miércoles, 5 de julio de 2017

La grandeza de lo simple

Hirokazu Koreeda (Tokio, 1962) es un atento observador de la familia. Su mirada es precisa para mostrar los dramas familiares sin un propósito chantajista o aleccionador. Tras la tormenta (2016), que recién se estrenó en salas mexicanas, es una prueba de ello. El filme cuenta la historia de un escritor en desgracia que ha perdido la confianza de los suyos debido a sus problemas con las apuestas.

 

La simplicidad y ligereza del cine de Koreeda es una característica que se aprecia en cierto cine contemporáneo, donde los ímpetus radicales han desgastado. Creadores como Hong Sang-soo y João Pedro Rodriguez, que representan un pico difícil de superar en el cine actual, comparten esa sencillez y liviandad de espíritu. La mirada de estos tres creadores no es desgarradora, surge del tratamiento del drama con pinceladas de comicidad, equipara las fuerzas de la naturaleza con los sentimientos humanos y sus búsquedas formales están ancladas a la tradición fílmica de sus países.

 

La amenaza de un tifón es el punto de partida de Tras la tormenta. La película inicia con el diálogo entre dos mujeres. La madre, que realiza labores domésticas, habla de su vida después de la muerte de su esposo: “me siento liberada”. La hija escucha con incredulidad: “parece que estás peleando con él”; “para nada”, contesta ella. El montaje intercala entre la conversación la imagen de un guisado cocinándose. Así, con destreza y sencillez, Koreeda reflexiona sobre el complicado lazo familiar. Mientras tanto Ryota, el otro hijo de la mujer, regresa a su ciudad de origen. No tiene dinero y la mala relación con su ex esposa le impide ver a su hijo.

 

La historia se desarrolla en el ámbito doméstico. “Hay cosas de la tradición japonesa en la película: la casa, el valor que tiene el tatami. Hay toda una tradición con respecto a eso que tiene que ver con la historia del drama japonés. En particular me refiero a las películas de Mikio Naruse y Shinichi Kamoshita, de quienes vi muchos dramas familiares realizados para la televisión cuando era niño”, declaró hace poco Koreeda a la revista estadounidense Slant.

 

El director también medita en la crisis masculina actual. Aunque Ryota ya publicó un libro, su carrera y vida personal están estancadas. Vive en un cuarto minúsculo con todas su pertenencias revueltas. No tiene dinero y el poco que gana como detective privado lo gasta en apuestas, motivo por el que se separó de la madre de su hijo. El empobrecimiento que produce la economía es una sombra que se cierne en la película. Una noche se resguarda de un tifón en la casa de su madre, junto con su hijo y su ex esposa, y ahí comienza su recuperación.

 

Como lo hizo en De tal padre, tal hijo (2013) y Nuestra hermana pequeña (2015), Koreeda entrega una película que reafirma su maestría en dramas familiares. El japonés, que trabaja a gran velocidad, está por adentrarse a nuevos terrenos: este año estrenará el thriller The Third Murder y también ha expresado su deseo de dirigir a la actriz francesa Isabelle Huppert en un filme futuro.  

 

 



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