lunes, 2 de octubre de 2017

Un nuevo poemario

La editorial Matadero parece darle atención especial a autores jóvenes, como se ve en la colección de ensayos Falso estudio, de Isaac Magaña Gcantón, en las reediciones de Nunca cambies: poemas 2000-2010, de Inti García Santamaría, y el Anti Humboldt, de Hugo García Manríquez, o en >< >< (9-14), de Ricardo Cázares (coeditada con Aldus). Tal vez por eso destaque, en su catálogo, la aparición de poetas consolidados, ya sean de otras latitudes, como Jerome Rothenberg (este año se tradujo Testigo & Milagros en versión de Javier Taboada), o de nuestra lengua, como el chiapaneco Óscar Oliva.

           

De Oliva (Tuxtla Gutiérrez, 1937) Aldus ya había publicado su poesía reunida en los dos volúmenes de Iniciamiento (2015) que también incluyeron ensayos. Ahora Matadero, de nuevo en coedición con Aldus, publica un nuevo poemario, Lascas. Las lascas, como explica Alfredo López Austin en un comentario que acompaña al volumen (“Chispas lejanas”), son las rebabas o esquirlas que se desprenden de las rocas al golpearse entre sí. El título evoca la práctica prehistórica de crear herramientas con cantos, como apunta López Austin: “vieron los retatas, de reojo, que yacían diseminados por el suelo los restos de su obra. Allí estaban las lascas, sobrepasando su plan, superando su meta, silenciosas, perfectas, verdaderas navajas que, además de cortantes, eran bellas”. El título no podría ser más apropiado para una colección de poemas y prosas que, en conjunto, parecen haber superado el programa creativo del poeta chiapaneco. Aunque aquí también se aprecia una especie de crónica poética de Chiapas –el lenguaje es exuberante y los platanales y las cigarras son imágenes predilectas– el libro, con veinticuatro apartados, se caracteriza por la fragmentación.

 

Así, por un lado está el regodeo en la imagen de los tiempos remotos (históricos, personales pero también biológicos, como se lee en “Lo que comienza”), pero también la predilección por los enlistados que recuerdan las taxonomías delirantes de los exploradores decimonónicos. Como este, de aves: “Torcecuellos, golondrinas, garzas, cigüeñas blancas, garcetas, ánades reales en el río sin fundamento. Cornejas, faisanes, cárabos, pavorreales, cisnes trompeteros, la abubilla con la corona de la Realidad… El charrán en forma de Z. La garcilla bueyera. Un zanate con un fruto rojo atravesado por su pico; garcetas apoyadas sobre agujas que enhebran una esfera…”. El cruce del interés por los tiempos geológicos y los ridículos esfuerzos humanos por nombrar lo que nos rodea necesariamente debe pasar por el filtro de la sátira (el apartado trece, no debe sorprendernos, tiene a Juvenal, pero también al Bosco, como referentes).

 

Lascas, Óscar Oliva, Matadero-Aldus, México, 2017



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