lunes, 30 de mayo de 2016

Ciro Guerra, entrevista

 

El abrazo de la serpiente fue reconocida en los premios Ariel como Mejor Película Iberoamericana del año, recuperamos una conversación con su director, el cineasta colombiano Ciro Guerra (1981), quien habló sobre el trabajo realizado durante el filme, sus motivaciones y los retos que significó filmar en el Amazonas.

 

 

¿Qué originó la realización de El abrazo de la serpiente?

 

Antes de esta película había hecho dos filmes basados en mi propia experiencia y mis recuerdos. Quise alejarme de eso y emprender un viaje hacia lo desconocido e invitar al espectador a esa aventura. Para mí, como para todos los colombianos, lo más desconocido es el Amazonas, a pesar de que es la mitad del país.

 

 

En el filme hay dos elementos que permiten distanciar al espectador: la fotografía en blanco y negro y los exploradores, que reconocen la humanidad de los indígenas.

 

Lo que registra el filme es totalmente diferente de la idea que tenemos del Amazonas. No tiene ninguna carga de exotismo, de la exuberancia que nos ha vendido el turismo. Cuando estuve allí me di cuenta de que es imposible reproducir en cualquier formato la relación de las comunidades con el entorno. Decidí que la mejor manera de representarlo era el blanco y  negro, inspirado en las imágenes de los exploradores en las que está basada la historia, intentando activar la imaginación del espectador.

 

 

La película combina dos historias en las que hay cuarenta años de distancia, aunque se mezclan sin previo aviso.

 

Las comunidades indígenas entienden el tiempo de una forma diferente, no lo conciben como una línea consecuente, como nosotros; para ellos el tiempo es una simultaneidad, cercana a la idea de la física cuántica. La película debía tener una temporalidad distinta, que le cambiara la lógica al espectador. El cine es un arte del tiempo.

 

 

¿Cómo fue filmar en la selva?

 

Buena parte del trabajo estuvo a cargo de Cristina Gallego. Nos acercamos a las comunidades que habitan en la frontera de Colombia y Brasil. Eligieron el vestuario, intervinieron el guion y nos enseñaron a trabajar en comunión con la selva, para no plantarnos en ella con una lógica extranjera  e impositiva. Las comunidades la recibieron con entusiasmo, sienten que es una representación cercana y respetuosa.

 

 

¿Te sientes parte de una generación de cineastas con la que compartas búsquedas?

 

Comparto intereses con artistas de Colombia que crecieron en los años ochenta y noventa, época en la que todo lo hecho en el país era visto con rabia y asco. Lo único a lo que se consideraba con valor era lo hecho en Estados Unidos y Europa. En los últimos años nos dimos cuenta de que eso era una patraña y empezamos a reencontrarnos con nuestras raíces y a mezclarlas con nuestras influencias. Colombia es un país desconocido por los mismos colombianos.

 

 

Esta entrevista se publicó en la versión impresa de La Tempestad 107, febrero de 2016.

 



from La Tempestad http://ift.tt/1sHtjtJ
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

No hay comentarios:

Publicar un comentario