“En cierta forma este es el álbum que siempre quise hacer; los tebeos de la editorial Bruguera me hicieron empezar a amar los cómics y, como muchos de mi generación, de las anteriores y de las posteriores, crecí con todos sus personajes: Capitán Trueno, Mortadelo, Zipi y Zape, Anacleto… Desde pequeño me preguntaba que había detrás de ellos, cómo eran sus creadores”.
La editorial Astiberri presenta El invierno del dibujante, del ilustrador e historietista valenciano Paco Roca. Este cómic es un homenaje a un grupo de profesionales de la viñeta que en un momento de sus vidas –era el verano de 1957– decidieron romper con su trabajo en la poderosa editorial Bruguera para tomar las riendas de su futuro como artistas. Que cinco de los más prestigiosos ilustradores, como fueron Carlos Conti, Guillermo Cifré, Josep Escobar, Eugenio Giner y José Peñarroya, autores de personajes emblemáticos de las revistas de Bruguera como Carioco, Tribulete, Carpanta o Don Pío, osaran revelarse y buscar su propio camino de forma independiente, supuso una pequeña revolución en aquella época.
El invierno del dibujante indaga en los motivos que llevaron a ese grupo de hombres a arriesgar su trabajo y emprender la creación de una revista que ellos mismos iban a dirigir. Como señala uno de los personajes en el cómic: “No sé si os dais cuenta, pero hemos creado la primera revista en nuestro país fundada y dirigida por sus autores, y quién sabe si en el mundo”. La revista de la que hablan es Tío Vivo, fruto de las ilusiones y el trabajo que trajo su independencia. Pero su aventura apenas duró un año. Se encontraron en su camino con grandes dificultades. Como señala Antoni Guiral en su posfacio: “No era fácil luchar contra los designios de la competencia y de los distribuidores; no era sencillo armonizar las páginas semanales con la dirección y la coordinación de una publicación: la maquinaria para editar es compleja y está llena de vericuetos”. Finalmente los autores regresaron a Bruguera y continuaron con su trabajo de obreros de la viñeta, cobrando por página o por viñeta, y renunciando a sus originales y a sus derechos de autor.
Con su estilo habitual, Paco Roca nos sumerge en una época: finales de los años cincuenta, y un ambiente: el de la editorial Bruguera y su sección de revistas humorísticas. El autor ha sabido captar, con sus dibujos y sus colores, esa España de mediados del siglo pasado y los vericuetos del mundo de los cómics y de sus principales precursores. Por las páginas de El invierno del dibujante discurren las vidas de los hermanos Bruguera, Pantaleón y Francisco, que se hicieron cargo de la editorial El Gato Negro para transformarla en un sello que, con el tiempo, se convertiría en un referente del panorama editorial español. También están en el cómic Rafael González, redactor jefe de la editorial, e Ibáñez, que sería el autor de personajes tan famosos como Mortadelo y Filemón; creaciones que aparecerían en Pulgarcito, revista que acaba de cumplir los cien años.
En El invierno del dibujante hay un gran trabajo de investigación de esa época dorada del cómic español, donde prevalecía el interés de los artistas por sacar su trabajo –que también era su pasión– adelante, sacrificando muchas cosas en el camino. Como en otras ocasiones, Paco Roca ha compuesto un guión no técnico sino literario. Como el propio autor señala, “escribo aquello que quiero contar. Tras cerrar esa etapa, cojo el lápiz y comienzo a dibujar. Aboceto personajes y comienzo a planificar la historia, a contar con imágenes”. De ahí el gran poder narrativo de esta historia.
Astiberri ha venido publicando las principales obras de Paco Roca, entre otras: La casa, Las calles de arena, Regreso al Edén o la reedición de su aclamada Arrugas.
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