Powerpaola nunca se sintió cómoda en el mundo del arte. A pesar de que inició su búsqueda creativa en la pintura, se sentía ajena a galeristas, críticos y otros agentes del ámbito artístico. Al vivir en Francia descubrió el trabajo de mujeres que contaban sus propias historias a través de dibujos. “No me siento ilustradora. Soy dibujante. En ese sentido el dibujo me permite hacer muchas cosas, una de ellas es ilustrar, una actividad que se hace en función de algo que existe previamente”, confiesa la autora de Virus tropical (2018), novela gráfica que publicó Sexto Piso y que, además, inspiró una película del mismo nombre que estos días se puede ver en salas.
El trabajo de Paola Gaviria, nombre real de Powerpaola, que nació en Quito, Ecuador, destaca. El bombardeo de imágenes del mundo actual se nutre especialmente de la fotografía, sin embargo existen otras expresiones visuales con potencias específicas. Al conocer el trabajo de historietistas mujeres, Paola se dio cuenta que esa era su senda. “El trabajo de Aline Kominsky, que en los setenta y ochenta hizo una publicación de cómics con historias de mujeres, me impresionó. No había leído cosas de ese tipo. No se trataba de superhéroes o de humor gráfico sino de relatos biográficos”, dice la creadora. Al no tener idea de cómo contar la historia que tenía en mente, Paola se puso a estudiar e investigar el trabajo de, entre otras artistas, Julie Doucet y Marjane Satrapi. Tres años después estaba trabajando en Virus tropical.
“Luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”
Los conflictos armados, el feminismo y la migración son algunos de los temas que atraviesan la novela de Gaviria. En Virus tropical cuenta cómo fue una niña no esperada, que nació luego de que a su madre le ligaran las trompas y, en suma, relata de qué forma su infancia y adolescencia, que transcurrió entre Quito y la ciudad colombiana de Cali, estuvo marcada por la presión externa de tener que ser de un cierto modo. “No me planté para nada hacer una historia feminista. Quería contar mi historia, que está poblada de mujeres. Siempre me preguntan por qué los hombres no aparecen en la historia o aparecen como tontos. Traté de retratar mi experiencia, aunque, por supuesto, se trata de un recorte que funciona para la historia”, confiesa Powerpaola.
En Virus tropical la autora no se ahorra los problemas de las relaciones humanas. Destaca la presencia de sus hermanas mayores, Claudia y Patty. La primera es una adolescente rebelde que en cuanto puede se va de casa, se casa en secreto en la Isla de Pascua y queda embarazada; la segunda, una chica estudiosa y bien portada que pasa de odiar a su hermana menor a hacerse cargo de ella en Cali, ciudad a la que migra para estudiar psicología, y a la que pronto se mudan Paola y su madre. La abuela, por otro lado, es casi una villana de telenovela que impone el orden, que dicta cómo deben comportarse las mujeres. “Antes que mi vida está la historia. Mi abuela fue una mujer maravillosa. Funcionaba para mi relato, pero, otra vez, se trata de un recorte, de una edición”, asegura la autora, que al no trabajar con un guion previo sigue el método de dibujar y borrar hasta encontrar el balance entre texto e imagen.
“Quise contar las diferentes posibilidades de ser mujer. Me sorprende mucho porque en los lugares en los que se ha proyectado la película, dirigida por Santiago Caicedo, muchos hombres se me acercan para decirme que se identifican conmigo. La historia es sobre cómo el mundo, la familia, la sociedad, te obliga a ser de una forma. Creo que una puede ser lo que le dé la gana”, dice Powerpaola. “Por otro lado, luego de ver el filme terminado pensé ¡qué incómoda he estado conmigo misma durante tanto tiempo! Tuve que hacer un libro y una película para darme cuenta de ello”.
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