Desde hace seis años el creador colombiano Darío Ortiz estableció su estudio en la Ciudad de México, luego de radicar en Madrid. Ahora el pintor expone en el pabellón de la República de San Marino, en la 58 Bienal de Venecia. Rodeado por territorio italiano, la República de San Marino es uno de los microestados europeos y la república más antigua del mundo. “Colombia no cuenta con una pabellón propio, de todas las ediciones de la bienal, quizá participó en diez o doce, siendo la última en la década de los ochenta”, cuenta Ortiz a La Tempestad.
En 2017 el colombiano conoció a Vincenzo Sanfo, curador del pabellón de San Marino, en la Bienal de Beijing, quien lo invitó a ser parte de “May You Live in Interesting Times”, título del encuentro de arte. “Sanfo propone que el espíritu del arte no esté sometido a una sola línea, así que pone a dialogar a artistas de diferentes latitudes”, dice el creador. Es verdad, en el pabellón participan, además de Ortiz, los sanmarinenses Gabriele Gambuti, Gisella Battistini y Thea Tini, las italianas Martina Conti y Giovanna Fra, los chinos Chen Chengwei, Li Geng, Tang Shuangning Xing Junqin, Xu de Qi, el mexicano Sebastián y Jens W. Beyrich, del Principado de Liechtenstein.
“Mi trabajo, que se ciñe a lo figurativo –enfoque al que considero el marginado del baile–, discute el modelo hegemónico del arte contemporáneo. Terminada la Segunda Guerra Mundial hubo una necesidad de generar una ruptura entre el arte y los discursos de izquierda; hoy se sabe que la CIA en contubernio con el Museo de Arte de Nueva York orquestó la propagación de un arte apolítico, que se identifica con el arte contemporáneo. Mi obra no es una reconstrucción, ni una defensa de la tradición, sino la defensa y la construcción de un discurso vivo que valida otras posibilidades estéticas”, comenta Ortiz, cuyas obras surgen de su interés e investigaciones por la historia del arte (algunas de ellas vertidas en libros).
Cercanas a los tres metros de altura, las composiciones del colombiano muestran a personajes que se reconocen como actuales (a veces él mismo) en escenas típicas del arte, por ejemplo la de la creación misma (como se puede ver en la imagen de aquí abajo), o que remiten a lo religioso; su colorido y atención por la representación del cuerpo, por otro lado, recuerda a las obras florentinas del Renacimiento.
Ortiz no considera su inserción en cada una de sus obras como un autorretrato. Así lo explica: “De joven hice performance y teatro; cuando comencé con la figuración pensé en una especie de performance pintado, una serie de actos imaginarios donde el artista es el protagonista, el modelo o actor; dándole vuelta a todo eso, conformé mi estilo, aunque este recurso se transforma de muchas maneras”.
Sobre su asentamiento en la Ciudad de México el colombiano asegura que aquí el diálogo de la plástica está abierto, “existe la influencia de Gabriel Orozco y Kurimanzutto, la del MUAC, pero al mismo tiempo hay centenares de pintores con sus propias líneas, convive el surrealismo con el arte abstracto, como si todo fuera nuevo; todo eso es muy estimulante, porque en otras latitudes la aplanadora de la contemporaneidad arrasa con todo”.
La Exhibición Internacional de Arte de Venecia se puede ver hasta el 24 de noviembre de 2019.
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