miércoles, 26 de octubre de 2022

Mario García Torres: narrar el destino

El trabajo de Mario García Torres (Monclova, 1975) se despliega en todo tipo de medios, recurre a las herramientas que le permiten desarrollar una idea de la forma más amplia posible. Su obra es siempre producto de una investigación sobre las derivas del arte y la cultura de la modernidad y la contemporaneidad, de cómo la creación habita el tiempo. Por ello resulta fascinante su propuesta más reciente, el ensayo museográfico Destino.

En primera instancia, parece tratarse de una exposición de escultura. El Museo Experimental El Eco, en la Ciudad de México, ha sido poblado por piezas procedentes de la Colección Isabel y Agustín Coppel (CIAC) que se caracterizan por su naturaleza enigmática. Obras de Fausto Melotti, Heimo Zobernig, Tunga, Isa Genzken y Franz West, además de la Lámpara Tampico del artista-curador. Parece haber un relato involucrado. “Son, cada uno de los objetos, personajes en una obra de teatro, en un talk show”, explica García Torres.

Lo teatral no es una metáfora: Destino funciona como pieza escénica un día a la semana. La última función tendrá lugar el jueves 27 de octubre, a las 8:00 pm (es necesario reservar un lugar aquí). A la curaduría se suman, de ese modo, música, teatro, danza. ¿Una manera de responder a los usos que tuvo El Eco a lo largo de su historia? “Me interesan de una manera muy conceptual esos momentos en el tiempo en que un museo o una obra de arte dejan de significar, dejan de serlo. El caso de El Eco es particular en ese sentido: un espacio que fue museo dejó de serlo por décadas; se convirtió en restaurante, cabaret, antro gay y teatro, para luego regresar a ser un espacio de arte”, elabora el artista, que se nutrió de las cosas ocurrieron en el edificio construido por Mathias Goeritz en 1953.

Mario García Torres

Vista de Destino en el Museo Experimental El Eco, Ciudad de México. Fotografía: Pavka Segura. Cortesía del Museo Experimental El Eco

Narrar el destino

Salvo la pieza de Melotti (La rivoluzione dogmatica) en el vestíbulo y las de West, ubicadas en el patio, las esculturas de la sala principal son, como se mencionó, parte de un ejercicio escénico. Escrita por Mario García Torres y Eduardo Donjuan, el standupero y maestro de ceremonias de cada noche teatral, Destino es una narración oral que se nutre de lo anecdótico para alcanzar, a través de constantes notas de humor, una reflexión sobre el tema que le da nombre: “El destino es, muchas veces, la respuesta a algo que no creemos que tenga respuesta. Es el producto de la impredictibilidad; es el resultado de un evento sin lógica. El destino, al lado de otros conceptos como la indecisión, el fracaso y el desencanto, son los conceptos que forman los argumentos de este acto escénico”.

“El destino es, muchas veces, la respuesta a algo que no creemos que tenga respuesta. Es el producto de la impredictibilidad; es el resultado de un evento sin lógica.”

Donjuan alterna en escena con un coro, con la compañía de danza Altagracia y con famosos periodistas deportivos de la televisión, uno distinto en cada función. El destino como programa de variedades. “Son todas ideas que de alguna manera atentan contra la retórica del progreso, establecida por los poderes intelectuales mundiales. El argumento en el acto escénico pretende reivindicar conceptos que creemos que están más de acuerdo con la perenne situación de desarrollo en nuestro país”. Una idea atraviesa la mente del espectador: fracaso. ¿O es otra manera de cumplir el destino?

Escenografía y, a la vez, reparto, las esculturas permanecen inmóviles al fondo: “En su mayoría son obras que se encienden y se apagan, ya sea porque tienen luz o porque se activan de alguna manera. En parte ese fue un criterio importante para la selección. Cuando no están activados parecen un montón de objetos sin sentido. Eso me interesa sobremanera, cómo cambia el significado de los objetos”, comenta García Torres.

Mario García Torres

La puesta en escena de Destino, de Mario García Torres y Eduardo Donjuan. Fotografía: Mauricio Guerrero. Cortesía de la Colección Isabel y Agustín Coppel

Medios proliferantes

Por un lado, piezas escultóricas; por otro, el monólogo sobre un barco condenado a estrellarse en el puerto de Tampico. En el transcurso, la recreación coreográfica de escenas de muerte en el cine popular, mientras se lee un ensayo al respecto, y finalmente historias deportivas vinculadas a la idea del destino, narradas por comentaristas de la televisión con su estilo característico. El artista explica: “Si bien hay un sinnúmero de argumentos en el proyecto, la idea es no comunicarlos como algo panfletario, más bien hemos tratado de que esas ideas lleguen en forma de rumor, en forma de historias. Es decir, que lleguen de formas veladas. Los errores deportivos que cambiaron la vida de algunos jugadores en la historia abonan a esa narrativa”.

“Si bien hay un sinnúmero de argumentos en el proyecto, la idea es no comunicarlos como algo panfletario, más bien hemos tratado de que esas ideas lleguen en forma de rumor, en forma de historias.”

Mario García Torres ha explorado una multiplicidad de medios a lo largo de su carrera, y uno de los formatos que parecen resultar idóneos para sus investigaciones artísticas es el ensayo museográfico. Destino es un ejemplo, que además de lo ya mencionado hace uso del video, con la participación del actor Alejandro Suárez. La incorporación de piezas teatrales es además recurrente. ¿Los procedimientos dramáticos son ya inseparables de sus propuestas? “Es difícil predecir. Me emociona mucho hacer cosas en escenarios, es una cosa muy poderosa para transmitir ideas, pero siempre hay que cuestionarse la forma antes de cada proyecto”.

Destino puede visitarse en El Eco hasta el 6 de noviembre, luego de su última activación teatral.

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