Como la idea de que el sonido nunca alcanza su plenitud, la percepción de la inmovilidad, el tiempo y los límites (el espacio, la mirada, el cuerpo mismo) se acoge a un sentido perenne de inestabilidad y ambigüedad en constante relación. Invita a una búsqueda, a una experiencia abierta en la que las apariencias dan paso a cierta luz. Una luz que revela también la artificialidad de lo que pensamos como certezas.
Parte de la exposición …y luego se tornará resquicio, comisionada por el Museo Amparo de Puebla y curada por Daniel Montero, la pieza virtual E logo se tornará resquício de um presente tomado abruptamente (título original en portugués, desprendido de un poema del brasileño Arnaldo Antunes) de Luis Felipe Ortega (Ciudad de México, 1966) aborda la relación de los cuerpos y los objetos con el espacio y el tiempo que les compete, así como con el sonido que los acompaña. Una mirada a la vez absurda y dramática apoyada en el teatro de Samuel Beckett, figura recurrente en la obra de Ortega.
Derivada de la reciente experiencia de confinamiento, que puso en pausa el montaje físico de la exposición, E logo se tornará resquício de um presente tomado abruptamente reflexiona sobre las posibilidades de interacción en un período de crisis, en tiempos aparentemente oscuros, pantanosos e inamovibles. Realizada en video, con 21 minutos de duración, la pieza virtual da continuidad a la indagación de Ortega sobre la idea de horizonte.
En entrevista para La Tempestad, Ortega detalla el horizonte, noción que atraviesa la exposición, como un juego que el espectador activa y se plantea “desde lo que ves hacia lo que no ves. Hay una experiencia con relación a la pieza que está apelando, como el horizonte, a una movilidad tanto física como mental. Si tú te quieres quedar en el plano que ves, no te mueves y no caminas, pero digamos que la obra está planteada, y a su vez complejizada, para permitir distintos modelos de movilidad e intuir que había algo que no está del todo predeterminado para que lo puedas consumir, sino que tú lo tienes que producir”.
Imposibilidad, cercanía y lejanía; oscilaciones movedizas para tiempos de muerte. E logo se tornará resquício de um presente tomado abruptamente incorpora una de las preocupaciones de Ortega como artista: recuperar el sentido de extrañeza y desconcierto, el no-saber como multiplicidad de entradas y salidas para la reflexión y la generación de ideas. “Y que no me parece menor, porque tú puedes intuir que hay algo ahí, que no sabes exactamente qué es. Hay una extrañeza y desorientación […]. El arte también tiene la función de desorientar y mucho de lo que yo hago tiene la finalidad de desorientar el terreno cotidiano”, precisa.
La exposición …y luego se tornará resquicio aborda los últimos 15 años de trabajo de Luis Felipe Ortega, y se conforma de esculturas ex profeso, dibujos, videos, fotografías, pinturas y objetos. Estará abierta al público hasta el 23 de mayo.
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