El miércoles el Museo Universitario del Chopo iniciará las actividades de Habitus, muestra de procesos de investigación y creación de artes vivas. El evento, que se realiza por segundo año consecutivo, tiene como país invitado a Cuba, cuya escena se destaca en el continente debido a una larga tradición que ha permitido la profesionalización de las expresiones escénicas. La muestra del Chopo, sin embargo, tiene la vocación de mostrar las propuestas que salen del canon, aquellas que apuestan por regenerar el lenguaje y que le han dado aún más vitalidad a la escena cubana. Algunos ejemplos son Así quiero. La familia como teatro, del Laboratorio Escénico de Experimentación Social (LEES), performance-instalación que explora la teatralidad de la familia, el exilio, los abandonos y los reencuentros; y BaqueStriBois, de Osikán, Plataforma Escénica Experimental, que aborda la prostitución masculina en Cuba. Aquí, Gabriel Yépez, coordinador de Artes Vivas del Museo del Chopo, detalla el panorama de las artes escénicas contemporáneas de la isla. El encuentro se desarrollará hasta el 28 de agosto.
¿De qué forma se puede explicar la importancia del fenómeno escénico contemporáneo en Cuba?
La producción escénica actual en Cuba es heredera de una sólida tradición en la que la investigación, la documentación y la creación han tenido un desarrollo paralelo. Esto ha generado una profesionalización en los distintos campos del quehacer escénico, conformando un panorama en el que la creación y la reflexión teórica van de la mano. La técnica actoral y danzaria, por otro lado, sobresale en el continente. La formación académica en Cuba es una de las más completas de América. Los posgrados a nivel maestría en teatrología y danzología, que en México todavía no están en marcha, son un buen ejemplo. Este nivel de especialización dificulta la creación, la producción y la gestión de otras alternativas. Es por ello que las prácticas artísticas que salen de lo tradicional, que han llamado la atención del exterior, son singulares y potentes.
La migración, el turismo sexual y el fantasma de la revolución son algunos de los temas de las piezas que se presentarán. Por otro lado se realizará el conversatorio “Cuba como eje de creación”. ¿A partir de qué aristas políticas, sociales y estéticas podemos entender a Cuba como una incubadora escénica?
Un proyecto importante de la Revolución cubana fue considerar al arte dentro de los programas educativos de todos los niveles. Ya sea como generadores o como receptores los cubanos participan del arte. Cuba procura una formación constante. Un ejemplo destacado es el Instituto Superior de Arte (ISA), que se convirtió en la Universidad de las Artes. Este espacio ha sido fundamental ya que ha formado a la mayoría de los hacedores profesionales del arte escénico. Para el Museo Universitario del Chopo, la muestra Habitus es una oportunidad para mostrar a grupos que integrados en laboratorios, plataformas o compañías independientes generan en el panorama cubano un disenso en cuanto a modos de producción en las artes vivas.
Haciendo eco de la pregunta anterior, ¿podemos entender la precariedad cubana como una fuerza creativa que juega a favor de su propuesta escénica?
Hablar de precariedad en términos generales resulta injusto para la complejidad del contexto actual de Cuba. Más que la precariedad, entendida como la falta de recursos materiales, se trata de una necesidad por convertir al lenguaje en una forma de vida. La muestra que presentaremos la titulamos Habitus desde la perspectiva de Pierre Bourdieu, que conceptualizó la idea de volver íntimo lo externo y, también, de exteriorizar lo íntimo. En eso radica la potencia de los creadores cubanos que hemos seleccionado: son personas que al vivir en Cuba lidian con la realidad de su contexto, alimentándose de él y, además, enriqueciéndolo.
Al realizar una investigación somera es posible darse cuenta de la potencia teórica del teatro cubano. ¿Qué lugar tiene la investigación sobre artes vivas en el espectro escénico en Cuba?
Como mencioné anteriormente existe una relación sólida entre el hacer y el pensar de la escena. Esta convivencia entre práctica y reflexión teórica no ha sucedido aún en México. Ahora bien, la escena que intenta romper con las formas tradicionales del quehacer escénico está en manos de personas que cuentan con una formación sólida (actores, directores y teatrólogos con estudios de licenciatura, maestría o doctorado) con un auténtico deseo de generar otras formas. Esa combinación de elementos hace posible el panorama actual cubano, un contexto poblado de pequeños pero potentes núcleos de artistas que a través de plataformas, laboratorios y residencias han logrado detonar estrategias auténticas para la creación en artes vivas.
from La Tempestad https://ift.tt/2MFXmjj
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad
No hay comentarios:
Publicar un comentario