Lucifer (2014) cierra la trilogía iniciada en 2010 por Pequeño Niño Jesús de Flandr (2010) y seguida por El pájaro azul (2011), un conjunto fílmico donde el cineasta belga aborda viejas historias flamencas de dimensión religiosa. La experiencia de Gust Van den Berghe (Borgerhout, 1985), sin embargo, no se restringe al cine: ha explorado disciplinas como la danza y el teatro, con el Ballet Real de Flandes y el músico Praga Kahn, además de dirigir una puesta de La flauta mágica.
¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
Riego mis plantas o visito a mis padres.
¿Qué palabra utilizas con más frecuencia?
Gracias, pero debería hacerlo más a menudo.
¿Cuál fue el último libro que te resultó admirable?
It’s Time to Die (1997), de Krzysztof Zanussi.
¿Y película?
Crumbs (2015), de Miguel Llansó.
¿Qué disciplinas artísticas te interesan además de la tuya?
Todas, esa es la naturaleza de las cosas. Todas las disciplinas ajenas me brindan paz.
¿Qué música te conmueve?
La buena, obviamente. La amo tanto que ésta es una pregunta errónea: me conmueve cuando se toca en el momento preciso.
¿Qué te indigna?
Jóvenes que venden sus talentos, pero también cuando se daña a los niños.
¿Qué te alegra?
Encender el fuego con mis hermanos y beber una Trappist.
¿Por cuál ciudad sientes debilidad?
Por Brujas.
Menciona un momento del día que disfrutes particularmente.
La mañana es sagrada: la sensación de posibilidades sin fin. También revela el espíritu de la temporada.
¿Cómo descubriste tu vocación?
La redescubro cada vez que veo la obra de pintores antiguos.
¿Te identificas con algún personaje de la ficción?
Tal vez con Tintín.
Publicado en La Tempestad 108 (marzo de 2016)
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