Uno de los grandes escritores y traductores contemporáneos del idioma, Cohen nació en Buenos Aires en 1951. Vivió dos décadas en Barcelona (1975-1996), durante la dictadura cívico-militar que asoló Argentina. Ensayista y narrador, codirector de la revista Otra Parte, a partir de 2001, con los cuentos de Los acuáticos, comenzó a publicar relatos situados en el Delta Panorámico, el territorio a la vez futurista y melancólico de ficciones como En casa de Ottro (2009), Algo más (2015), o Balada (2011), que fue editada en México por Solidaridad Press. Ha dado a imprenta, además, volúmenes de ensayos como Música prosaica (2014).
¿Qué le gusta hacer en su tiempo libre?
Leer en un café y distraerme mirando por la ventana.
¿Qué palabra utiliza con más frecuencia?
Salud. Entre signos de exclamación; como saludo.
¿Cuál fue el último libro que le resultó admirable?
El club del crimen, una antología de los poemas del norteamericano Weldon Kees (1914-1955), publicada por la editorial mexicana Vaso Roto.
¿Y película?
El vecino (2015), del rumano Radu Muntean.
¿Qué disciplinas artísticas le interesan además de la suya?
Música, cine, restauración de muebles y objetos.
¿Qué música la conmueve?
Depende de la estación del año y de la permeabilidad del alma. ¿Qué decir? La Séptima de Beethoven, los conciertos para piano de Ravel, David Byrne, los últimos discos de John Lewis, Paolo Conte, el ferolés Teitur.
¿Qué le indigna?
La ruina profesional, verbal y moral del periodismo en papel. La falta de escrúpulos de la mayoría de la prensa digital. La alegría por tener seguidores en Facebook. Que se interrumpa una conversación para contestar un mensaje de texto. Más que indignarme, me irrita.
¿Qué lo alegra?
Charlas con los seres queridos; mejor si es cenando. Tener un lindo libro para traducir. Que alguna historia que se me ocurre resista más de dos días.
¿Por cuál ciudad siente debilidad?
Villa La Angostura, una ciudad chica del sur argentino.
Mencione un momento del día que disfrute particularmente.
El desayuno.
¿Cómo descubrió su vocación?
A eso de los dieciocho años, cuando ya había escrito poemas y cuentos típicos, a fuerza de leer de todo y elucubrar con amigos empecé a darme cuenta de que la literatura era mucho más interesante que yo.
¿Se identifica con algún personaje de la ficción?
Hablemos más bien de ganas de ser como, por ejemplo, Valentin Brû, el protagonista de Le Dimanche de la vie de Raymond Queneau. Pura ilusión, claro.
Publicado en La Tempestad 121 (abril de 2017)
from La Tempestad http://ift.tt/2fEYbXr
via IFTTT Fuente: Revista La Tempestad
No hay comentarios:
Publicar un comentario