Entre los mitos alimentados por y en torno a César Aira se encuentra uno popular: ya ha superado los cien libros. Un rigor bibliográfico y matemático, que implica revisar reediciones o nuevas versiones, nos obliga a reconocer que sólo ha publicado noventa y siete. O, como precisa el autor de esta lista, Antonio Jiménez Morato, noventa y ocho, si contamos una selección de ensayos brasileña (que no se publicó en castellano). Lo cierto es que, cerca del centenar de títulos, conviene dar un vistazo a una selección de libros que nos permita adentrarnos a su obra. Acá, Jiménez Morato, enlista diez.
Ema, la cautiva (1981)
Paradojas de la circulación de textos: aunque no fue su primera novela publicada sí fue la primera que se distribuyó en librerías por lo que es, en la práctica, su primer libro. En ella inicia la relectura de los mitos argentinos (históricos y literarios) y comienza a ofrecer las marcas de su personalísima mirada.
Cómo me hice monja (1993)
Una de las boutades más conocidas de su trayectoria: la novela no cuenta como personaje alguno se hace monja, sino que está contada por un narrador llamado César que es indistintamente un niño o una niña a lo largo de la trama. Maravillosa.
Taxol: precedido de “Duchamp en México” y “La broma” (1997)
Como indica el título del libro es la historia «mexicana» de Aira, donde cuenta cómo va comprando libros dedicados a Duchamp que encuentra en las librerías de saldo chilangas. Cada vez tienen un precio menor, lo que le proporciona más ahorro cuánto más gasta. La plasmación más acabada de uno de sus tópicos: los rendimientos decrecientes.
El congreso de literatura (1997)
Si César Aira gana el Nobel de literatura en 2020 se cumplirá la predicción que Carlos Fuentes hiciera en «La silla del águila». En realidad le devolvía el homenaje a Aira que en esta novela imaginó a un escritor-científico archimalvado decidido a someter al mundo valiéndose de un ejército de clones del escritor mexicano.
La trompeta de mimbre (1998)
Se trata del único libro de cuentos que, como tal, ha publicado Aira. En realidad las recopilaciones de cuentos de publicación más reciente son colectáneas de textos dispersos que, en muchos casos, se publicaron como novelas. Mínimas pero novelas. Además incluye el texto más político de Aira, protagonizado por Evita y una muñeca que construyen para que la suplante.
Diccionario de autores latinoamericanos (2001)
Mítico, canónico, indispensable, casi inabarcable. Aira dedicó un año a escribir una obra de referencia que, con el paso del tiempo, se ha transformado en una pieza literaria. Es, además, el ejemplo de que el mecenazgo inteligente, como el que realizó Ada Korn al mantener al autor mientras lo escribía, da los mejores frutos.
Las tres fechas (2001)
Poética y manual de escritura al mismo tiempo, el que acaso sea el ensayo más acabado de Aira es una máquina no ya de diseccionar la ficción (esos escritores de segunda fila que le sirven de excusa) sino de crearla. Una instalación donde las barreras de los géneros se convierten en palancas para mover el universo.
El mago (2002)
En esta novela se encierra el misterio de la escritura de Aira. Donde todos son prestidigitadores, ilusionistas capaces de engañar al espectador él debe hacerse pasar por uno de ellos para ocultar que hace verdadera magia. Eso es la narrativa, en concreto la de Aira, que puede parecer similar a la de los demás pero en ella late, siempre, el núcleo poético de la que mana. Por esos sus novelas son breves, porque son como poemarios.
Cómo me reí (2005)
Redonda, autobiográfica, paradójica. A Aira le molesta que tantos lectores le vengan contando lo graciosa que le parece cada nueva novela suya. Él no es un humorista, y por eso comparte con nosotros sus inicios literarios en Pringles y el porqué de la comicidad involuntaria de sus novelitas.
Continuación de ideas dispersas (2014)
En diálogo con Barthes, porque Aira se dedica a dialogar con la tradición siempre que escribe y no de modo figurado, cuando le invitaron a publicar un libro en la prestigiosa colección de la Diego Portales dedicada a la crítica literaria se descolgó con su «César Aira por César Aira» que, como el libro de Barthes, sigue un orden alfabético y va repasando en píldoras de engañosa brevedad temas eternos como lo humano y lo divino.
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