A Marina Abramović se le atribuyen distintas innovaciones dentro de las artes performativas como incluir la participación del público y confrontar los límites del cuerpo. Ahora, en su más reciente incursión artística, ha logrado trascender nuevamente las barreras físicas para crear en colaboración con la marca de postres Kreëmart una versión comestible de sí misma en forma de macarrón. Los bocadillos están inspirados en su pasado, experiencias y memorias.
El proyecto, presentado en el marco de la Frieze Week en Londres la semana pasada, es una nueva forma de experimentar el trabajo de la artista serbia. Para lograrlo se invitó al público presente a degustar los bocadillos de origen francés mientras una narración de Abramović se reproducía contando el proceso de traducir sus memorias a un lenguaje de sabores inspirados en sus orígenes familiares.
Los macarrones fueron distribuidos en 250 cajas triangulares con un contenido de tres piezas en color azul decoradas con un estampado del escudo de armas de la familia Abramović que data del siglo XVII. El proyecto coincide con los intereses de la abuela del performance al vincular lo efímero de su arte con la acción de alimentarse: Ambas son experiencias momentáneas que desaparecen, dejando recuerdos y sensaciones.
Los macarrones con sabor a Marina Abramović llegarán próximamente a distintas ciudades del mundo: Milán, Nueva York, Miami, Los Ángeles y Tokio. La degustación más cercana se llevará a cabo en el Foro Internacional de Arte Contemporáneo de París, que se realizará del 18 al 22 de octubre.
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