El Museo Casa Diego Rivera de Guanajuato exhibe desde octubre Rumores de la noche, un proyecto comisionado por la Colección FEMSA que propone la inmersión en territorios oníricos. “Si los sueños pudieran reunirse y guardarse, trazarían un mapa secreto de la sensibilidad de nuestro tiempo. Es precisamente este impulso el que Elisa Malo recupera a través del gesto íntimo de escuchar y traducir sueños al papel”, escribe Isis Yépez, curadora de la exposición de la artista veracruzana, cuya anterior muestra individual fue Suave remanso (2023) en la Galería de Arte Contemporáneo de Xalapa.
El trabajo de Elisa Malo (Xalapa, 1989) se ha caracterizado por una exploración persistente de lo silencioso y lo casi imperceptible. En Rumores de la noche, inaugurada como parte de la edición 53 del Festival Internacional Cervantino, esa investigación se despliega en imágenes que parecen emerger lentamente, como si el ojo necesitara tiempo para adaptarse a la oscuridad. Mariposas nocturnas suspendidas alumbran el recorrido, donde el espectador es recibido por una cama recubierta de papel y dibujos en tinta, cuyas imágenes se prolongan en una segunda sala. Escenas que remiten tanto a estados emocionales como a paisajes interiores, mientras oímos voces surgidas de un “escuchatorio de sueños”.
Vista de la exposición Rumores de la noche, de Elisa Malo, Museo Casa Diego Rivera, Guanajuato, 2025. Fotografía: Michelle Lartigue. Cortesía de la Colección FEMSA
La exposición, suerte de archivo onírico contemporáneo, dialoga con la arquitectura del Museo Casa Diego Rivera, un lugar cargado de historia y memoria, abierto al público hace 50 años. La pieza de Malo se integra al ritmo del recinto, invita a una contemplación pausada. Más que ilustrar escenas, Rumores de la noche propone escuchar aquello que suele quedar fuera del campo de lo evidente. Los dibujos funcionan como superficies de registro donde se acumulan gestos, borraduras y capas de tiempo, revelando un proceso tan importante como la imagen final. La pieza propone atender los murmullos –visuales y sonoros– que se despliegan en el ambiente creado por la instalación.
Respecto a la casa de infancia de Diego Rivera, Isis Yépez reflexiona: “Qué más evocador que situar aquí la obra de Elisa, en un espacio que guarda memorias y que, en otro tiempo, dio cobijo a un artista que simpatizó con el surrealismo y que incluso pintó uno de sus propios sueños en Las tentaciones de San Antonio (1947)”. En Malo estas referencias operan por la vía de la resonancia, pues entiende lo onírico en un sentido cercano al de la potencia visionaria de los pueblos originarios. En Rumores de la noche el sueño es espacio de resistencia, extrañamiento e imaginación, donde se suspenden las demandas de la vida productiva.
Vista del acceso a la exposición Rumores de la noche, de Elisa Malo, Museo Casa Diego Rivera, Guanajuato, 2025. Fotografía: Michelle Lartigue. Cortesía de la Colección FEMSA
Elisa Malo hace referencia al psicofisiólogo Stephen LaBerge, pionero del estudio de los sueños lúcidos, en su entendimiento del fenómeno: “Él recomienda muchos ejercicios para poder tener en el sueño este momento de conciencia, en el que puedes darte cuenta de la diferencia entre estar soñando y no estar soñando, y entonces poder tomar control de tus sueños, que eso también es parte de lo que me ha interesado en este proceso de investigación, las posibilidades que nos brinda el sueño, a manera de autoconocimiento, de reparación de un montón de cosas, pero también como una fuente de creatividad”.
Con sus sutiles evocaciones en papel xuan con tinta india, que dan continuidad a las investigaciones iniciadas por Malo durante su posgrado en SOMA y su reciente participación en la Bienal de Nakanojo (Japón), la instalación escultórica Rumores de la noche puede visitarse en el Museo Casa Diego Rivera de Guanajuato hasta el 1 de marzo de 2026.
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