martes, 9 de junio de 2020

Manuel Felguérez, el rostro de la ruptura

En una trayectoria que duró más de setenta años, Manuel Felguérez (1928-2020) luchó junto a otros por hacerse un lugar en un México retratado por el trabajo de los muralistas y el Taller de la Gráfica Popular, escuelas marcadas por el triunfalismo nacionalista de la Revolución mexicana. La culminación de aquel esfuerzo fue la Generación de la Ruptura, como se le denominó al puñado de artistas que se opusieron a la hegemonía de la figuración de ánimo didáctico.

Rebelde temprano, Felguérez se mostró en desacuerdo con las enseñanzas de la Escuela Mexicana de Pintura, pero antes de encaminar sus quehaceres artísticos viajó a Europa y entró en contacto con cubistas como Ossip Zadkine, que pronto se convirtió en una de las mayores influencias formales de su trabajo. Se inició entonces como escultor en la Académie de la Grande Chaumière y la Académie Colarossi, ambas en París, becado por el gobierno francés durante la segunda mitad de los cincuenta. 

Tras su actividad en el extranjero comenzó a experimentar con diferentes materiales y técnicas hasta el punto de hacer de la escultura y la pintura una misma práctica. Así, los elementos geométricos y el sentido expresivo, presentes en su obra anterior con trazas del estilo de Francisco Zúñiga, fueron cobrando una gran importancia y, acentuados por el carácter disciplinado del artista, se convirtieron en el sustento de su trabajo.

A lo largo de los años, Felguérez participó en innumerables muestras individuales y colectivas. Su obra forma parte de importantes acervos de México, así como de colecciones de Europa, América y Asia. En 1998 inauguró la primera institución museística dedicada al abstraccionismo en el país en su natal Zacatecas, elegida para resguardar buena parte de su producción, que incluye pintura, grabado, escultura, fotografía y dibujo.

El Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) conserva sus primeras obras, realizadas con materiales industriales y de desecho. Un ejemplo destacado es el Mural de hierro, de 1961, que alguna vez decoró el cine Diana de la Ciudad de México. El artista reconoció en múltiples ocasiones su devoción por este recinto de la UNAM, pues fungió como catedrático de la Escuela Nacional de Artes Plásticas y laboró en el Instituto de Investigaciones Estéticas entre 1973 y 1992. 

Entre los múltiples galardones que Felguérez recibió en vida sobresalen el segundo premio de pintura de la primera Trienal de Nueva Delhi en 1968; el Gran Premio de Honor de la 13 Bienal de São Paulo en 1975; el Premio Nacional de Ciencias y Artes en el área de Bellas Artes en 1988, y el Premio de Artes de Zacatecas en 1998. En 1993 fue designado creador emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte.

El artista declaró con humor que pretendía celebrar su centenario a lo grande, con una exposición en el MoMA de Nueva York. En diciembre del año pasado se inauguró Trayectorias en el MUAC, muestra que celebró sus 90 años de vida, y donde se reúnen obras producidas a lo largo de siete décadas de trayectoria. Permanecerá en exhibición (en espera de que podamos volver a los museos) hasta el 18 de octubre próximo.

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