I. Basketball Musical Strategy New Belgrade es una acción que Morelos León Celis (Huajuapan de León, 1981) filmó en el año 2018 en Belgrado. La pieza partió de una colaboración con el artista serbio Predrag Terzić, quien a su vez había desarrollado una serie de dibujos a partir de gráficas que retoman las estrategias de jugadas de baloncesto. Sin duda, el desarrollo de esta acción, su lógica interna y la mecánica para mover a los músicos en el espacio de la cancha de juego, hacen que esta pieza sea una de las obra más complejas de este artista oaxaqueño. Conceptualmente la obra parte de los códigos del juego, de sus reglas y de una acción que responde, casi matemáticamente, a la posibilidad de ejecutarla frente a un equipo contrario. A partir de ese referente, Terzić hace un traslado al dibujo y lo ejecuta desde la lógica del pensamiento plástico. Finalmente, Morelos propone un último desplazamiento hacia lo sonoro, gracias a la traducción y la composición del maestro Sergio Cano, y dirigió en Belgrado a cuatro músicos que ejecutaron la partitura mientras se movían en la cancha de básquetbol copiando los códigos de la estrategia del juego.
II. Notaciones espaciales es una exposición que reúne una serie de piezas que Morelos León Celis ejecutó en los últimos años y que recuperan una serie de reflexiones en torno a la cancha de baloncesto. Las piezas se exhiben actualmente en Casa Mosca, Oaxaca, y transitan por varios soportes, lenguajes y comentarios respecto al uso social que estos espacios deportivos han tenido y tienen en diversas comunidades del país, particularmente en la mixteca oaxaqueña. Paula Duarte, curadora de la muestra, anota que en esta exposición se “advierte cómo el terreno de juego, a partir de la apropiación comunitaria, ha mutado su carácter de simple paralelogramo lúdico, a epicentro de actividad política, social y cultural”. Aunque Morelos comenzó hace muchos años este proyecto, fue sin duda en Belgrado (ciudad en la que realizó una residencia durante 2018), donde desarrolló y concretó varias ideas a través de colaboraciones con artistas y curadores inmersos totalmente en la popularidad de este deporte.
De manera lúdica y con el humor como una herramienta crítica potente, Morelos ha expandido varias ideas respecto a las prácticas que naturalmente acontecen en las canchas de baloncesto, lo describe específicamente en la mixteca, de donde parte este proyecto; pero sin duda lo podemos encontrar en muchos otros lugares del país, en comunidades apartadas de las grandes ciudades o en medio de barrios populares. Si en México el uso de esos espacios deportivos se expande a lugar de ensayos de músicos, fiestas comunitarias, reuniones sociales y políticas, lugares de juego, etc., en otros países nunca multiplicará sus funciones y se apegará a su uso oficial; así lo vivió Morelos en Belgrado y lo podemos observar en muchos otros países.
III. Una palabra que utiliza constantemente Morelos cuando se refiere a su trabajo es estrategia. Sin duda tiene mucho que ver la influencia del juego. Pero también la manera en que él ha generado sus procesos de trabajo. Apegado a fases de investigación, exploración, observación y a su memoria individual y familiar, Morelos provoca estrategias de trabajo que han sucedido y madurado luego de pasar por varios proyectos que le aportaron, muchas veces desde el fracaso, grandes aprendizajes. Conocedor del trabajo del cuerpo, de forma temprana realizó una serie de acciones que apelaban a su relación con el insomnio (Lunático, 2008). Luego sucedieron vínculos importantes con cierta literatura (recuerdo mucho a Cioran, por ejemplo). Después sus anotaciones escultóricas, sus ensamblajes y las aproximaciones a la imagen en movimiento. Jugando con la memoria, me atrevería a decir que en varios proyectos y específicamente en Notaciones Espaciales, Morelos es uno de los pocos artistas de su generación que ha estudiado con cuidado al arte contemporáneo de México. Dicha relación es importante y mucho más compleja que cuando se excluyen estos vínculos. Al inicio de esta nota hablé de una pieza que sin duda y por su estrategia de construcción recuerda algunas obras de Francis Alÿs, como aquella serie titulada Ensayos, realizada a finales de los años noventa. Alÿs es un artista que Morelos ha estudiado y cuya obra conoce más allá de los referentes obligatorios para una charla de sobremesa. Pensado en las “reglas” que Alÿs diseñó para esas piezas, Morelos ha diseñado estrategias que parten de una observación rigurosa de ciertos códigos y lenguajes, como las del baloncesto, pero también de los que observó siempre en sus paisanos, entre los músicos mixtecos o los artesanos que trabajan con barro o palma. Cierto tipo de saber, de un saber local histórico, es citado por Morelos con admiración y respeto a distintos procesos. Respeto que muchas veces es mencionado cuando habla de los materiales, su historia y sus usos. Por ejemplo, cuando habla de los capisayos (abrigos de palma que los pueblos originarios usaron para protegerse de las lluvias), apenas comienza el relato ya nos estamos moviendo entre lugares, tiempos y maneras de estar en el mundo de culturas que Morelos conoce muy bien.
Pienso que Morelos León Celis es uno de los artistas de su generación cuyos enunciados han madurado desde reflexiones políticas serias y profundas, acompañado de referentes y artistas cuya producción ha sido y es altamente crítica de su tiempo.
IV. ¿Qué son y cómo operan estas notaciones, en tanto sistema de signos, en la serie de piezas reunidas en esta exposición? Primero habría que decir que estas notaciones operan a partir de cierto sistema de objetos cuyo eje es el espacio de juego, pero también el espacio geográfico y cultural de la mixteca. Sumaría ciertos procesos constructivos artesanales y un permanente acompañamiento sonoro, notas que se expanden en el espacio público y que se llevan disciplinadamente en la memoria. Por otro lado, hay que señalar que estas notaciones se ponen en marcha desde la consideración política e histórica del presente, a partir de ciertos acontecimientos y objetos que marcan el curso de una experiencia de vida que Morelos entiende como una vida individual pero también familiar y comunitaria. Las notaciones se inscriben sobre un espacio que, por definición, es un espacio común: la cancha de baloncesto. Ahí los tiempos y espacios se multiplican en su heterogeneidad, desde ahí Morelos abre y multiplica sus medios, soportes, lenguajes y materiales para operar como artista, como un articulador de signos.
V. Antes me refería al humor en la obra de Morelos León Celis. Se trata de una herramienta muy potente que, para usarla, implica saber de su potencial político y siempre apela a un interlocutor astuto. Luego de la casi extinción del humor en el arte contemporáneo mexicano, Morelos lo esgrime con tino y elegancia. Los objetos en la obra de Morelos pertenecen a un sistema referencial específico, viven una especie de dislocación y extrañeza gracias a un cambio de materiales, escala o lugar. Hablando de algunas piezas de esta exposición, específicamente de Globe Trotter (2019), recordamos a otro artista cuya obra es bien conocida por Morelos: el brasileño Cildo Meireles y, en particular, una pieza que éste hizo para su hijo y que es al mismo tiempo de una sencillez y complejidad terribles. Se trata de esferas de diversos tamaños, expandidas y colocadas bajo una malla metálica. Acá Morelos juega de manera crítica e irónica con los modos en que, desde la ciudad de México, mucha gente se refiere a los mixes quienes migran a la ciudad y piden dinero por las calles para sobrevivir (también conocidos como pedigüeños). A la sonrisa que provoca esta mano de barro negro extendida desde un muro de Casa Mosca, vendrá un congelamiento, una risa nerviosa o simple y sencillamente una necesidad de posicionamiento al respecto del comentario que ahí se ha desplegado e intenta incomodar, y no simplemente afirmar cierta idea. Ahora recuerdo algunas piezas de carne realizadas por Morelos y su vínculo con el artista Artur Barrio, nuevamente Brasil.
VI. Que una obra de arte no haga denuncias políticas no quiere decir que no sea política. Quizá es algo que nuestros críticos, curadores y profesionales de la estética podrían reconsiderar para replantear su idea de arte político. Pienso que Morelos León Celis es uno de los artistas de su generación cuyos enunciados han madurado desde reflexiones políticas serias y profundas, acompañado de referentes y artistas cuya producción ha sido y es altamente crítica de su tiempo. Ya mencioné a Francis Alÿs, a Cildo Meireles y a Barrio, me quedaré con ellos tres, pues han sido buenos compañeros de viaje en la producción de Morelos. Cerraré estas notas refiriéndome a una pieza que fue realizada para estas Notaciones Espaciales, se titula La Colmena (2019), otra colaboración que Morelos realizó con el maestro Sergio Cano, músico mixe. Todos sabemos que las abejas tienen una vida social compleja y que se han escrito abundantes reflexiones al respecto. Para esta pieza, Morelos se centró en los rituales de éstas para entrar o salir del panal. Interesado por la complejidad constructiva y por la vida de las abejas, Morelos hace un giro sobre esos rituales, enfoca momentos, anota tiempos, sigue sus estrategias. Luego vendrán las notaciones con Sergio, la escritura y las partituras, luego la interpretación. No la defensa de una consigna sino la posibilidad de una obra abierta es a lo que apuesta el trabajo de Morelos, y desde esa apertura, a pensar en una escucha que pueda comprometerse con los sonidos, sus tiempos y extrañeza, habitar ese tiempo, ese espacio; no solamente la ideología y su cacofonía.
Notaciones Espaciales estará abierta hasta el día 20 de febrero del 2020, ese día se ejecutará el performance sonoro La Colmena.
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