En un gesto que atenta contra la libertad de culto, Cannes prohibió el uso de burkini en sus playas, y cualquier otra prenda que manifieste pertenencia a alguna religión. El motivo: la tentativa de la alteración del orden público debido a los atentados terroristas que ha experimentado Francia desde principios de 2015; desde el 2010 está prohibido el uso del velo que cubre el rostro por completo por motivos de seguridad en el país galo. A esto se suma el desmantelamiento del campamento de Calais en donde viven 10 mil refugiados sirios, iniciado desde febrero de este año. En contraste, el presidente francés François Hollande en un discurso en el Metropolitan Museum of Art anunció la creación de un fondo de cien millones de dólares, proveniente de donadores públicos y privados, para la protección del herencia cultural de Medio Oriente que ha sido blanco de ataques terroristas. El fondo será ocupado en la intervención y restauración de los sitios dañados. En el evento en Nueva York en el que también estuvo el vicepresidente de EEUU, Joseph Biden, se condenó la persecución de las minorías culturales por parte de ISIS. Frente a las acciones implementadas por el gobierno francés, el discurso sobre la preservación y el rescate, resulta cuestionable.
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