Aunque se estrenó en febrero de 2016, en el marco de la Berlinale 66, vale la pena volver a prestarle atención a Maquinaria Panamericana, la ópera prima de Joaquín del Paso (y que ya habíamos atendido en nuestro último Presente de las Artes en México). ¿Por qué? Porque desde principios de junio el filme sigue en cartelera comercial, probándose resistente a las marquesinas de los multicinemas, abrumadas por la maquinaria americana (es increíble pero cierto, se cometió una nueva entrega de Transformers…).
El filme de Del Paso es, en apariencia, sencillo: con un ritmo hipnótico, fúnebre, y un tono satírico, muestra el final de una empresa dedicada a vender maquinaria (localizada a unos metros del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el filme se permite encuadres a aviones de la desaparecida Mexicana de Aviación, que dan pistas sobre lo que ocurre con empresas que, en apariencia, son “demasiado grandes para fallar”). Al desarrollarse exclusivamente al interior de la empresa, Maquinaria Panamericana se suma a la tradición de filmes que retratan universos cerrados y los curiosos ecosistemas que brotan en ellos (El ángel exterminador de Buñuel o El señor de las moscas de Peter Brook, ambas de principios de los sesenta). En este caso, los vendedores con gestos depredadores, el contador de aspiraciones mesiánicas (el segundo nombre del personaje es Jesús), el disidente ilustrado, la vaciladora mano de obra mexicana y otros desenmascaramientos. Sí, Maquinaria Panamericana es una potente comedia negra sobre nuestro entorno laboral.
Ahora mismo el gran público puede ver Maquinaria Panamericana en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México (este miércoles se proyecta a las 15:30 y el jueves a las 14:30; probablemente siga un par de semanas más).
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