El visitante de Game Over, la exposición de Minerva Cuevas en el Museo Jumex de la Ciudad de México, es invitado a comportarse como un arqueólogo del futuro, que asiste a las ruinas de una civilización bastante parecida a la nuestra. Esculturas de significados imprecisos (entre cabezas prehispánicas y personajes de Disney) y desechos del Capitaloceno conviven en la galería 1 ofreciendo un paisaje con el que el espectador puede relacionarse de manera lúdica.
Inaugurada el 26 de noviembre y abierta hasta el 26 de febrero del próximo año, Game Over procede de lo que la artista mexicana desarrolló a partir de 2016 durante una estancia en Colonia, Alemania: la IUF (International Understanding Foundation o bien Fundación para el Entendimiento Internacional), “una estructura conceptual basada en el internacionalismo para fomentar la libertad cultural, económica y política, y explorar el impacto social de las prácticas estéticas”, como la describe Marielsa Castro Vizcarra, curadora de esta exposición junto a Adriana Kuri Alamilllo.
¿Se diría que Minerva Cuevas (Ciudad de México, 1975) desdibuja los límites entre arte y acción política? “No creo que existan esas fronteras, todo es una misma cosa. Cuando estás tratando de investigar un fenómeno social invariablemente te relacionas con la política. A partir de 2007, con la exposición La venganza del elefante, comencé a usar chapopote e hice una investigación en Yucatán sobre la industria petrolera nacional. Encontré que más que obras en específico me interesaba producir una forma de ensayo visual de relaciones entre objetos a partir de teorías de la ecología social”, explica la artista, cuyos últimos proyectos, incluyendo el más reciente en el Museo Jumex, siguen ese camino.
Las intervenciones características de Cuevas sobre los logotipos de las grandes corporaciones e instituciones públicas expresan la resistencia, desde el campo del arte, a la conquista del imaginario público por parte del poder del capital. Pero si el título de su nuevo proyecto alude al final del juego (la insostenibilidad de nuestro modo de vida bajo el capitalismo), las piezas lo abren al público: todo aquí puede tocarse, los niños están incluidos. “En mis proyectos siempre considero al público. Trabajar teniendo en cuenta a la población infantil es de lo más complicado, porque es la más exigente. Hasta ahora la exposición ha sido bien recibida por gente de todas las edades”.
Game Over permite una lectura optimista pese al ambiente postapocalíptico que la enmarca: en medio de las ruinas es posible jugar, producir nuevas formas de sociabilidad. La idea se nutre de la experiencia de Minerva Cuevas durante una residencia artística en Berlín, que dio pie a No Room To Play (2019), fotografías y un video sobre los parques infantiles construidos en Alemania en la posguerra, que se exhiben en la galería -1 del museo: “Es muy fuerte recorrer estos espacios, normalmente entre edificios, porque el lote vacío es producto de los bombardeos. Es claro que ahí falta una construcción”, abunda la artista.
La obra de Cuevas puede entenderse como un continuo, donde cada exposición o proyecto –formado por pinturas, videos, fotografías, esculturas o instalaciones– añade un capítulo a su investigación artística sobre el asedio del capitalismo en el entorno social y natural. En el caso de Game Over los espectadores podrán participar en la muestra, además de interactuando con las piezas, completando la obra 200 mamuts, casi 25 camellos, cinco caballos, junto al taller de producción Todo Woooow.
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