, habla oblicuamente del primer puerto espacial del Reino Unido. “Angle of Re-Entry” usa una fórmula similar a la de “The Break Up”, mientras que piezas más cortas como “In the Shadow of Ben Hope”, que consiste básicamente en el sonido de un cohete despegando al que se suman arreglos minimalistas, sirven para hacer avanzar la narración. En “Lagrange Point”, como en la mencionada “Torus”, se recurre a elementos jungle y al dub digital característico de la discografía de Kode9.

Para tratarse de un álbum ambient Escapology posee una paleta demasiado amplia, que pese a todo no se vuelve invasiva. Dependiente del proyecto general del que forma parte, logra funcionar como un álbum autónomo que conserva rasgos estilísticos de discos anteriores de Kode9, al tiempo que se mueve en nuevas direcciones. Será interesante ver qué proyecciones de Astro-Darien se concretan en el futuro cercano.

La entrada La fuga espacial de Kode9 se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/vt7ypOi
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

La fuga espacial de Kode9

Algunos tipos de música ambiental

En la primera versión de este texto me entretuve haciendo una tipología básica de la música ambient. Está aún en desarrollo, pero creo que podemos establecer algunos tipos generales, basándonos no en el tipo de sonido de las piezas sino en las funciones y procesos que se les atribuyen: el ambient referencial (grabaciones de campo sin editar, como audios de mar, lluvia, trenes, calles, etc.); el ambient conceptual, que funciona hasta cierto punto como una subcategoría del arte conceptual (la mayoría de las piezas de William Basinski entrarían en esta categoría); el ambient mimético-representativo, que busca establecer el paralelo musical de una idea, lugar o persona concretos (pensemos en China, de Vangelis); el ambient abstracto, que busca únicamente ser música sin mayor referencia que ella misma (76:14, de Global Communication); el ambient utilitario, al que pertenecería Music for Airports de Brian Eno, pieza pionera del género ambient; finalmente tendríamos el ambient ficción.

Si el ambient mimético-representativo encuentra su paralelo en la pintura, el ambient ficción sería más bien un equivalente de la ficción narrativa, aunque en ocasiones adopte algunos aspectos del ambient mimético-representativo. El proyecto de The Caretaker sería un ejemplo perfecto de ambient ficción, sobre todo los álbumes finales que Leyland Kirby produjo bajo este alias: Everywhere at the End Of Time (Stages I-VI), en los que se aborda el desarrollo del Alzheimer que el personaje de The Caretaker padece etapa tras etapa.

Escapology: Music from Astro-Darien, el último lanzamiento de Kode9, alias de Steve Goodman, fundador del sello Hyperdub, pertenece a este último tipo de ambient. Al igual que los últimos trabajos de The Caretaker, esta entrega es un módulo autónomo pero dependiente de un proyecto más grande. El álbum pertenece a un proyecto intermedial que Goodman ha desarrollado en los últimos tiempos con el nombre Astro-Darien. A finales de este año habrá otro lanzamiento relacionado, publicado por Flatlines, la filial de Hyperdub que edita principalmente álbumes de spoken-word.

Kode9

Astro-Darien

El trabajo reciente de Kode9 toma su nombre del Proyecto Darién, intento fallido de la corona escocesa de establecer en el siglo XVII una colonia en la región que hoy conocemos como Panamá. El costo de la empresa arruinó económicamente a Escocia, y probablemente fue el principal motivo por el que este país, luego de solicitar ayuda a Inglaterra, terminó conformando una primera versión de lo que hoy conocemos como Reino Unido. A partir del referéndum que decidió la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit) en Escocia han surgido diversos planes de separación de Inglaterra, para poner fin a la unión política entre ambos países.

Para Goodman la independencia de Escocia no sólo es algo seguro, sino que la toma como punto de partida para Astro-Darien. Originalmente concebido como un audioensayo (“una historia extraña de 26 minutos narrada por robots escoceses, con diseño sonoro inquietante, un delirio soñado por un simulador IA”, en palabras del artista), a la manera de On Vanishing Land de Justin Barton y Mark Fisher, también publicado por Hyperdub, el proyecto original mutó y se ha ido presentando en diversos módulos. La primera ramificación del proyecto fue una muestra de visuales en colaboración con Lawrence Lek, en la que se explora la idea general del mundo de Astro-Darien. Steve Goodman trabaja con aspectos del panorama político contemporáneo, así como con diversos proyectos de colonización espacial que desarrollan empresas y organizaciones escocesas.

El Astro-Darien es una colonia espacial utópica, pues para Kode9 la única fuga verdadera de la unión es hacia el espacio. El artista la piensa como el reverso de lo planteado en Elysium (Neill Blomkamp, 2013): aquí los ricos se quedan “a pudrirse” en la Tierra, mientras los desposeídos se aventuran al espacio. A Goodman no se le escapa el peso histórico del término “colonia”, y señala el contraste profundo entre una empresa de este tipo y cualquier proyecto colonial histórico: no habrá poblaciones sometidas ni desplazadas de sus tierras originales. Esta primera fase del proyecto Astro-Darien conlleva mucho world building: “Concebir un mundo sónicamente es algo con muchas más posibilidades de las que se han contemplado”, comenta Goodman.

Escapology

Aunque el proyecto Astro-Darien está aún trazándose, Goodman ha observado que no hay una narrativa que una todos los elementos. Es fácil perderse entre los entramados ficcionales de este edificio. Escapology es el soundtrack de un videojuego ficticio que lleva también por nombre Astro-Darien. Aún no hay mucha información respecto a una posible trama, sólo que se trata de un juego que ocurre dentro de la colonia espacial. En la portada del álbum podemos ver que la estación es parecida a uno de los diseños especulativos más famosos: el toro de Stanford. El concepto no es demasiado conocido por su nombre, pero su idea es recurrente en la ciencia ficción: estaciones en forma de anillo, usualmente con una atmósfera y un ecosistema integrados. Quizá su aparición reciente más popular es la del final de Interestelar (Christopher Nolan, 2014). Este diseño puede verse también en el video para “Torus”, el track más tenso del álbum, que combina la paranoia persecutoria del jungle clásico con un piano atonal.

El álbum abre con “Trancestar North”, que emula del menú de inicio de un videojuego. Dentro del mundo ficcional del proyecto, Trancestar es la empresa de videojuegos que desarrolla Astro-Darien. La pieza es similar a las emulaciones de música funcional de algunos álbumes del sello Ghost Box (por ejemplo “Logo”, que abre Mind How You Go, de The Advisory Circle). La sigue “The Break Up”, donde los ritmos característicos de la discografía de Kode9, una línea de bajo palpitante y percusiones sintéticas, son contrapunteados con un chirrido electrónico. El video que acompaña al track sirve también como introducción a algunos aspectos del mundo ficcional al que pertenece el álbum: una cámara montada en un vehículo graba un paseo cerca de las instalaciones de una de las compañías involucradas en la carrera por establecer una colonia espacial para turistas. En una interrupción del video se ve arder la Union Jack.

“Toxic Foam” es un collage donde pasajes que recuerdan a Apollo: Atmospheres & Soundtracks, de Brian Eno, se encuentran con la música concreta y arreglos de cuerdas pendereckianos. En “Orbex” el sampleo de una voz femenina, probablemente obtenido de un noticiero, habla oblicuamente del primer puerto espacial del Reino Unido. “Angle of Re-Entry” usa una fórmula similar a la de “The Break Up”, mientras que piezas más cortas como “In the Shadow of Ben Hope”, que consiste básicamente en el sonido de un cohete despegando al que se suman arreglos minimalistas, sirven para hacer avanzar la narración. En “Lagrange Point”, como en la mencionada “Torus”, se recurre a elementos jungle y al dub digital característico de la discografía de Kode9.

Para tratarse de un álbum ambient Escapology posee una paleta demasiado amplia, que pese a todo no se vuelve invasiva. Dependiente del proyecto general del que forma parte, logra funcionar como un álbum autónomo que conserva rasgos estilísticos de discos anteriores de Kode9, al tiempo que se mueve en nuevas direcciones. Será interesante ver qué proyecciones de Astro-Darien se concretan en el futuro cercano.

La entrada La fuga espacial de Kode9 se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/vt7ypOi
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

martes, 26 de julio de 2022

Tania Candiani en el MUAC

Llegó la oportunidad de ver, en un mismo espacio, algunas de las piezas que han vuelto a Tania Candiani (Ciudad de México, 1974) uno de los nombres de referencia del arte contemporáneo mexicano. Inaugurada en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) el mes pasado, y abierta hasta el 27 de noviembre, Como el trazo, su sonido recorre una década de producción de la artista, donde pueden apreciarse diálogos de las artes visuales con disciplinas como la literatura, la historia, las ciencias o la arquitectura.

Con el concepto de traducción como núcleo de su trabajo, Candiani ha producido esculturas, pinturas, dibujos, videoinstalaciones y trabajo de archivo donde se intersecan lo visual y lo sonoro con lo lingüístico, lo simbólico y lo tecnológico, formando una red compleja de significados. “La mayoría de los proyectos de Candiani emergen de contextos específicos, de trabajos situados con y desde la comunidad como una forma de colaboración y de participación”, explican las curadoras de la muestra, Jessica Berlanga y Virginia Roy.

Tania Candiani

Tania Candiani, La molienda (2015-2022)

Uno de los ejes de la exposición es el estudio de la sonoridad: ¿qué forma parte del paisaje sonoro?, ¿cuál es la frecuencia que oímos como humanos y que nos hace excluir al resto de las especies? Así, tanto las salas 4, 5 y 6 como en el vestíbulo principal y las terrazas norte y sur del MUAC, explorarán estas preocupaciones, por ejemplo en For the Animals (2020). “La artista concibe la noción de territorio desde sus propias connotaciones sociales, políticas y culturales, pero también como el desarrollo de un lugar que permita percibir el resonar y percutir de los cuerpos, las costumbres y tiempos de quienes lo habitan”, comentan las curadoras.

Además de obras como Reverencia (2019), Cónica (2016-2019), Nombrar el agua (2019) o Cuenca (2022), que reflexionan sobre los códigos surgidos en las relaciones entre cultura y naturaleza, Como el trazo, su sonido incluye Preludio cuántico (2022), acción sonora para voces e instrumentos creada ex profeso para el Espacio Escultórico de la UNAM; aquí se exploran las relaciones entre la narrativa de la física cuántica, los conocimientos ancestrales y las cosmovisiones de los pueblos originarios.

La entrada Tania Candiani en el MUAC se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/XamJRok
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

Tania Candiani en el MUAC

Llegó la oportunidad de ver, en un mismo espacio, algunas de las piezas que han vuelto a Tania Candiani (Ciudad de México, 1974) uno de los nombres de referencia del arte contemporáneo mexicano. Inaugurada en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) el mes pasado, y abierta hasta el 27 de noviembre, Como el trazo, su sonido recorre una década de producción de la artista, donde pueden apreciarse diálogos de las artes visuales con disciplinas como la literatura, la historia, las ciencias o la arquitectura.

Con el concepto de traducción como núcleo de su trabajo, Candiani ha producido esculturas, pinturas, dibujos, videoinstalaciones y trabajo de archivo donde se intersecan lo visual y lo sonoro con lo lingüístico, lo simbólico y lo tecnológico, formando una red compleja de significados. “La mayoría de los proyectos de Candiani emergen de contextos específicos, de trabajos situados con y desde la comunidad como una forma de colaboración y de participación”, explican las curadoras de la muestra, Jessica Berlanga y Virginia Roy.

Tania Candiani

Tania Candiani, La molienda (2015-2022)

Uno de los ejes de la exposición es el estudio de la sonoridad: ¿qué forma parte del paisaje sonoro?, ¿cuál es la frecuencia que oímos como humanos y que nos hace excluir al resto de las especies? Así, tanto las salas 4, 5 y 6 como en el vestíbulo principal y las terrazas norte y sur del MUAC, explorarán estas preocupaciones, por ejemplo en For the Animals (2020). “La artista concibe la noción de territorio desde sus propias connotaciones sociales, políticas y culturales, pero también como el desarrollo de un lugar que permita percibir el resonar y percutir de los cuerpos, las costumbres y tiempos de quienes lo habitan”, comentan las curadoras.

Además de obras como Reverencia (2019), Cónica (2016-2019), Nombrar el agua (2019) o Cuenca (2022), que reflexionan sobre los códigos surgidos en las relaciones entre cultura y naturaleza, Como el trazo, su sonido incluye Preludio cuántico (2022), acción sonora para voces e instrumentos creada ex profeso para el Espacio Escultórico de la UNAM; aquí se exploran las relaciones entre la narrativa de la física cuántica, los conocimientos ancestrales y las cosmovisiones de los pueblos originarios.

La entrada Tania Candiani en el MUAC se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/XamJRok
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

Sueños, imágenes, ficciones

Un ilustrador en la Ciudad de México se deja llevar por la narración del diario de sueños que una modelo le envía desde Londres. Y también por sus fieles obsesiones: el fetiche primitivo y las islas de Pascua y Galápagos. Descarga todo sobre el papel con colores estridentes y trazos gruesos, superficies de alto contraste. Una escritora en Buenos Aires recibe esos dibujos sin pautas previas y les inventa una historia. Una pandemia los cruza a todos.

En los primeros meses del confinamiento provocado por el covid-19, cuando pensábamos que en dos semanas o un mes regresaríamos a las calles, Jorge Alderete, alias Dr. Alderete, artista gráfico argentino radicado en México, cofundador de la galería Vértigo y parte de Sonido Gallo Negro, desahogó el estrés del encierro, la incertidumbre, creando imágenes que evocaban una ficción distópica sin pies ni cabeza. Parte de lo que detonó este trabajo “sin pretensión alguna”, como explica en una entrevista por Zoom con La Tempestad, se inspiró en los diarios de sueños que Tessa Kuragi, artista y modelo, le enviaba desde Londres.

En algún punto entre “esto sólo va a durar dos semanas” y “quién sabe cuándo volveremos a la normalidad” Alderete empezó a ver aquellas imágenes como un proyecto editorial muy lejano a lo que había estado haciendo meses antes de la pandemia. Las imágenes llegaron hasta Buenos Aires, a una de las mentes más singulares de la narrativa latinoamericana, la escritora Mariana Enriquez. La autora de Nuestra parte de noche supo hilvanar esta serie de postales de acero y cromo, látex, máscaras, folclor y fetiche, monstruos marinos y atlantes y niños en forma de noticias falsas, porque “la gente cree en las mentiras mucho más que en la verdad”, se lee en una de ellas.

Dr. Alderete

Un libro

“Yo soy periodista además de escritora, entonces estoy muy acostumbrada a que me manden algo y me digan ‘escribí sobre esto’”, explica Enriquez. “Era un impulso que me venía muy bien para soltar la mano en un momento en que estaba un poco paralizada no sólo por el encierro, también por la incertidumbre. Por eso elegí un poco inconscientemente que fueran noticias falsas. Incluso hubo un pequeño cambio, porque al final escribí dos o tres que eran un poco autorreferenciales y después me di cuenta de que no, que tenía que ser un trabajo más distante respecto a mí. Esa distancia me permitía que fuera un tono bastante homogéneo. Hay historias que son ciertas y otras que no”.

“Yo soy periodista además de escritora, entonces estoy muy acostumbrada a que me manden algo y me digan ‘escribí sobre esto’”, explica Mariana Enriquez.  

La jamaiquina Tessa Kuragi, añade Alderete, “me mandaba sus diarios de sueños, uno un día, otro día dos… Conforme los recibía hacía imágenes. Yo estaba produciendo y produciendo, pero también necesitaba lo que dice Mariana, el disparador, porque mi trabajo tiene mucho que ver con la ilustración comercial y va de la mano de un encargo, de un estímulo externo. Hacía los dibujos basados en los sueños y después a Mariana se los mandaba solos, sin el texto que los disparó”.

Luego de varias idas y venidas entre el Dr. Alderete y Mariana Enriquez, el proyecto se concretó. El año de la rata es el título del libro impregnado de extrañamiento, publicado por Alboroto Ediciones en México y Libros del Zorro Rojo en España y Argentina. No es un diario de la pandemia o del encierro (¡gracias!), pues desde el principio se tomó la decisión “bastante consciente”, dice Alderete en la conversación, de no tocar el tema del covid-19. “Hay una especie de evento pero no sabemos bien cuál. La idea del contagio está todo el tiempo, pero son más como dispersiones”, agrega Enriquez.

Dr. Alderete

Fronteras del cuerpo

El título del libro hace referencia al horóscopo chino, al año de la rata en que cayó la pandemia, pero, como se mencionó antes, está poblado de referencias al fetiche, que es también ritual. ¿Podemos pensar el dibujo y la escritura como fetiche? “De alguna manera, en tanto herramienta mágica, entre todas las que hay, es la herramienta de protección”, responde Enriquez. “A veces pienso en la literatura como un montón de palabras que, en un determinado orden y con una determinada técnica, crean una nueva realidad, como la magia, y el fetiche es uno de los elementos.

“Me gustaba pensar, cuando hacía las imágenes, que era como normalizar situaciones que podían ser muy extrañas”, agrega el Dr. Alderete.  

Más allá de historias bizarras e imágenes grotescas, el libro reflexiona sobre el cuerpo. No de manera literal o evidente, tampoco pensando el cuerpo enfermo, sino en el hecho de que las narraciones y los dibujos lo miran profundamente. El cuerpo como una frontera que puede traspasarse, con la que se puede jugar y que, una vez atravesada, puede normalizarse. “Yo trabajo mucho el cuerpo en mi ficción en general”, explica la autora de Los peligros de fumar en la cama, “pero desde el lugar del horror. Ahora todo el mundo está hablando de esto por [la nueva película de] Cronenberg, esa línea de pensar el cuerpo como la última frontera, como el lugar más vulnerable de todos. Pero las imágenes [de Jorge Alderete] me parecieron básicamente juguetonas, sensuales la mayoría.

“Me gustaba pensar, cuando las hacía, que era como normalizar situaciones que podían ser muy extrañas”, agrega el artista gráfico. Y Enriquez añade: “El cuerpo fetichizado, el cuerpo divirtiéndose, el cuerpo gozando, el cuerpo tratando de buscar el placer en situaciones extrañas, como en el museo de placeres raros. Es decir, la idea de normalizar la sexualidad alternativa, por decirlo de alguna manera, fue algo divertido.

Publicación expandida

El año de la rata no sólo es un libro: se convirtió en una serie fotográfica (El año de la rata, las fotografías) realizada en Los Ángeles e inspirada en las imágenes del volumen. Fue una colaboración con el director y fotógrafo Christian Weber y la bailarina y coreógrafa Dalel Bacre, con el vestuario de Arturo Lugo. Bacre a su vez creó y adaptó imágenes de libro como performances de danza contemporánea que produjo y grabó con el apoyo de Weber, y que llevan por nombre Wild Night (el año de la rata).

La entrada Sueños, imágenes, ficciones se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/FvVmT2O
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

Sueños, imágenes, ficciones

Un ilustrador en la Ciudad de México se deja llevar por la narración del diario de sueños que una modelo le envía desde Londres. Y también por sus fieles obsesiones: el fetiche primitivo y las islas de Pascua y Galápagos. Descarga todo sobre el papel con colores estridentes y trazos gruesos, superficies de alto contraste. Una escritora en Buenos Aires recibe esos dibujos sin pautas previas y les inventa una historia. Una pandemia los cruza a todos.

En los primeros meses del confinamiento provocado por el covid-19, cuando pensábamos que en dos semanas o un mes regresaríamos a las calles, Jorge Alderete, alias Dr. Alderete, artista gráfico argentino radicado en México, cofundador de la galería Vértigo y parte de Sonido Gallo Negro, desahogó el estrés del encierro, la incertidumbre, creando imágenes que evocaban una ficción distópica sin pies ni cabeza. Parte de lo que detonó este trabajo “sin pretensión alguna”, como explica en una entrevista por Zoom con La Tempestad, se inspiró en los diarios de sueños que Tessa Kuragi, artista y modelo, le enviaba desde Londres.

En algún punto entre “esto sólo va a durar dos semanas” y “quién sabe cuándo volveremos a la normalidad” Alderete empezó a ver aquellas imágenes como un proyecto editorial muy lejano a lo que había estado haciendo meses antes de la pandemia. Las imágenes llegaron hasta Buenos Aires, a una de las mentes más singulares de la narrativa latinoamericana, la escritora Mariana Enriquez. La autora de Nuestra parte de noche supo hilvanar esta serie de postales de acero y cromo, látex, máscaras, folclor y fetiche, monstruos marinos y atlantes y niños en forma de noticias falsas, porque “la gente cree en las mentiras mucho más que en la verdad”, se lee en una de ellas.

Dr. Alderete

Un libro

“Yo soy periodista además de escritora, entonces estoy muy acostumbrada a que me manden algo y me digan ‘escribí sobre esto’”, explica Enriquez. “Era un impulso que me venía muy bien para soltar la mano en un momento en que estaba un poco paralizada no sólo por el encierro, también por la incertidumbre. Por eso elegí un poco inconscientemente que fueran noticias falsas. Incluso hubo un pequeño cambio, porque al final escribí dos o tres que eran un poco autorreferenciales y después me di cuenta de que no, que tenía que ser un trabajo más distante respecto a mí. Esa distancia me permitía que fuera un tono bastante homogéneo. Hay historias que son ciertas y otras que no”.

“Yo soy periodista además de escritora, entonces estoy muy acostumbrada a que me manden algo y me digan ‘escribí sobre esto’”, explica Mariana Enriquez.  

La jamaiquina Tessa Kuragi, añade Alderete, “me mandaba sus diarios de sueños, uno un día, otro día dos… Conforme los recibía hacía imágenes. Yo estaba produciendo y produciendo, pero también necesitaba lo que dice Mariana, el disparador, porque mi trabajo tiene mucho que ver con la ilustración comercial y va de la mano de un encargo, de un estímulo externo. Hacía los dibujos basados en los sueños y después a Mariana se los mandaba solos, sin el texto que los disparó”.

Luego de varias idas y venidas entre el Dr. Alderete y Mariana Enriquez, el proyecto se concretó. El año de la rata es el título del libro impregnado de extrañamiento, publicado por Alboroto Ediciones en México y Libros del Zorro Rojo en España y Argentina. No es un diario de la pandemia o del encierro (¡gracias!), pues desde el principio se tomó la decisión “bastante consciente”, dice Alderete en la conversación, de no tocar el tema del covid-19. “Hay una especie de evento pero no sabemos bien cuál. La idea del contagio está todo el tiempo, pero son más como dispersiones”, agrega Enriquez.

Dr. Alderete

Fronteras del cuerpo

El título del libro hace referencia al horóscopo chino, al año de la rata en que cayó la pandemia, pero, como se mencionó antes, está poblado de referencias al fetiche, que es también ritual. ¿Podemos pensar el dibujo y la escritura como fetiche? “De alguna manera, en tanto herramienta mágica, entre todas las que hay, es la herramienta de protección”, responde Enriquez. “A veces pienso en la literatura como un montón de palabras que, en un determinado orden y con una determinada técnica, crean una nueva realidad, como la magia, y el fetiche es uno de los elementos.

“Me gustaba pensar, cuando hacía las imágenes, que era como normalizar situaciones que podían ser muy extrañas”, agrega el Dr. Alderete.  

Más allá de historias bizarras e imágenes grotescas, el libro reflexiona sobre el cuerpo. No de manera literal o evidente, tampoco pensando el cuerpo enfermo, sino en el hecho de que las narraciones y los dibujos lo miran profundamente. El cuerpo como una frontera que puede traspasarse, con la que se puede jugar y que, una vez atravesada, puede normalizarse. “Yo trabajo mucho el cuerpo en mi ficción en general”, explica la autora de Los peligros de fumar en la cama, “pero desde el lugar del horror. Ahora todo el mundo está hablando de esto por [la nueva película de] Cronenberg, esa línea de pensar el cuerpo como la última frontera, como el lugar más vulnerable de todos. Pero las imágenes [de Jorge Alderete] me parecieron básicamente juguetonas, sensuales la mayoría.

“Me gustaba pensar, cuando las hacía, que era como normalizar situaciones que podían ser muy extrañas”, agrega el artista gráfico. Y Enriquez añade: “El cuerpo fetichizado, el cuerpo divirtiéndose, el cuerpo gozando, el cuerpo tratando de buscar el placer en situaciones extrañas, como en el museo de placeres raros. Es decir, la idea de normalizar la sexualidad alternativa, por decirlo de alguna manera, fue algo divertido.

Publicación expandida

El año de la rata no sólo es un libro: se convirtió en una serie fotográfica (El año de la rata, las fotografías) realizada en Los Ángeles e inspirada en las imágenes del volumen. Fue una colaboración con el director y fotógrafo Christian Weber y la bailarina y coreógrafa Dalel Bacre, con el vestuario de Arturo Lugo. Bacre a su vez creó y adaptó imágenes de libro como performances de danza contemporánea que produjo y grabó con el apoyo de Weber, y que llevan por nombre Wild Night (el año de la rata).

La entrada Sueños, imágenes, ficciones se publicó primero en La Tempestad.



from La Tempestad https://ift.tt/FvVmT2O
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad