Sus cálculos son los de un teórico. Su visión, la de un arquitecto que no está preocupado por la fachada tanto como por la construcción del edificio. Su escritura es la de un investigador que ya ha reconocido lo inabarcable del tema y, sin embargo, continúa explorando. Su inteligencia, la del físico que ha aprendido todo sin saber nada.
Pero Alva Noto –Carsten Nicolai– es músico, artista. Un autodidacta que inició sus exploraciones con el sonido queriendo atrapar lo que escuchaba en la radio. Tuvo, tiene, una colección de grabaciones en cinta, todas con la impronta de alguien que ha crecido cautivado no por la música sino por el sonido. Si se convirtió en uno de los mejores compositores de la actualidad se debe a que jamás opuso resistencia a escuchar, siempre trató de capturar lo que pasaba por su oído.
La música de Alva Noto no puede entenderse desde una sola forma de análisis. En cambio las acepta todas. Su obra forma parte de una meditación profunda en torno al sonido sobre el vacío. En el silencio aparece una nota microscópica que lo revienta. Una onda perfectamente diseñada rompe el ruido de fondo que habita el espacio. Podríamos escribir que en la página en blanco se ha trazado una línea de un negro tan ensordecedor que podría estirarse en cualquier dirección.
Desde ‘Prototypes’ (2000) hasta los volúmenes de ‘HYbr:ID’, Alva Noto se ha convertido en un especialista en integrar y desintegrar la materia del sonido.
En la música de Nicolai los sonidos están para ser lanzados al infinito. Si bien su estilo viene del glitch y el micromontage (donde otros grandes de la música electrónica, como Jan Jelinek, Oval o /f, han creado obras monumentales), hace tiempo que el compositor alemán ha dejado de encasillarse en estilos o movimientos. No adquirió jamás un compromiso con formas de expresión que lo constriñeran, sólo con el sonido. Desde Prototypes (2000) hasta los volúmenes de HYbr:ID (proyecto que ahora mismo puede visitarse en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la Ciudad de México), Alva Noto se ha convertido en un especialista en integrar y desintegrar la materia del sonido; sus exploraciones atañen a búsquedas que hace tiempo abundaron al resguardo de la física tradicional y ahora se mueven en dimensiones siempre laterales, verticales, diagonales.
El proyecto HYbr:ID muestra quizás al mejor Noto, o por lo menos al más completo: se ha inventado su propia notación, una mezcla de física, arquitectura y música, y ha dispuesto el espacio para permitir que dentro de él cada nota encuentre su reflejo. El sonido es trascendido por sí mismo, la música tiene una física propia, cuyo límite está en quien la escucha. Los tres álbumes, poderosos en sus propios términos, forman la secuencia más importante de Alva Noto desde sus trabajos junto a Ryūichi Sakamoto. Son apenas menores que lo escrito junto al japonés, que se encuentra entre las cimas de la música electrónica.
El proyecto ‘HYbr:ID’ muestra quizás al mejor Noto, o por lo menos al más completo: se ha inventado su propia notación, una mezcla de física, arquitectura y música, y ha dispuesto el espacio para permitir que dentro de él cada nota encuentre su reflejo.
En el primer volumen (2021) atendemos un sistema de creación que sueña con emular los sonidos que produce nuestro espacio, la física de partículas como marco referencial, el movimiento como meditación y la guía de Richard Siegal como expresión de esos sonidos. HYbr:ID II (2023) es, ante todo, un modelo matemático al servicio de la música o, mejor dicho, del sonido, donde los patrones rítmicos pueden acompañar una coreografía o bien modificar la percepción de una obra plástica. El tercer álbum de la serie (2024) viene del nō, antiguo teatro japonés donde el cuerpo, que también produce ondas, participa en una puesta en escena que lo hace mutar, desintegrarse y al mismo tiempo formar parte de una naturaleza secuencial. Lo mutante, lo distinto, lo amalgamado, en suma lo híbrido es la totalidad de la obra y los efectos que propone, pero dentro del montaje existe un efecto no tan obvio: no es tanto el sonido el que cambia sino el escucha, que ya no puede volver a ser el mismo porque ha percibido de forma diferente, desde otro ángulo.
A Carsten Nicolai le pasó algo similar la primera vez que escuchó una frecuencia de radio. Volvió a pasarle cuando descubrió un loop o cuando se le rompió una cinta. Sin duda, también, cuando conoció a Ryūichi Sakamoto y éste le explicó qué es un 7/4, un 5/4. Los sonidos están ahí pero diluyéndose hacia lo oscuro. Se necesita una mente demasiado abierta, casi una antena, para poder captar algunos de ellos. Ésa es la mente de Alva Noto, la del compositor en el sentido más clásico: aquel que pone cada cosa en su lugar, incluso cuando el lugar de todo es y ha sido, desde siempre, el infinito.
Alva Noto se presentará el viernes 18 de octubre como parte de las actividades de MUTEK México. Su obra HYbr:ID puede ser oída en el Espacio de Experimentación Sonora del MUAC hasta el 9 de marzo de 2025
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