Después de dos años de renovaciones volvió a abrir sus puertas el Museo Ana Frank. Gracias a los trabajos de remodelación se instaló un guardarropa, una zona educativa y una nueva sala de recepción que permitirá atender a los 1.2 millones de visitantes que acuden cada año a uno de los recintos más populares de Ámsterdam.
De acuerdo con Garance Reus-Deelder, directora del museo, el anexo secreto en donde se ocultaron Ana Frank y su familia mantiene su autenticidad, no obstante gracias a la ampliación se agregó material visual que ofrece un contexto histórico especializado e información detallada sobre las nueve personas que se escondieron en la antigua fábrica. Asimismo, dado que la mayoría de los visitantes son jóvenes, se agregaron fichas sobre los eventos de la década de 1930 en Alemania, que explican cómo se vivió en Ámsterdam la Segunda Guerra Mundial, así como detalles sobre la persecución de los judíos en Holanda y el resto de Europa.
Con el propósito de evitar la saturación del centro cultural se implementó un nuevo modelo para la venta de las entradas, por lo que el 80% de estas se venderá en línea con dos meses de anticipación, mientras que el 20% restante estará a la venta un día antes de la visita. Ahora el acceso al museo se ubica en la calle Westermarkt y no en la tradicional Prinsengracht, en donde era común encontrar las largas filas de los turistas que esperaban entrar al lugar.
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