Luego de ocho años de estar cerrado, el Museo Chillida-Leku, antigua casa de Eduardo Chillida en el País Vasco, reabrió hace unos días con una exposición y más de 40 esculturas en campo abierto.
Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924), destacado escultor vasco, continuó la línea que trazaron artistas como Julio González y Pablo Picasso. En su obra destacan la utilización del hierro y la exploración de conceptos opuestos como vacío y volumen, luz y sombra, o límite e infinitud.
En 1983, Chillida y su esposa, Pilar Belzunce, adquirieron el caserío Zabalaga, que data del siglo XVI, en Hermani, que incluía una casa en ruinas y un jardín de 11 hectáreas, poblado de hayas, robles y magnolios. En el año 2000 el Museo Chillida-Leku abrió sus puertas, condensando el sueño del artista: la comunión entre arte y naturaleza.
De 2000 a 2011, el Chillida-Leku se mantuvo como un museo, sin embargo, el lugar cerró debido a la crisis económica, la baja en el número de visitas y un infructuoso acuerdo sobre los usos del recinto. Gracias a la colaboración de la galería suiza Hauser & Wirth, que contribuyó de forma económica para darle continuidad al proyecto, es que el museo tiene vida de nuevo.
El Museo Chillida-Leku cuenta, a manera de antología, el viaje creativo del escultor desde la década de los cuarenta hasta el 2000, a través de series como Gravitaciones (relieves en papel), Lurras (esculturas elaboradas en piedra chamota), o más de 40 obras de hierro, por ejemplo Del plano oscuro (1956), Hierros de temblor (1957), Yunque de sueños VII (1959).
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