El trabajo de María José Ribot Lanzano se ubica en un punto intermedio entre la danza, las artes visuales y el performance. Como se aprecia en el trabajo realizado con Bocanada Danza (1986-1989), que fundó junto a Blanca Calvo, desde el inicio de su práctica se despegó de las convenciones de esa disciplina. La coreografía ¡Socorro! ¡Gloria! (1991) marcó la ruta que seguirán proyectos posteriores, hasta llegar a la serie Piezas distinguidas, que inició en 1993. En 2003 presentó Panoramix, en la Tate londinense, donde se revisó una década de esas piezas. En su trayectoria destacan también 40 espontáneos (2004) y Gustavia (2008).
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Necesito tiempo libre sólo para estar con mis hijos, mis amigos o sola. Lo demás lo considero totalmente libre o destinado al trabajo, y me gusta que sea así. No viajo ni paseo sin rumbo fijo, prefiero quedarme en casa haciendo mis cosas.
¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?
Aproximadamente, para no ser exacta, y últimamente, para señalar lo pasajero.
¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?
La serpiente cósmica (1995), de Jeremy Narby.
¿Y película?
Lo que el viento se llevó (1939), de Victor Fleming.
¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?
El cine y la música.
¿Qué música le conmueve?
La música negra.
¿Qué le indigna?
La corrupción política, el egoísmo y la guerra.
¿Qué la alegra?
El arte y el mar.
¿Por cuál ciudad siente debilidad?
Por Londres y Madrid, pero en general por ciudades enormes: el DF, Tokio, São Paulo, Buenos Aires o París.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
El mediodía, la hora del aperitivo para charlar, y la caída de la noche, para trabajar en casa.
¿Cómo descubrió su vocación?
Nací con ella.
¿Se identifica con algún personaje de la ficción?
No.
Publicado en La Tempestad 101 (marzo-abril de 2015)
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