Con el verano llegaron las lluvias, las inundaciones, la desesperación y dos novedades editoriales. La primera es Abuso mutuo, una compilación de textos escritos por Cuauhtémoc Medina, publicados previamente por aquí y por allá, a cargo de Daniel Montero y Édgar Alejandro Hernández. El libro, editado por RM y Cubo Blanco, se antoja la ventana más adecuada para conocer las ideas de Medina en torno al arte mexicano y su desarrollo en un mundo globalizado. Abuso mutuo. Ensayos e intervenciones sobre arte postmexicano (1992-2013) reúne dos décadas de reflexión en 472 páginas.
La segunda novedad es Licenciado Verdad, un volumen confeccionado con “historias orales por escrito” acerca del surgimiento de nuevos grupos y espacios alternativos al “cubo blanco”, en la Ciudad de México, específicamente en el Centro Histórico. La edición estuvo a cargo de Kurt Hollander y Patricia Sloane, quien escribe:
Alejandro Díaz, Alex Veness y Eugenia Vargas en Licenciado Verdad, alrededor de 1990.
Lejos del rigor historiográfico de algunas recopilaciones mucho más acuciosas publicadas en los últimos años –que nos han servido como valiosos referentes–, en esta publicación optamos por la historia oral y el testimonio escrito como los mecanismos más claros y honestos para hacer un recuento “fidedigno” y en primera persona de las múltiples realidades entretejidas en un tiempo-espacio, que se convirtieron –sin saberlo– en “Historia”.
Para reconstruir el espíritu de esa alargada década, que ahora se considera un parteaguas del arte contemporáneo en México, Licenciado Verdad no está exento de su propia amnesia ni del peligro de mitificar su pasado: meramente pretende ser un relato de los inicios de una de las generaciones más brillantes que, desde las calles del Centro, transformó nuestra manera de mezclar la vida con el arte.
Melanie Smith y Francis Alÿs en la calle Moneda, alrededor de 1991.
Las memorias contenidas en Licenciado Verdad son muchas aunque, sabemos, nunca las suficientes para definir el arte de los noventa en México. Reunidas en distintos momentos, encontramos las historias de Eloy Tarcisio, Guillermo Santamarina, Aldo Flore, María Guerra, Alisa Tager, Pablo Vargas Lugo, Olivier Debroise, Michael Tracy, Eugenia Vargas Pereira, Francis Alÿs, Silvia Gruner, Melanie Smith, Alejandro Díaz, Thomas Glassford, Lorna Scott Fox, Ibrahim Miranda, Eduardo Abaroa y los editores del libro. Un mapa de lugares, momentos y personajes que dieron una nueva configuración a la escena del arte contemporáneo en el país. El acervo fotográfico es notable: nostálgico para los involucrados, sorpresivo para los lectores ajenos a la movida. El libro, que toma su nombre de unas de las calles del primer cuadro del Centro Histórico, en la que está ubicado uno de los edificios-epicentro de esta historia, fue publicado por Ediciones MP y J.P. Morgan.
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