Cuando Dan Flavin (Nueva York, 1933-1996) usó por primera vez luces fluorescentes como material artístico, a mediados de los sesenta, planteó lo siguiente: “una lámpara cualquiera convertida en un fetiche industrial cualquiera, tan absolutamente reproducible como lo ha sido siempre, pero ahora, de alguna forma, extrañamente poco familiar”. En la intersección del constructivismo de Vladímir Tatlin y el readymade de Marcel Duchamp se produjo una de las obras características del minimalismo estadounidense, que ahora puede apreciarse en un museo mexicano.
Dan Flavin. Obras de la colección Dia Art Foundation se inauguró en el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO) el pasado 14 de marzo, y permanecerá abierta hasta el mes de agosto. Es la primera exposición dedicada al artista en el país, con obras creadas entre 1962 y 1974 y seleccionadas por Humberto Moro, director de la fundación neoyorquina de la que proceden. Como escribió Hal Foster en Arte desde 1900 (2004), Flavin “fusionó dos imperativos contradictorios del arte moderno: por una parte, la materialización de la obra de arte, en este caso la afirmación de la luz en cuanto tal y la exposición de su soporte físico (la aplicación fluorescente); por otra, la desmaterialización de la obra de arte, en este caso la irradiación lumínica, la ablución cromática del espacio”.
Poco afecto a la etiqueta “minimalismo” para hablar de su obra, Flavin abrió el camino a otros artistas que eligieron la luz como materia prima: James Turrell, Mary Corse, Robert Irwin, entre otros. En ese sentido, la exposición del MARCO señala esas sendas comenzando por el uso de luminarias blancas –ambientes relacionados con la espiritualidad, la contemplación y la introspección– y culminando con el uso del color –que habilita otro tipo de emociones en el espectador. Entre las 24 piezas incluidas, vale la pena señalar la serie dedicada a Tatlin, el constructivista ruso, que sintetiza lo mismo la referencia a los iconos religiosos que el cuestionamiento de la monumentalidad.
En Dan Flavin. Obras de la colección Dia Art Foundation se incluyen piezas que podrían entenderse como retratos abstractos lo mismo de figuras admiradas por el artista que de seres queridos. El cromatismo se despliega en la arquitectura cambiando la percepción del espacio. El caso más extremo es el que cierra la exhibición: untitled (to you, Heiner, with admiration and affection) (1973) es una instalación inmersiva que tiñe de verde el recorrido final de los visitantes, que al salir a la luz diurna encuentran destellos rosas en su mirada.
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