Pese a la vaguedad del término, la creatividad es muy fácil de definir: consiste en juntar dos cosas que nunca habían estado unidas. De esta unión nace algo que no habíamos imaginado. Una especie de idea oculta que se nos revela. Esta ecuación creativa se complejiza al añadir ideología, crítica, alma y nuestra peculiar y única comprensión del entorno.
La asombrosa obra de Joaquín Carreño cumple cabalmente con lo anterior. Interpreta las ilustraciones que típicamente encontrábamos en los libros de fábulas infantiles con nuestra cotidianidad chicharronera, mexicanota y divertida. Todos crecimos viendo al marrano que se cocina a sí mismo en el rótulo de las carnitas. Carreño no se queda ahí y nos permite ver al cuino en su día a día. No es casualidad que estas ilustraciones recuerden también a las imágenes de un calendario.
La ilustración infantil es hoy un terreno experimental. Carreño recrea imágenes que vienen de un México extraviado pero no caduco. Su obra propone un nuevo esmalte de nostalgia. El recuerdo brilla distinto. Tenemos al pingüino que compra Kosako, a los Santos Reyes comiendo tacos de tripona, a dos roedores royendo frituras. Es imposible no identificarse con estos animales actuando como mexicanos, porque en el fondo somos cangrejos, ratas, porcinos. Todos estamos de acuerdo en que a la ciudad la habitan bestias, bestias que comen en las esquinas y compran o venden fritangas o sábanas de Minion. Para Carreño somos una bola de animales. El reflejo de esta condición en su obra es muy gozosa y divertida. Su bestiario nos invita a mirarnos a nosotros mismos, a nuestras calles y a nuestras actividades diarias desde el asombro.
Vida diaria + fabulación + monografía + rótulo + crítica social.
En su cuenta de Instagram Carreño se define como “creador de universos”. Creador de universos que son a la vez material para la creación de memes y a la vez ideas ocultas que se nos revelan. Concepciones nuevas del arte para un siglo aún joven. Para muestra un ejemplo: el cerdo que apresa a un policía y nos mira rompiendo la cuarta pared pareciera estar diciendo: Ahora somos tres.
El trabajo de Joaquín Carreño está expuesto temporalmente (Código postal) en el Tony Delfino Room, Colima 256, Roma Norte, Ciudad de México. Como si fueras al restorán, pero en cambio subes las escaleras.
La entrada Somos una bola de animales se publicó primero en La Tempestad.
from La Tempestad https://ift.tt/92XgAR1
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad
No hay comentarios:
Publicar un comentario