miércoles, 7 de julio de 2021

En busca de lo nuevo

Produce emoción regresar a los museos. Pero el tiempo del confinamiento y la ansiedad no se ha alargado en vano: uno espera encontrar, tal vez ingenuamente, signos de lo que viene. La pandemia ha sido un período angustiante y doloroso, pero también ha abierto espacios al pensamiento prospectivo. Piénsese, si no, en la convergencia de dos antologías recientes que hablan del futuro desde las artes: En una orilla brumosa (preparada por Verónica Gerber Bicecci y publicada por Gris Tormenta) y Blickwinkel: momento futuro (coordinada por Nesa Fröhlich, Ignacio Tovar y Lucía Romero, editada por Pitzilein Books, el Centro de Futuros y el Goethe-Institut Mexiko). Al parecer, en términos imaginativos, el horizonte se ha reabierto, aunque nos resulte difícil concebir un régimen distinto al del capital.

Coinciden en la Ciudad de México dos exposiciones que revisan la producción artística local de las últimas décadas: Excepciones normales: arte contemporáneo en México, en el Museo Jumex, y Cien del MUAC, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo. Recorrer las muestras, contrastarlas, es un ejercicio provechoso, no sólo por la posibilidad de detenerse en algunas piezas señeras, sino para pensar el asunto de lo nuevo. A la pregunta por el futuro la acompaña siempre esta cuestión. Lo nuevo, escribió Boris Groys en su conocido ensayo sobre el tema, “puede experimentarse como tal sólo si produce un efecto de una infinidad más allá de los límites –si abre una vista infinita de la realidad fuera de los museos”. En las salas del Jumex y el MUAC todas las piezas parecen arte, incluso aquellas que hace no tanto tiempo eran indistinguibles de productos profanos. Pero ¿por qué habría de esperarse otra cosa, si los museos son archivos culturales? Su función es, justamente, señalarnos lo que ya no es nuevo. Y sin embargo…

lo nuevo

Francis Alÿs, Zócalo, Ciudad de México, 22 de mayo, 1999 (1999). Incluida en la exposición Cien del MUAC

Ocurrió más de una vez, al caminar en los alrededores de la oficina, que algún miembro de la redacción de La Tempestad hizo el chiste de señalar una pila de escombros para exclamar “¡Un Cruzvillegas!”. Estaba lejos de ser un intento de desvalorización de la obra del artista; por el contrario, señalaba la condición innovadora de su trabajo: había dado a nuestra mirada nuevas herramientas para observar la realidad. Incluido en Excepciones normales, Abraham Cruzvillegas es uno de los últimos creadores mexicanos que, ante su trabajo, obligan a preguntar “¿Esto es arte?”. Semejante desconcierto, que no es otra cosa que la experiencia estética, sigue y seguirá ocurriendo frente a ciertas obras, pero pocas veces en un museo: para ello están los espacios independientes y las galerías que mantienen relaciones tensas con el mercado.

Más actual, la muestra del Jumex incorpora artistas jóvenes ajenos a su colección que, en algunos casos, tienen poco recorrido en museos, como Chantal Peñalosa o Ana Segovia. Alberga, además, obras de gran potencia formal que rara vez pueden verse en espacios capitalinos. Cien del MUAC, por su parte, sigue una línea más política, explícitamente crítica, del arte mexicano, y contiene un puñado de piezas referenciales de las últimas décadas. Para el espectador resulta fructífero comparar las propuestas curatoriales de Kit Hammonds y Pilar García: se complementan involuntariamente y dialogan en secreto, tanto por sus puntos de contacto como por sus divergencias.

“Prefiero lo nuevo a lo bueno”, declaró César Aira en una entrevista. Lo bueno, abundó, es “lo trillado, lo normalizado, lo que ya sabemos”. ¿Qué define entonces a lo nuevo, lo que “aún no tiene nombre”? En sus términos, Aira coincide con Groys, para quien la innovación “no opera con las cosas mismas, sino con las jerarquías culturales y los valores” (Sobre lo nuevo, 1992). En este razonamiento lo nuevo es la irrupción desplaza la frontera entre lo valorizado y lo banal. No sabemos cuándo nos toparemos con una obra innovadora, pero la identificaremos cuando sintamos que el horizonte de posibilidad se amplía. Incluso en una sala de museo.

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