jueves, 30 de julio de 2020

El espectador motorizado

La capital paulista recibe hasta el 9 de agosto Drivethru.art. Pensada para ser vista desde el interior del automóvil, emulando la lógica del autocine, la exposición fue inaugurada a mediados de julio con dieciocho obras colocadas en paneles de grandes dimensiones. La sede es ARCA, un espacio multifuncional de más de ocho mil metros cuadrados, ubicado en el distrito Vila Leopoldina, en el oeste de São Paulo.

El galerista Luis Maluf junto a Maurício Soares y Mário Sérgio Albuquerque, de ARCA, han organizado una exposición que combina arte y tecnología, con creadores brasileños en activo. El objetivo es ofrecer una muestra con precios asequibles que fomente la cultura a través de acciones propositivas.

Nuevo formato de exhibición

El espacio de ARCA se adaptó para recibir visitas en vehículos; para aquellos que no tienen uno, la organización proporciona autos que se limpian en cada viaje y con conductores protegidos. Con cita previa y siguiendo protocolos sanitarios, la experiencia consiste en circuitos de una hora de duración y visitas guiadas por una aplicación de celular. 

En su primera semana la muestra recibió cientos de automóviles, con un máximo de cuatro personas en cada uno. Pueden circular hasta veinte vehículos en simultáneo.

Obra de artistas confinados

Tras el cierre de museos y galerías, los artistas se han visto obligados a buscar alternativas a los espacios de exhibición tradicionales. Con esta premisa, el curador Luis Maluf seleccionó los trabajos: fotografías, pinturas y videos de ánimo crítico. En la nota introductoria de la página oficial, explica: “La exposición presenta experimentos que plantean preguntas y posiciones intensificadas en un período de adversidad, como las emancipaciones ambiental, indígena, racial, de género y sexual”. 

Una de las novedades es el grafiti de Cranio, conocido por estampar muros de varias ciudades brasileñas con sus “indios azules” que discuten temas como el consumismo, la política, la identidad indígena y el medioambiente. Destaca, además, Carne viva, del hiperrealista Luiz Escañuela, que reproduce la selva amazónica con la textura de la piel humana repleta de heridas, en una reflexión sobre los incendios y la deforestación.

“Si por un tiempo la crisis trajo distancia, las tácticas de acercamiento no solo deberían ser adaptativas, sino más bien propositivas. La exposición invita al espectador a incursionar en lenguajes y técnicas de producción brasileña contemporánea, teniendo en cuenta el poder social del arte como traductor de experiencias, emociones y todo lo que nos hace humanos”, expresa Maluf. 

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via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

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