Formado en filosofía y literatura, Luis Felipe Ortega (Ciudad de México, 1966) representó al país en la 56 Bienal de Venecia con una pieza realizada en colaboración con Tania Candiani, Possessing Nature (2015). Su trayectoria, que supera ya el cuarto de siglo, puede revisarse en el volumen Before the Horizon (Turner), publicado el año pasado. Ha expuesto su obra individual y colectivamente en diversos museos y galerías de México y el extranjero. Hace unos meses expuso A propósito del borde de las cosas, en el Museo Experimental El Eco de la Ciudad de México.
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Salir a caminar con Mariana y nuestro hijo.
¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?
Posibilidad.
¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?
Metafísicas Caníbales. Líneas de antropología postestructural (2010), de Eduardo Viveiros de Castro.
¿Y película?
¡Madre! (2017), de Darren Aronofsky.
¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?
La literatura y la música.
¿Qué música lo conmueve?
Mark Hollis, cada cierto tiempo me acompaña en mis rutinas.
¿Qué le indigna?
Que los gobiernos (local y federal) hayan mentido tan cínicamente a los familiares de las víctimas del terremoto del 19 de septiembre pasado.
¿Qué lo alegra?
Ver a mi hijo jugando y tocando sus pianos de juguete.
¿Por cuál ciudad siente debilidad?
Por São Paulo.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
El momento de la comida con mis asistentes.
¿Cómo descubrió su vocación?
Un día que estaba en la Rothko Chapel con dos amigos.
¿Se identifica con algún personaje de la ficción?
Algunos días me identifico mucho con Vladimir y otros con Estragón, la diferencia parece absurda pero es sustancial.
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