“Conozco tanto la escena del arte de la Ciudad de México como la de Bruselas; este conocimiento me permitió desarrollar la plataforma Aguas, que se enfoca en la producción de los artistas jóvenes. La intención es crear un puente cultural y artístico entre diferentes escenas del arte contemporáneo”, comenta Rodrigue Mouchez, artista visual y curador franco-mexicano, que fundó dicho plataforma el año pasado. Como viene ocurriendo en México, la iniciativa (que comparte intereses con otros esfuerzos independientes) presenta sus propuestas sin la mediación de museos o galerías. “Los proyectos iniciados por artistas estás más enfocados en las necesidades de los creadores, en el sentido de las obras y no tanto en el valor comercial de éstas. No estoy en contra del mercado del arte. Esta idea es un complemento”, señala Mouchez.
Estos días Aguas presenta Agua del día, su primera exposición, en Quinto piso, espacio que se encuentra arriba de un estacionamiento en la calle de Venustiano Carranza, en el Centro de la Ciudad de México. El curador explica el abordaje de la muestra: “La idea es poner en relación a diferentes artistas cuyas prácticas están abiertas a la transformación de la materia, al paso del tiempo”. Aguas del día, que con su título evoca la caducidad y transformación de las cosas, presenta una serie de obras de artistas que trabajan en Bruselas y la Ciudad de México.
“Cuando Rodrigue me invitó a participar en Agua del día, yo le respondí: Sí. Él me contó de su interés por los gestos, que tienen que ver más con lo efímero, también me habló de su percepción del espacio de exposición como una escena. Me habló del agua y de la fluidez y de cómo en Bruselas los ríos también fueron entubados”, dice Javier Peñaloza M. en un texto que escribió a propósito de la muestra. Peñaloza M., autor de Los que regresan (2015), ha reflexionado sobre el pasado acuático de la capital mexicana en varios proyectos.
Para la construcción escenográfica de la muestra, Mouchez se apoyó en la diseñadora francesa Clémence Seiller, que creó muros de plástico que acentúan los pliegues que invitan a descubrir las piezas y caminar por el espacio. “Las piezas son eventos, cambian. Éstas aluden a la idea de que las obras nunca están acabadas, esta poética encarna la imposibilidad de su venta”, comenta el curador. Siguiente la idea de fluidez, la francesa Julie Escoffier realizó una serie de piezas que funcionan como ofrendas en un altar. La creadora, que desde hace varios años reside en Chiapas, se basó en la energía del Quinto piso, donde percibió una presencia no material.
Los artistas mexicanos Francisco Muñoz, Fernando Palma Rodríguez y Ling Sepúlveda y el francés Martin Belou, así como los belgas Aline Bouvy, Charlotte Vander Borght, Ben Van den Berghe y los integrantes del colectivo After Howl participan, también, en la muestra, que fue proyectada para visitarse durante diez días. Mañana será el cierre de la misma.
Las intención de la plataforma curatorial Aguas, proyecto que contó con el apoyo de diversas instituciones de Bélgica, es concretar en el corto plazo nuevas exposiciones que permitan la integración entre creadores latinoamericanos y europeos.
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