La primera década del Museo Jumex llega en un momento en el que resulta inevitable reflexionar sobre lo ocurrido en los últimos años, especialmente tras la pandemia de covid-19. De ahí que Lisa Phillips, invitada a realizar una nueva lectura de la colección, haya elegido una palabra cuyo significado en inglés es dual: light. Puede traducirse como luz o ligereza, y sirve de guía conceptual a una selección que se plantea optimista en un contexto de crisis climática y política. Todo se vuelve más ligero toma el título de un poema de John Giorno, en el que se lee: “un mar plano de nubes blancas debajo / y una cúpula inmensa de cielo azul por encima, / y tu mente es un clavo de acero entre ambas”.
El museo recibe a los visitantes con Waterfall (1998), de Olafur Eliasson, una cascada que evidencia su artificio llenando la plaza exterior de frescura y sonidos inesperados en un espacio urbano congestionado como la colonia Granada de la Ciudad de México. El artista danés radicado en Berlín ha realizado piezas a partir de la observación de los fenómenos atmosféricos y este trabajo de hace cinco lustros sintetiza la intersección entre naturaleza y tecnología que caracteriza buena parte de su producción. Se abre una pregunta, característica de las artes, sobre la posibilidad de cambio y transformación.
Lisa Phillips, directora del New Museum of Contemporary Art de Nueva York, plantea una exposición con distintas puertas de entrada y posibilidades múltiples, a través de una museografía que enfatiza la noción de cubo blanco.
Lisa Phillips, directora del New Museum of Contemporary Art de Nueva York, plantea una exposición con distintas puertas de entrada y posibilidades múltiples, a través de una museografía que enfatiza la noción de cubo blanco. Las piezas funcionan de forma autónoma, y los diálogos entre ellas son tarea del espectador. En ese sentido, hay también juegos de escala y enfoque en Todo se vuelve más ligero: si la cascada de Eliasson deja a la vista su funcionamiento en una pieza de gran formato, Moving Wire (1988), de Charles Ray, mantiene en secreto el mecanismo por el que unos cables se extienden y retraen dentro de una pared.
Una sala nos recibe con Fountain (Buddha) (1996), de Sherrie Levine; otra con el significativo “monument” for V. Tatlin (1967), de Dan Flavin. Son dos de los 67 artistas incluidos en una muestra que ofrece un recorrido particular por los derroteros del arte contemporáneo. La presencia de artistas mexicanos de la Colección Jumex es contundente: en la sala 3 se exhiben dos piezas señeras, Extensión (de la serie Puentes y presas, 1997-2002), de Damián Ortega, y Autorretrato pendiente, contradictorio, inestable y aburguesado, oliendo a malta, atrapado en un embotellamiento, con ganas de cagar desde hace un rato, escuchando a Martha Debayle, al día siguiente de haber leído ‘Campo de guerra’, de Sergio González Rodríguez, intentando escaparme de la mística de la eficiencia y la competitividad, sin señal en mi celular, y soñando con devorar una papaya jugosa, siguiendo el ritmo de ‘Demolición’, de Los Saicos (2014), de Abraham Cruzvillegas.
Pinturas, esculturas, instalaciones, videos y fotografías componen un prisma para pensar la ligereza y la iluminación en sentidos amplios, que van del trabajo colaborativo a la experiencia espiritual.
Pinturas, esculturas, instalaciones, videos y fotografías componen un prisma para pensar la ligereza y la iluminación en sentidos amplios, que van del trabajo colaborativo –las bicicletas que encienden un foco cuando se pedalean juntas: Dynamo Secession (1997), de Maurizio Cattelan– a la experiencia espiritual –un cuarto en la sala 1 nos lleva de la oscuridad a la sorpresa de Spenta Mainyu (de la serie Wedgework, 2019), de James Turrell. En medio, trabajos evocativos como A sphere lit from the top, four sides, and all their combinations (2004), de Sol LeWitt, o discrepancies with X.II #2 (2014), de Leonor Antunes.
La apuesta curatorial de Lisa Phillips es poner en la mente del espectador ideas como luz, reflejo, sombra, clima, ingravidez, vuelo, suspensión, inmaterialidad o readaptación: “Parece que nos encontramos en medio de un cambio de paradigma planetario con un imperativo cada vez mayor de aceptar la vulnerabilidad, metabolizar la incertidumbre y abrazar los resultados desconocidos”, escribe en el catálogo de Todo se vuelve más ligero. Algo a destacar de esta propuesta es su apertura: nada orienta nuestras ideas, que fluctúan mientras recorremos un conjunto admirable de piezas de artistas que pueden verse reunidos en muy pocos lugares del mundo. Gracias al Museo Jumex, la Ciudad de México es uno de ellos.
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