El Museo Carrillo Gil inaugura hoy una muestra desempacada del Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires: Xul Solar. Panactivista, curada por Cecilia Rabossi y concentrada, aquí, en la obra gráfica de una figura clave para la vanguardia latinoamericana: Óscar Alejandro Schulz Solari (1887-1963).
“A Xul le interesaba todo y todo era susceptible de ser transformado o mejor dicho recreado”, dijo su amigo Jorge Luis Borges en ocasión de una retrospectiva sobre el artista que se presentó en el Museo de Bellas Artes de La Plata en 1963 (entonces se mostraron más de 90 obras). Xul Solar cuenta con un museo dedicado a su trabajo en Buenos Aires, del que provienen algunas de las piezas incluidas en esta muestra.
La exposición llega a nuestro país con cierta puntualidad, considerando el entorno de las artes visuales mexicanas, donde se aprecia el interés por las tensiones y alianzas entre la literatura y la obra plástica: una retrospectiva de Ulises Carrión pudo verse hasta el pasado mes de abril en el Museo Jumex de la Ciudad de México, con el título Querido lector. No lea, y, ahora mismo, en la galería Proyectos Monclova, la exposición colectiva FORMASOBREFONDO subraya los límites del lenguaje (escrito o no) y la agonía de la separacióin entre “forma y fondo” (la exposición cuenta con obra de Carrión pero también de Helen Escobedo y artistas contemporáneos vivos que se desplazan entre la literatura y las artes visuales, como Verónica Gerber).
Pero la exhibición Xul Solar. Panactivista subraya algo más que una relación entre disciplinas artísticas, y presenta al artista argentino como un creador de impulso utópico. Aunque ciertamente el lenguaje fue un eje de su obra (en la que Solar, políglota, combinó el portugués, el castellano, el francés y el italiano con las estructuras del inglés y el alemán), en realidad son las “reformas universales” (Borges, de nuevo) las que se convertirían en el hilo conductor de su trabajo: de la astronomía a la mística y la teología, pasando por la música, el ajedrez y el futurismo urbano, el argentino fue, sí, un panactivista que buscó alterarlo todo para mejorarlo.
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