En atención a su solicitud de derecho de réplica, publicamos la respuesta de Víctor Santana, director editorial del Programa Cultural Tierra Adentro, a la columna de Gabriel Rodríguez Liceaga aparecida el 11 de marzo en esta revista.
Estimado Gabriel:
Leí con atención “Apología de Tierra Adentro” y considero necesario comentar algunas de tus afirmaciones. Estas palabras no tienen como fin provocar ningún tipo de enemistad contigo, sino ahondar en la transparencia de un programa editorial público.
1. Cada semestre sacaban una cantidad bestial de libros de todos los géneros. Teatro, cuento, poesía, novela, ensayo, crónica, los ganadores de premios y los que no habían ganado premio.
Tierra Adentro no ha dejado de publicar libros de todos los géneros, premiados y no premiados. Como explicas en tu texto, el aparato editorial global resintió la pandemia, sin embargo en 2021 Tierra Adentro publicó siete títulos nuevos (una novela, un libro de ensayo, dos libros de crónica, un libro de poesía, un libro de cuentos y un libro de dramaturgia). Reconozco, eso sí, que vamos atrasados en la publicación de algunos de los ganadores de los premios convocados por Tierra Adentro, retraso que será subsanado este año.
Desde el inicio de esta dirección decidimos no sacar “cantidades bestiales” (Liceaga dixit) de libros, sino planear cuántos sería viable ofrecer a los lectores. Consideramos que doce títulos eran los adecuados para publicar a lo largo de un año, tal y como hicimos en 2019 y haremos en 2022. ¿Por qué doce libros y no quince o veinte? Una vez impreso el libro queda la tarea de distribución y promoción. Una tarea que, de acuerdo a los ejemplares que encontramos en bodega, se hacía de manera deficiente. Libros fundamentales de la literatura mexicana no hacían más que llenarse de polvo.
La distribución de los libros es actualmente mucho más amplia pues, además de estar en Educal, llegan a la red de librerías del Fondo de Cultura Económica. Y a un montón de rincones del país a los que no suelen llegar libros, vía los programas de Librobús y Salas de Lectura. La promoción de los libros también ha sido intensa, los autores de Tierra Adentro tienen más presentaciones y exposición mediática. Y los nuevos títulos cuentan con tirajes de dos mil ejemplares, no mil, como antes.
2. Me recibe un enorme librero donde están rematando un titipuchal de libros de las diferentes épocas del Fondo Editorial Tierra Adentro a solo diez pesitos.
Esta es una prueba del mal trabajo de distribución. Todos esos libros estaban en bodegas, ni siquiera se hizo el esfuerzo por llevarlos a librerías. No dejo de preguntarme por qué no se hicieron remates de libros durante la administración anterior. ¿Indiferencia? ¿Desconocimiento? Misterio.
3. Me tocaron tiempos de bonanza. Me mandaban con hospedaje, comida y transporte a diferentes sitios de la República a presentar mi libro. Dos ciudades al mes, mínimo.
Como no aclaras cuántos meses duró la promoción de tu libro, bien pudiste tener cuatro presentaciones o cuarenta. En cualquier caso, te puedo asegurar que los autores publicados desde 2019 en Tierra Adentro han tenido una promoción mucho más activa que el promedio de los autores publicados durante el peñanietismo. También han vendido más libros y han tenido mejor recepción crítica. Y con una pandemia de por medio.
No me engaño: todo el mérito es de los autores. Por eso es apasionante y, como señalas, “una responsabilidad inmensa” estar en la operación de un proyecto editorial al que ambos le tenemos tanto cariño.
4. Podía ganarme una feria extra publicando en la revista impresa.
La revista ya no es impresa, es exclusivamente web, una decisión de la que estamos orgullosos. Al igual que los libros (o un poco peor), la revista impresa no tenía buena distribución. La producción de cada ejemplar costaba 52 pesos y apenas se vendían decenas. Y la impresión suponía alrededor del 80% del presupuesto de la revista.
Actualmente el presupuesto de la revista va íntegro a autores e ilustradores. Publicamos entre 260 y 280 artículos al año (poesía, cuento, cómic, ensayo, crónica, reseña, podcast, videojuego, traducción), lo que ha significado pagos a más de un centenar de artistas mexicanos jóvenes.
La web es un canal más efectivo para la literatura mexicana joven que las revistas impresas. En 2019 el tráfico de la web aumentó 285% respecto al año previo, después crecimos al 29% y el año pasado crecimos 21%. Los autores de Tierra Adentro son mucho más leídos y discutidos que durante el sexenio anterior.
5. Se perciben latidos de vida ante la reciente aparición de los libros de Laura Sofía Rivero e Hiram Ruvalcaba. Ambos escritores parten el queso con un trabajo más que sobresaliente y en viva evolución. ¡No es suficiente!
No es suficiente ni nada más es eso. También está Díganle adiós al ratón de Zauriel, una novela argumental y verbalmente magnífica de un autor de 21 años. Y ¡Violencia!, una obra teatral desternillante de Valeria Loera. Y La pérdida de voluntad en el agua de Alan Valdez, que pasará a la historia como uno de los libros clave entre los ganadores del Premio Elías Nandino. Y Sapos en la lluvia de Ghada Martínez, un debut narrativo espectacular. Y COVID-19, una antología temática que sirve como muestrario de lo mejor de la narrativa mexicana joven contemporánea.
Ojalá leas algunos de estos libros, me encantaría conocer tu opinión.
6. Tierra Adentro tiene que volver a esos años de vieja gloria, tiene que ser la primera opción del morrito y la chavita que esta misma noche se desvelarán enfrente del Word bosquejando sus primeras búsquedas literarias.
Tierra Adentro sigue siendo la primera opción para los morritos y las chavitas que empiezan en la literatura en México. En 2020 llegaron 154 libros a dictamen y el año pasado 408. Eso sin contar a quienes participaron en los premios convocados por Tierra Adentro.
Y lo más importante: todos esos autores pueden estar seguros de que sus libros fueron revisados y considerados por el comité editorial de Tierra Adentro. No hay recomendados, no hay vínculos alegales con otras instituciones, no hay puerta trasera. Los libros llegan con seudónimo y son valorados a partir de sus cualidades literarias. Y ni falta hace el amiguismo: la literatura mexicana joven es un ave muy viva que no sólo se posa en los cenáculos literarios de la Ciudad de México y los talleres impartidos por escritores laureados.
Sé que no estabas al tanto de muchas de las cosas que te he dicho hasta ahora. Y te entiendo. Si la vida no se pusiera en medio, estaría en la cama releyendo a Dickens. La literatura mexicana joven es una bestia indócil, especialmente ahora. Por eso los intentos recientes por capturarla semejan fotografías movidas. Y como la vida es corta y la sed de ilusiones infinita, nada más natural que dejar de seguirle la pista a la caza de otras voces y otros ámbitos. Difícilmente estaría tan internado en este canon si fuera otro mi oficio.
Lo que trato de decir (con mucho respeto) es que quizás tu apreciación también se debe a que antes estabas en onda, pero luego cambiaron la onda.
7. Es cosa de hacer las cosas como llevaban años haciéndolas.
Este es el punto en el que más estoy en desacuerdo contigo. Las cosas no deberían hacerse como antes. Ni tenemos esa voluntad ni los lectores y autores jóvenes lo permitirían. Por si no fueran suficientes los motivos que te he expuesto, la dirección y la redacción de Tierra Adentro del sexenio anterior están irremediablemente marcadas por escándalos de acoso (y cosas peores). Es una vergüenza para la literatura mexicana que se utilizaran recursos públicos para semejantes abusos de poder.
Para nosotros #MeTooEscritoresMexicanos fue un parteaguas. Los que eran propósitos vagos se convirtieron en nuestros ejes: paridad de género entre autores, ilustradores y en el interior de la redacción; una política explícita de cero tolerancia al acoso y la discriminación en todas las actividades de Tierra Adentro; una cobertura amplia de los movimientos de mujeres y LGBT+; una inclusión más activa (pero todavía mejorable) de autores en lenguas indígenas; y la publicación periódica de distintas ópticas feministas y queer. Este año, por primera vez, en dos premios de Tierra Adentro se podrá participar con obras en español y en wixárika.
No estamos viendo al pasado, ni para condenarlos ni para robarles ideas. Escuchamos al presente e imaginamos futuros. ¿Cómo es la literatura mexicana joven que está y como será la que viene? ¿Qué está en nuestras manos para que llegue a más lectores una literatura desafiante e innovadora? ¿Cómo nos acercamos a las voces más excéntricas, distintas y desconocidas? Nuestra práctica nace de hacernos esas preguntas y respondernos cada vez cosas nuevas.
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