Planteada como una exposición que mezcla las narrativas personales con las de la comunidad, en El toro y otros relatos Eduardo Sarabia (Los Ángeles, 1976) dispondrá de la Galería Sur del Museo Universitario del Chopo. Conocido por el uso de la cerámica para contar historias relacionadas con la frontera, esta ocasión el artista de origen sinaloense colocará en el recinto una serie de veinte tibores o jarrones de 1.85 metros de altura. “Las piezas, modeladas a partir de mi estatura, son autorretratos; cuando los visitantes caminen entre los tibores, verán en ellos símbolos a partir de los que generarán su propia historia”, adelanta Sarabia a La Tempestad.
Uno de los ejes que el creador tomó para esta exhibición es el arraigo barrial de la Santa María la Ribera, la colonia donde está el Chopo. Un gran mural que representa el árbol de la vida servirá a la muestra de telón de fondo. “Sobre todo me interesó el diálogo entre el color verde con la estructura metálica y de vidrio del museo, que remite a otra época, a lo industrial; la pieza genera la sensación de estar en un gran invernadero. La idea es que a través de un programa público la gente se reúna para contar sus propias historias debajo del árbol”, dice el artista.
“Aunque las cosas no han cambiado en la práctica, la política de Trump está haciendo que se reelabore la idea de frontera y, también, obliga a que la gente tome una postura”, dice Sarabia
El muralismo es parte importante de las narrativas de Sarabia; al crecer en el este de Los Ángeles, aprendió una forma eficaz para transmitir mensajes en el espacio público a través de murales, grafiti y otras expresiones del street art. Esa es, justamente, la expresión que abreva el arte de Sarabia, que recoge las imágenes del imaginario de mexicanos en Estados Unidos y de estadounidenses en México. Las obras de El toro y otros relatos aluden, por ejemplo, a Fernando Valenzuela, beisbolista mexicano, apodado ‘el Toro’, que jugó en las ligas mayores. “1981, el año en que Valenzuela se convirtió en una estrella del deporte, es el año de los mexicanos en Estados Unidos, el momento en el que uno de nosotros la hizo”.
Otro símbolo importante en el imaginario del artista es el oro, que alude a la historia familiar, que Sarabia explica de esta forma: “mi abuelo, que era de Sinaloa, pasó gran parte de su vida buscando un tesoro; aunque al resto de la familia le aburrían sus relatos, a mí me fascinaban; hace años me preguntaron si quería el archivo de su búsqueda, dije que sí, ¡por supuesto! Luego, siguiendo sus anotaciones, fui a buscar el tesoro, pero no pude ir más allá ya que el lugar marcado ahora es muy peligroso, dominado por el narco”.
El concepto de frontera también anima lecturas de su obra. Sus cerámicas se acompañan de cajas, que muchos relacionan con los embalajes publicitarios de Warhol; la visión de Sarabia, sin embargo, tiene más que ver con la idea del contrabando y lo ilegal. “Aunque las cosas no han cambiado en la práctica, la política de Trump está haciendo que se reelabore la idea de frontera y, también, obliga a que la gente tome una postura; todo eso es peligroso y bueno a la vez: por un lado, hay gente saliendo de las piedras con posturas muy radicales y, por el otro, genera un movimiento fuerte y positivo. Se habla mucho de la droga, pero poco de las armas que vienen de Estados Unidos”, puntualiza Sarabia, que actualmente radica en Guadalajara.
El toro y otros relatos se podrá ver a partir del 4 de mayo.
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