martes, 27 de febrero de 2024

‘Justicia perseguida’: álbum familiar

Entre 2018 y 2021 el fotógrafo sueco Johan Sundgren visitó la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, en la alcaldía Benito Juárez, con el fin de desarrollar un proyecto documental que en 2022 se plasmó en el fotolibro Justicia perseguida, editado por el sello sueco Journal con epílogo de Sandra Rozental. Ofrecemos el texto que Nirvana Paz leyó en la presentación del volumen el pasado 31 de enero, en el Centro de la Imagen, así como una selección de fotografías de Sundgren.

Johan Sundgren

Del proyecto Justicia perseguida. © Johan Sundgren

Papeles amontonados, un horno de microondas entre oficios, anuncios y reglas de trabajo, sepultado por papeles y cajas. También la gente que escribe esos oficios, la que llena esas cajas, la que usa el microondas: todos sepultados en el caos. Pienso en Johan Sundgren parado en el centro, mirando a los lados, tratando de entender ese síndrome de Diógenes ministerial. ¿Por dónde empezar? ¿Qué puede hacer ante esto una fotografía? ¿Alcanza? Quizá al visibilizarlo, al volverse huella, este caos muestra sus fisuras: son una unidad, una alianza, un pacto que permite sobrevivirlo.

La violencia tiene ya demasiados apellidos, aunque el más preciso tal vez sea “sistémica”. Para muchos artistas el tema ha sido inevitable. “¿De qué otra cosa podríamos hablar?”, dijo ya Teresa Margolles. Ante eso, tal vez lo que se nos impone es cómo hablarlo. Sundgren lanza su respuesta desde el espacio judicial, donde la legalidad enmarca la vulnerabilidad de la víctima. El foco se mueve al rostro de los procesos y logra alumbrar otras violencias, esta vez reglamentadas, con tiempos y formas específicas. Pensar de manera tangencial el tema logra señalarlo con otros alcances. Pienso en el trabajo de Zahara Gómez, Recetario para la memoria, realizado en conjunto con mujeres buscadoras de desaparecidos para dejar constancia de la comida preferida de sus seres queridos. En el mundo de la cocina, vinculado al hogar y a la madre, la receta toma otra dimensión, la apabullante presencia de la silla vacía en el comedor. 

Johan Sundgren

Del proyecto Justicia perseguida. © Johan Sundgren

Si las palabras hacen cosas, las fotografías también. Aquí nos muestran el otro lado de la ventanilla para intuir los horarios, la exigencia de productividad y el precario salario de quien atiende: los espacios administrativos-burocráticos destinados a gestionar y resolver situaciones de violencia se convierten así en espacios para desactivar y desestimar el reclamo de justicia. Presenciar la espera continua y angustiante de quien acude a esta oficina en busca de ayuda. ¡Ay, la espera! Llena de amenazas, desgastante, intenta convencernos de lo inútil de todo para que, finalmente, desistamos. Entonces queda claro que las incapacidades de la burocracia de la legalidad no son por ineficacia, son calculadas y esperadas.

En este lugar donde la principal acción es la inacción, Johan Sundgren apuesta por una mirada de 360 grados. Así, invita a los visitantes y empleados de la fiscalía a apretar el control que les ha puesto en la mano y disparar el obturador de su cámara. Los autorretratos que surgen fisuran por un instante la muralla deshumanizada que divide a la ejecución de la demanda de justicia. Como testigo que busca unir los pedazos, ¿qué encontró el autor entre los pliegues?

Johan Sundgren

Del proyecto Justicia perseguida. © Johan Sundgren

Tal vez por las imágenes panorámicas del libro, donde la línea de horizonte recorre dos páginas, pienso en límites, el aquí y el allá, en eso que nos separa. O un lugar de contacto y encuentro. Como conjuro kafkiano creado a través de preguntas: ¿quiénes son?, ¿de qué violencias son sujetos ellos?, ¿qué violencias reproducen?, ¿qué piensan y sienten al hacerlo?

Johan Sundgren

Del proyecto Justicia perseguida. © Johan Sundgren

Johan Sundgren

Del proyecto Justicia perseguida. © Johan Sundgren

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