miércoles, 14 de febrero de 2018

Lo nuevo de Sergio de la Pava

El próximo mes de mayo una nueva novela de Sergio de la Pava (Nueva York, 1970) aparecerá en el mercado anglosajón. El novelista publicó Una singularidad desnuda, su primera novela, hace una década, en edición de autor. El impacto que tuvo su prosa intrincada y al mismo tiempo dinámica (en la estela de autores cerebrales como William Gaddis) en la crítica fue inmediato, cosa que se reflejó en la publicación posterior de su obra por la Chicago University Press. La traducción de su primera novela a nuestra lengua, a cargo de la española Pálido Fuego, llegaría en 2014. Su segunda novela, Persona, apareció en 2011 para traducirse al castellano, por Penguin Random House, en 2015.

El episodio fue relatado con un tono pugilístico (y no es casual, De la Pava es un seguidor atento de la “dulce ciencia”) a propósito de una visita a su estudio, por Rodrigo Márquez Tizano: “Este relato parece obra de la imaginación de Don King: un underdog de Jersey, hijo de inmigrantes colombianos y abogado de oficio, por las noches se dedica a apalear un procesador de textos. Estampa su firma en una primera novela de más de 700 páginas que desfila, durante casi dos años, por cientos de editoriales sin que ninguna muestre arrojo suficiente para ponerle encima un dólar. Justo antes del último asalto, entre sales y planchas de metal, su manager lo convence sobre las bondades que ofrece la autopublicación. Eso o la toalla. Pasa el tiempo. Luego un blog lanzó una reseñita positiva y la bola de nieve comienza a girar…” (la visita de estudio puede leerse en la edición 96 de nuestra versión impresa, aparecida en mayo de 2014).

Desde entonces, De la Pava intentaba terminar su tercera novela, Lost Empress (o Empresa perdida), que aparecerá el próximo 8 de mayo a través de Deckle Edge –la obra narra el improbable ascenso de un equipo de futbol americano a las grandes ligas, en paralelo a un relato de crimen. Ya se asoman las obsesiones de De la Pava de nuevo: la gracia casi espiritual del deporte de alto rendimiento, así como la mística del “perdedor”. No solamente, también se confirma su fidelidad al género novelístico. Como explicó el autor durante aquella visita de estudio: “Cuando escribo el único género que me interesa es la novela. Pienso que ahí cabe todo. Lo interesante es buscar la manera para que no choque ni se vuelva farragoso”.



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