Por ahí, una exposición que surge de una investigación; por allá, una exposición que pone el dedo en la llaga; en otro lado, una exposición genérica de algún artista famoso; y acullá la exposición de un curador; y también podemos ver Brotan claveles las solapas, de Vivian Suter, en el Museo Experimental el Eco.
Son más las exposiciones que plantean respuestas y menos las que proponen preguntas, sin embargo los lienzos de Suter en el museo de Goeritz abonan, más bien, a la cavilación. Es un arte contra la comunicación, justamente en días de la hipercomunicatividad. Brotan claveles… no se inserta en el flujo público de lo político, quizá porque desde 1982 Suter vive y pinta a orillas del lago Atitlán, en Guatemala. Es curioso: en una capilla del silencio como El Eco, los pinturas de Suter introducen ruidos. No hablamos de pensamiento mágico, sino de un fenómeno neurofisiológico explorado tanto por Kandinsky como por Feldman a partir de Rothko, y tantos más: la sonoridad de la pintura. En Brotan claveles… el trópico (la carne) se apropia del recinto moderno (la inteligencia).
Vivian Suter pinta lo mismo dentro que fuera de su casa, ubicada en una antigua platanción de café, a la sombra de los aguacatales y mangos. Los lienzos pueden colgar de los árboles o estar sujetos a un bastidor bajo techo. Sus pinturas siempre están expuestas a la intervención de la intemperie, del clima, o –si es que uno cree en tal cosa– de la naturaleza.
“Sus perros la adelantan. Vivian tiene una tela sin imprimir extendida en un bastidor. El piso del estudio está repleto de decenas de botes con pintura y hojarasca. Hace calor. Bonzo, su perro, se echa en el piso y la observa pintar. Vivian trabaja siempre en silencio, o mejor, nunca la acompaña otra música que la de las hojas de los árboles que el viento mece. La cadencia de su cuerpo es inefable y sus obras transmiten el sosiego con el que labora”, escribió Mauricio Marcín a manera de texto de sala.
Vida y obra de Vivian Suter, hoy, desde la Ciudad de México se antojan anacrónicos o susurran utopía: la vida en silencio, la vida sin concreto. El arte como forma de vida no laboral.
Brotan claveles las solapas se podrá ver hasta el 29 de noviembre.
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