jueves, 9 de noviembre de 2017

Un ritmo distinto

Un caso singular: como curador y como artista, o como interlocutor, la mayoría de las veces Guillermo Santamarina descubre un hilo negro. Órgano indispensable del cuerpo del arte contemporáneo mexicano (como curador, gestor, educador, precursor y creador), desde el experimento o desde la institución, Santamarina le ha buscado y le ha encontrado tres pies al gato. Más allá del comentario subjetivo, si revisamos el trabajo –o la carrera– de Santamarina encontraremos, sobre todo, una vocación por la supervivencia de las voluntades artísticas al margen, o a pesar, de las convenciones endogámicas y generales. Como espectador, me atrevo a decir que el acierto de sus decisiones se encuentra en exhibir una especie de desenfado y una arrogancia creativa o expresiva, sin la aparente necesidad de intermediarios burocráticos ni intérpretes empresariales. Sus intervenciones no pontifican, reaniman la curiosidad.

Su exposición más reciente, Funkadelics’ Parliament (o de las insignias de[re]valuadas), es rítmica y frontal: no solamente con el conformismo que se percibe en el ecosistema actual del arte mexicano, sino también con la pulsión social, particularmente deprimida o desanimada, que encontró de forma desafortunada su encarnación en el sismo de septiembre de este año. Sobre todo, en esta exposición en la galería House of Gaga de la Ciudad de México, Santamarina vuelve a recordarnos que es posible, y necesario, huir del pragmatismo y la normalidad sociales, y que todavía hay espectadores, o curiosos, para el arte silvestre.

Mediante pinturas figurativas e instalaciones o esculturas caprichosas, en obras como (Cheeky non conformist) Condesa de las Lomas, Artista megalomaniaco o funcionario sin futuro, Crítico académico o Curador eficiente, Santamarina ejerce una crítica al sistema del arte mexicano; al tiempo que, astutamente, se deslinda de su involucramiento en el asunto, adopta un papel de outsider. Las reproducciones en bronce a gran formato de unos palillos botaneros de madera exhiben una angustia casi absurda por el orden representativo de las cosas. Sobre todo, o casi todo, es indispensable anotar que las obras de la expo se realizaron en conjunto con Manuel Mathar, Chavis Marmol, David Vera, Mauricio Orduña, Julián Madero, Fabián Trillo y Abel Mendiola.

La nueva muestra de Guillermo Santamarina en House of Gaga propone un ritmo distinto de consumo e integración cultural, gracias a las obras que hacen crítica –como las pinturas o el muro de corbatas–, pero no a las que ilustran conspiración y realidad desde una galería, como el anodino libro ilustrado.



from La Tempestad http://ift.tt/2iI3kzk
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad

No hay comentarios:

Publicar un comentario